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Opinión

La inevitable ascensión de Juanito Mora

La columna de Jaime Ordóñez

Para el alma de los países es importante tener héroes. Les otorga sentido de identidad. Argentina tiene a San Martín y Uruguay tiene a Artigas. Venezuela, Ecuador y varios otros países andinos tienen a Bolívar, y Chile tiene a O´Higgins. Estados Unidos tiene a Washington y, sobre todo, a Lincoln. Cuba tiene a José Martí, su "apóstol" de la independencia y poeta nacional.

El héroe de Nicaragua no es un guerrero, es un poeta: Rubén Darío. El de México es Benito Juárez. Los héroes no solo definen el alma de un país, sino además construyen su narrativa y su historia.

Costa Rica hasta hace poco carecía de un héroe pleno, rotundo y definitivo. Por ello nuestro país tiene que agradecerle a don Armando Vargas Araya el excepcional trabajo que ha realizado en la última década y media para recuperar la figura de Juanito Mora, nuestro gran expresidente que definió el carácter nacional con la famosa campaña de 1856 y la derrota que infligió, en coordinación con las otras fuerzas centroamericanas, al ejército de William Walker en América Central. Su esfuerzo con la "Academia Morista" ha permitido realizar un profuso y sistemático esfuerzo por escribir y reescribir la historia y poner en su justo lugar a Juan Rafael Mora Porras y su coyuntura. Y nos ha permitido tener nuestro héroe.

El propio don Armando ha escrito varios de esos libros. Por ejemplo, "El lado oscuro del presidente Mora" es un libro apasionante que leí hace más de un lustro y tiene la virtud de mostrar los rasgos humanos de don Juanito en el contexto de un período turbulento de nuestra historia marcada por el militarismo, las guerras intestinas por el poder y otros desatinos de la época.

Un período -hay que reconocerlo- bastante burdo en muchas cosas, en el cual hay villanos, intrigas de pequeños grupos de codicia y poco civilismo. Y el espíritu de una nación apenas en formación, el cual que ya había empezado con Braulio Carrillo y siguió después con Castro Madriz. Carrillo fue el diseñador de la primera Costa Rica con la Ley de Bases y Garantías, es cierto. Pero sin duda son los diez años de gobierno de Juan Rafael Mora (1849-1859) los que curten el alma nacional.

El pasado 30 de setiembre, se registró un triste aniversario más (porque no se debería usar jamás la palabra "celebrar" o "conmemorar", como vi en algunas absurdas y estúpidas notas periodísticas) del infame asesinato en Puntarenas en 1860 de don Juanito Mora y del General José María Cañas (bisabuelo de don Beto Cañas). Una de las páginas más lamentables de nuestra historia nacional.

Valga la pena recordar todo lo anterior pues -en momentos oscuros como los que vive Costa Rica, con tanta corrupción y opacidad que daña nuestras instituciones- es justamente el espíritu valiente de patriotas como los de Juanito Mora o el General José María Cañas el que debería dar agallas a nuestra ciudadanía para que esta hermosa idea que fue Costa Rica durante los últimos 180 años no se nos deshaga entre las manos. Ojalá así sea.


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Viernes 13 Octubre, 2017

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