Del amor y otros políticos…
Editorial
En momentos en que los costarricenses no damos un centavo por la política nacional y sus figuras, las agrupaciones partidistas parecen no estar interesadas en revertir tal efecto.
A tres meses del día clave, 4 de febrero 2018, los partidos hacen lo propio por seducir al electorado y lograr quedarse al poder, pero la verdad esos esfuerzos parecen no estar sumando significativamente a la intención de voto.
Pero ¿están los líderes y lideresas de las agrupaciones políticas haciendo una lectura real, sesuda y responsable de lo que quieren los costarricenses?
No parece que estén tomándose el tiempo para tales asuntos, por el contrario, enfilan toda la maquinaria para ganar, cueste lo que cueste y en una manera muy conformista hay quienes ven en las últimas encuestas el porcentaje de la victoria aún y cuando son unos pocos los que se atreven a dar su opinión a estas alturas.
Para muestra un botón, DIARIO EXTRA publicó hace un par de días que de los 18 partidos inscritos a nivel nacional y de los cuales al menos 15 ya presentaron sus candidatos, solo uno tiene programa de gobierno.
Si bien es cierto una mayoría de ciudadanos no se toma la molestia que leerlos, menos aún analizarlos para tomar decisiones a partir de estos, lo que sí es real, es que a tres meses de las votaciones no tener hoja de ruta deja mucho que desear.
Respuestas como “en algunos días será oficial, lo que tenemos es un borrador, se hará público en un acto del partido y a partir de noviembre ya estará en las web”, ponen en evidencia que los candidatos no están interesados en dar a conocer sus propuestas, más bien parece que caminan confiados en su imagen para ganarse los votos.
Pero cuidado, los votantes estamos deseosos de ver propuestas serias a los problemas que aquejan al país, no queremos escuchar discursos baratos y anuncios vacíos.
Que empiece la campaña de verdad, inteligente, digna, de alto nivel. No el pleito de barrio, el chisme, el rumor. Los votantes esperamos una contienda de ideas y soluciones.
Hasta que da pena ver los candidatos agarrados del moño en los debates que hasta ahora se han organizado en medios de comunicación y en espacios como cámaras empresariales.
Venir a insultarse solo acrecienta el morbo, la burla, pero no alimenta el espíritu patriótico, democrático.
Esos shows son ricos, nadie lo niega, pero que cansado es ver a los candidatos sacándose los trapos sucios, esas formas indecentes de ganar puntos, ya pasaron de moda.
Por algo en Costa Rica hay un alto porcentaje de abstencionismo, los votantes estamos hartos de los políticos, de ese juego endemoniado que se gesta de cara a cada proceso electoral.
Hemos visto a tanto “asesino a sueldo” disparar con intenciones meramente electorales, que ya eso no impacta, no conduce, ni induce.
Pero a sabiendas de eso, los partidos no se detienen en su mala forma a de captar votos, tanto que hasta los compran, según investiga el TSE.
El próximo proceso electoral será histórico, hay un antes y un después de la promesa del cambio, no solo porque mucha gente asegura que no se siente identificada con las actuales opciones sino por el desánimo con la gestión actual.
Ni qué decir del golpe contra el cemento que se está llevando este país, que por años ha trabajado en engrandecer la cultura del tráfico de influencias, de los favores, las patas. Eso nos tiene manos arriba.
Por favor se los pedimos de todo corazón, sean candidatos inteligentes, receptivos, proactivos, busquen la forma de hacer que los ciudadanos tomemos respeto por ustedes, no solo por la posición que hoy ocupan sino por sus actos.
Sean líderes, no contribuyan al grupo de los políticos que disfrutan de los votantes ignorantes, que gozan el abstencionismo, que se vanaglorian con el voto de unos pocos que apenas les alcanza. Sean el candidato de la mayoría, el representante del pueblo, no de algunos grupos de interés.
Sean íntegros, honestos, dignos y nos es la lista al Niñito, es lo que nos merecemos los costarricenses.
Ser el presidente en el 2018 traerá consigo las mayores exigencias que ningún candidato pueda imaginarse, luego de un periodo de 8 años de puros desaciertos.
Los niveles de tolerancia han sido rebasados, no le jalen el rabo al ternero con propuestas vacías, decadentes e indecentes.
