No es para tanto…
Fernando Berrocal
No es para tanto… don Óscar.
Los costarricenses sabemos que no “todos los huracanes, las inundaciones, los temblores y los males del país” son culpa suya, ni de Dios que está en los cielos.
Algunos de estos males son fenómenos de la naturaleza y otros, ni modo, equivocaciones de los hombres y de los políticos que han tenido poder y responsabilidades públicas. Así se escribe la historia.
Eso es todo. Nada más se trata de eso y… qué bueno que a usted no le molesta, para nada, que algunos costarricenses se atrevan a criticarle sus decisiones equivocadas, así como igualmente le reconocemos sus buenos logros.
Nadie es perfecto. La perfección pertenece solo al ámbito divino. Los hombres cometemos errores y, en una democracia, los errores se discuten libremente.
Usted ha hecho muchas cosas buenas por Costa Rica y en este país nos sentimos orgullosos de su Premio Nobel de la Paz y le damos su lugar en la historia. De eso, por favor, no le quepa la menor duda.
También le reconocemos el derecho a seguir activo y combatiente en la vida nacional, metido en la política electoral, llamando por teléfono y luchando por su candidato y por sus fichas para futuras diputaciones. Ese es su derecho.
Pedimos, eso sí, que se nos respete el derecho a disentir. Eso es de buenos demócratas y es un excelente principio liberal.
A mí me gusto su reciente entrevista en CNN, en la que le dijo cuatro verdades bien dichas a Donald Trump. Lástima que este no le contestó en Twitter y la Casa Blanca lo ignorara. A usted le fue mucho mejor antes con Reagan, Gorbachov y Fidel. Ahí sí hubo una buena batalla de ideas que usted ganó, para bien de Centroamérica.
A propósito, no crea para nada que nos creemos los cuentos de Vinicio Cerezo sobre Esquipulas. El guatemalteco lo que está es chimado y tampoco le creemos a Daniel Ortega, que es muy mentiroso. Su Premio Nobel de la Paz está bien ganado y está en el corazón de todos los costarricenses.
Lo que algunos decimos, y públicamente, es que meterle 15 mil burócratas a la CCSS fue un enorme tortón y que usted entregó el Gobierno con el déficit fiscal más alto, de ese entonces, en América Latina. Con el Plan Escudo, y en medio de la crisis de 2008, habría sido mucho mejor ser un poco más prudente y sería bueno que Memo Zúñiga, en DIARIO EXTRA, lo explique una vez más, porque de otra forma ese San Benito de gran gastón no se lo va a poder quitar de encima y va a ver cómo se lo van a sacar a su candidato y diputados, en esta campaña electoral de 2018.
Otros indicadores fundamentales (inseguridad ciudadana, empleo, costo de vida, equidad social e infraestructura) se deterioraron muchísimo, eso sí, a lo largo de los últimos 20 años.
No se moleste si también, en esas críticas, incluyen algunas decisiones de su segundo Gobierno. Ese es el valor de la transparencia en una democracia.
