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Vida

Violencia "invisible" dentro de parejas del mismo sexo

Vida

La violencia entre las parejas del mismo sexo es más común de lo que se cree, incluyendo las relaciones entre dos mujeres, con la única diferencia de que el perpetrador no es un hombre.

Lo peor del caso es que muchas personas denuncian y no se les presta la atención necesaria. Es una violencia invisible y un tabú.

Aunque ni los golpes, ni las repetidas humillaciones, ni las amenazas o el control enfermizo son fenómenos exclusivos de las relaciones heterosexuales, la violencia entre personas del mismo sexo se ha estudiado mucho menos y, es que, hasta hace poco, en muchos países estos tipos de uniones no tenían ni siquiera reconocimiento legal.

En América Latina, solo recientemente Argentina (2010), Uruguay y Brasil (2013), Colombia (2016) y algunos estados de México han aprobado el matrimonio entre parejas del mismo sexo, mientras que Ecuador y Chile reconocen las uniones civiles.

Aunque no hay estudios globales ni realizados en muchos países del mundo, los que se han hecho (centrados en su mayoría en países anglosajones) indican que el problema existe y podría estar en niveles similares que la violencia en parejas heterosexuales.

 

VIOLENCIA FÍSICA,
SEXUAL O PSICOLÓGICA

 

Por ejemplo, una revisión de estudios concluyó que entre el 25% y el 75% de las lesbianas, gais y transexuales han sido víctimas de violencia en la pareja.

Y en una encuesta entre más de 16 mil personas, que dirigida por el Centro de Prevención y Control de Enfermedades de Estados Unidos, las mujeres lesbianas y los hombres gais reportaron haber sufrido niveles de violencia íntima (física, sexual o psicológica) por parte de una pareja o expareja iguales o mayores que las personas heterosexuales.

Aunque el estudio no entró a determinar si la violencia es mayor entre parejas homosexuales que en el resto (los datos no indican el sexo del perpetrador y pueden referirse a momentos anteriores a que las personas se identificaran como lesbianas o gais), los resultados confirman lo que para las comunidades LGBT es un hecho.

No solo las mujeres heterosexuales son víctimas de violencia en la pareja, no es cierto que los hombres nunca sean víctimas ni tampoco que las mujeres no puedan ser perpetradoras.

 

FALSAS CREENCIAS

 

Sin embargo, dichas creencias están tan extendidas que incluso para las propias víctimas es difícil aceptar verse en esa condición, porque socialmente se cree que si la violencia se da entre personas del mismo sexo entonces tiene que ser en dos sentidos, que no hay dominación ni sumisión.

Por ello, si para una mujer víctima de violencia a manos de su marido ya es normalmente difícil aceptar la situación y denunciarla, en caso de estas víctimas eso puede resultar aún peor.

Es lo que se llama "doble armario": las víctimas tienen dificultades para reportar abusos porque esto requiere identificarse como LGBT frente a unas autoridades en las que muchas veces no confían.

Además, hay numerosos casos en que los agresores amenazan con divulgar la orientación sexual de la víctima a su entorno familiar o de amistades y utilizan esto como mecanismo de control y, cuando la persona se decide a denunciarlo, no siempre se encuentra con unas instituciones preparadas para protegerla.

El temor a la discriminación y la poca confianza en la actuación de la Policía y los tribunales también fueron identificados como importantes obstáculos para denunciar este tipo de agresiones.

 

INVISIBILIDAD
 Y VACÍO LEGAL

 

Todo esto contribuye a que solo salgan a la luz los casos más extremos y, ciertamente, lo que no se nombra, no existe, y lo que no existe no tiene derechos, por eso su insistencia a que se les reconozca. Hay una voluntad de ir adelantando las leyes, pero sin duda también se interpone una resistencia cultural.

En muchos países, estos casos se clasifican como violencia familiar, así que, si existe una ley específica contra la violencia de género, no se les incluye en ella.

La sociedad tiene que entender que la violencia de género no es solo del hombre contra la mujer, sino de todo lo que se considera masculino contra todo lo que se considera femenino. Lo que se considera masculino incluye atributos como un mayor sueldo, mayor fortaleza física o más prestigio social. Los patrones de género, entonces, pueden funcionar independientemente del sexo.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

EMAIL: [email protected]

Viernes 25 Agosto, 2017

HORA: 12:00 AM

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