Orotina, una necesidad
Carlos Segnini V.*
Desde mediados de la década de los noventa y últimamente en los albores del 2000, diversos estudios realizados por prestigiosas empresas internacionales han determinado que el actual Aeropuerto Juan Santamaría llegará a su capacidad operativa máxima cerca del año 2022-2023, lo cual implica una grave afectación al tráfico aéreo, que a su vez conlleva nefastas consecuencias económico-sociales para el país, sobre todo en la época actual de gran éxito en la atracción de aerolíneas europeas.
Lo anterior conlleva a la inminente necesidad de construir un nuevo aeropuerto internacional. Precisamente durante los años 2008 al 2011 se realizaron tres estudios técnicos de primer nivel que identificaron la zona de Orotina como el sitio apto -en todo el territorio costarricense- para la construcción del aeropuerto. Sin embargo, dichos estudios solamente determinaron, en orden estrictamente descendente, tres sitios en el Cantón mencionado, pero no realizaron una ubicación exacta, razón por la cual se hizo necesario hacer un “estudio de emplazamiento”. Elemento básico y esencial para construir cualquier aeropuerto en el mundo, pues éste señala -entre otros aspectos- el lugar determinado y preciso sobre el cual se asentarían las instalaciones aeroportuarias: primero, la ubicación de las pistas y luego la terminal. Para ello tiene que determinarse además con los estudios previos del suelo, obstáculos, vientos predominantes y meteorología en general, así como otros aspectos propiamente aeronáuticos. Sin duda el emplazamiento constituye el principal problema con el que debe lidiarse al momento de definir la construcción de cualquier aeropuerto.
El referido estudio de emplazamiento se realizó con el auspicio de la Corporación Centroamericana de Servicios de Navegación Aérea, quien promovió una licitación pública internacional con amplia participación de empresas internacionales, la cual fue adjudicada a la Británica Mott Mcdonald, la cual goza de gran prestigio a nivel mundial en la industria aeronáutica. Esta realizó el emplazamiento, plan maestro y diseño conceptual con gran profundidad técnica y científica, determinando la ubicación exacta en los terrenos ubicados en los distritos de Mastate, Coyolar y la Ceiba, en un área compuesta por 374 fincas y más de 400 propietarios.
El Plan Maestro –como todos los planes maestros- es revisable cada cinco años. Esto significa que la empresa o empresas que al final construya el aeropuerto tendrá que hacer las modificaciones y ajustes del caso, así como el acoplamiento con los planes urbanísticos de la Municipalidad de Orotina. Por ejemplo, los vecinos que no sean expropiados y queden en terrenos cercanos al aeropuerto deberán ser atendidos por el desarrollador, generando varias alternativas, como la generación de negocios relacionados con las actividades del aeropuerto, venta de terrenos a terceros interesados (hoteles, aduanas, etc.), o al mismo operador del aeropuerto.
Por otra parte, por imperativo de salud, será obligatorio implementar medidas de mitigación del ruido producido a esos vecinos, como se hace en todas partes del mundo. Igual con los demás temas socio-ambientales, que tendrán que ser valorados y los riesgos mitigados al mínimo.
Diálogo. Con las comunidades aledañas al Proyecto es fundamental el diálogo abierto que deje claro el desarrollo y crecimiento de gran y positivo impacto, más allá de la GAM, que el Proyecto representa para ellas, a fin de que inteligentemente lo sepan aprovechar.
Luego de los estudios de impacto ambiental y expropiaciones corresponde elaborar el modelo financiero adecuado, tanto para el país como para los inversionistas, el cual determina, a su vez, el tipo de APP u otras alianzas para construir la obra. No obstante, es necesario que el Gobierno -paralelamente- mejore y construya la infraestructura vial necesaria. Específicamente se requiere la ampliación de la ruta 27 al menos a 4 y 6 carriles en algunos tramos, o bien construir una nueva carretera de dos carriles “al otro lado del río” de la 27 (dicho a lo tico) y la conexión de una nueva carretera con San Ramón. El Plan Maestro deja prevista, además, la conexión de un nuevo ferrocarril que comunique el Valle Central con la terminal que tendría el nuevo aeropuerto, y ¿por qué no? con Puntarenas.
Este Proyecto de interés nacional -quizás uno de los más importantes en los próximos 25 años- nos da la oportunidad de demostrar que es posible desarrollar obra que vaya en beneficio de Costa Rica. Avanzar en este Proyecto es avanzar en la lucha contra la pobreza, contra el retraso, contra los espúreos intereses politiqueros. Superemos y avancemos hacia la construcción del nuevo Aeropuerto Internacional. Costa Rica lo merece.
*Exministro MOPT, coordinador por
COCESNA (Comisión NAIMCR).
