Multiplicación de las motos en CR
Eduardo Montecinos*
“Existe una unión directa con la motocicleta, pues se ajusta tanto a nuestra percepción, a los movimientos y posturas del que la maneja, que responde casi como si formaran parte de nuestro cuerpo. Moto y motociclista se convierten en una entidad única e indivisible; es como montar a caballo. Un coche nunca acaba formando parte de uno del mismo modo” (Oliver Sacks).
Si algún vehículo me ha gustado y llamado la atención de sobremanera son las motos.
Bellas, hermosas, rápidas y elegantes. Incluso el nombre de las marcas son atractivas: Ducati, Gillera, Vespa, Lambretta, Harley Davidnson, B.M.W., Triumph, Honda.
La única moto que he tenido fue una moto Checa de 125 c.c.- Pero manejé Vespa y Lambretta en la Escuela Industrial, donde estudié secundaria (Chile). Eran los vehículos de nuestros profesores.
Ahora son cientos de marcas de motos, motonetas, triciclos, que circulan por todo el mundo.
Precisamente por ser un vehículo tan versátil es que muchos motoristas rompen a menudo las reglas del tránsito.
Muy pocos las usan para pasear, divertirse en grupos y conocer lugares atractivos en nuestro país.
Al día de hoy reina el desorden en todas las carreteras y parece ser que es irreversible el problema.
En nuestro país se está muriendo un motociclista cada dos días. Es una cifra demasiado alta, además, tiende a aumentar.
Las funerarias han aumentado notoriamente sus utilidades. Caso contrario, los hospitales y el Instituto Nacional de Seguros (INS) sufren médica y económicamente con sus presupuestos. Los brazos, las piernas y las cabezas de estos conductores reciben las mayores heridas.
Las empresas de venta de motos solo promocionan y venden, si es mayor el número de compradores, mejor. El problema no es de ellos, lo piensan y lo dicen. Estimo que el problema es de todo el país. Nuestros padres, hijos y nietos son los que corren los grandes riesgos. Mueren peatones atropellados, como motoristas, donde la carrocería es la persona y también como los acompañantes. Estos últimos son los primeros que salen volando en los accidentes. De esta responsabilidad no se escapan los choferes de taxis, carros, vagonetas, buses. Incluso el problema se extiende a ciclistas, patinetas, patines y atletas, que son parte diaria del tránsito en pueblos y ciudades. Siendo muy hincha de las motos, nunca he entendido el gusto de los motoristas por usar en sus vehículos el escape libre.
En este mundo actual en que los decibeles en la calle y en los barrios llegan a niveles alarmantes, las motos no ayudan para nada a aliviar la contaminación sónica.
Otras situaciones que atentan al prestigio de las motos es que muchos motoristas creen que pueden circular a contravía, brincarse los semáforos en rojo, manejar en zig-zag, o andar por las aceras (veredas).
Otros motociclistas circulan a grandes velocidades, se creen dueños del mundo. Lo trágicómico del motorismo es que también chocan entre ellos. Otros pasan de largo en las curvas o chocan con los puentes. En estos casos no se puede decir que fueron agredidos por terceros.
Dentro de las estadísticas es increíble el número de personas que no portan el casco, especialmente en las zonas rurales.
Muchas parejas ponen a uno o dos hijos entre los adultos, es algo increíble cómo la gente “se la juega” con sus vidas.
El uso principal de las motos es totalmente mercantil, cobradores, mensajeros, notificadores, comerciantes de cualquier cosa y ahora la modernidad del crimen, los sicarios. Balas van balas vienen.
He observado también a unos tremendos gordos, que pareciera que tienen un zapato metido en las nalgas. Tal vez y quizás a propósito eligen motos pequeñas para poder subirse y bajarse más cómodamente.
El año pasado en la carretera al aeropuerto no podían levantar a un obeso herido, debe de haber pesado unos 150 kilos.
Y lo que faltaba en esta crónica, “los piques”, es ver quién se la juega mejor. Quién es el “papi”. En Cartago se agarraron a balazos después de un pique. Un muerto más que agregar a la lista.
Una impresión bonita es encontrarse en las carreteras a grupos organizados de motociclistas, que van de paseo, compartiendo, disfrutando y con sus vestimentas y motos bien “chaneaditas”. Felicitaciones.
La industria crece, repuestos, aceites, decoración, ropa especial, luces, chalecos, pintura, cascos, en fin, negocio es negocio. Somos seres humanos, con gustos, con fijaciones, rencores, siempre en competencia, es la globalización y la sociedad consumista lo que nos sigue estrujando.
*Editor
