Abandono: el mayor trauma de un niño
Marvin Obregón A.*
¡Qué tristeza, qué dolor en el alma y en el corazón y qué vacío más grande el que deben sentir los niños y las niñas en estado de abandono y qué marca más profunda para el resto de sus vidas el no saber quiénes fueron sus padres!
¿Estarían en sus cabales aquellos padres y madres, quienes por alguna razón abandonaron a sus hijos e hijas? ¿Realmente no contaban con los medios para mantener a aquel hijo? No podemos emitir un criterio generalizado en todos los casos, pero sí es bueno que se tome conciencia sobre este asunto, el cual constituye uno de los grandes problemas de nuestro país y de Latinoamérica.
¿Se ha puesto usted a pensar en lo que sentiría hoy, cómo viviría, si hubiese corrido la misma suerte de estos niños y niñas? ¿Sería usted la misma persona?
Creo que este 9 de setiembre sirvió para reflexionar sobre la gravedad de este problema social y aportar nuestro grano de arena, acercándonos a alguna organización, o por lo menos corriendo la voz con comentarios básicos como el de este servidor.
Según datos recientes, cada día el PANI recibe mínimo 150 denuncias de violencia familiar y abandono de niños y niñas. Las denuncias son muchas, sin embargo, es probable que algunos casos se mantengan en la oscuridad.
Cuando hablamos de “abandono” en la niñez, debemos señalar que este puede darse de dos maneras: el psicológico y el físico. El primero es cuando un niño no cuenta con las atenciones básicas por parte de sus progenitores entonces se produce una carencia que afecta su desarrollo psicoactivo y su estado de salud en general. En el segundo, el abandono físico, que además presenta las secuelas del psicológico; es cuando el/los padres se van y dejan al pequeño en manos del destino; esto aún es peor.
El quid de este problema sería poder controlar las causas con programas sociales efectivos:
Según Luis Valverde (1992, p. 109), en el artículo “Situación del Niño de la Calle en Costa Rica” de la Revista Educación, diferentes estudios sobre las causas más importantes que han generado este problema a través del tiempo han sido elaborados por el Patronato Nacional de la Infancia (PANI), trabajos de graduaciones de la UCR y reportajes de distintos medios periodísticos. Entre las causas, se pueden citar algunas:
- Problemas estructurales: entre otros factores, estarían la acumulación de capital, la tenencia de tierras que no permite al menos un lote a familias de escasos recursos económicos, las relaciones sociales de producción y el empleo. En este momento el encontrar un trabajo digno se ha vuelto muy crítico.
•La pobreza extrema, tamaño desmesurado de la familia, problemas de alcohol, otras drogas, carencia de una vivienda digna.
•Desintegración e irresponsabilidad familiar.
•Problemas en la pareja.
•Madres solteras.
•Problemas psiquiátricos.
•Hijos no deseados.
•Hijos no aceptados por el compañero sentimental de la madre.
•Orfandad por muerte de los progenitores, etc.
Este problema se puede ilustrar un poco con la teoría del médico psicoterapeuta escocés
Alfred W. Adler (1870-1937), quien nos habló del complejo de inferioridad y el complejo de superioridad. Con el primero se refería él a aquella percepción de desarraigo que siente y vive un sujeto a raíz de vivir una mala infancia en medio de burlas, sufrimientos, rechazos y demás. Esto define exactamente al niño abandonado más que a un niño que viva en condiciones “normales”.
Ese sentimiento de inferioridad nos dice el autor que es inconsciente y el individuo busca de alguna manera el sobrecompensarlo. La sobrecompensación se da con el complejo de superioridad, el cual es otro mecanismo inconsciente mediante el cual el sujeto intenta resaltar aquellas cualidades en las que sobresale. En otras palabras, la persona busca naturalmente como “salir adelante”.
Esto último se dará si el sujeto logra reponerse de ese trauma, pero para que ello se produzca satisfactoriamente, o al menos en parte, deberán confluir dos aspectos: la constitución del sujeto y la oportunidad que el medio le proporcione.
El propósito es, de alguna manera, ser un buen medio para esos niños que ya fueron abandonados una vez no lo sean para siempre…
*Estudiante de Psicología
