Acabo de empezar una relación de pareja con un hombre mucho mayor que yo. Él tiene 56 años y es una persona acaudalada. En estos días me invitó a ir a México y me propuso tener relaciones en el avión. No pudimos, pero sí lo acaricié hasta el orgasmo y él lo disfrutó mucho. Yo he leído en internet que a muchas personas les parece una experiencia fascinante. A mí no me disgustó, pero no le encontré la gracia.
La sexualidad es, ante todo, una actividad mágica que engloba diversos gustos y preferencias. Entre ellas, algunas personas disfrutan teniendo relaciones en situaciones apremiantes, como por ejemplo en sitios públicos a escondidas o, como en este caso, en las alturas de un avión en curso.
Según indican los estudios, la altura modifica poco la respuesta sexual. En particular, en un vuelo comercial usualmente se encuentran más inconvenientes que facilidades. Recordemos que la cabina para pasajeros cuenta con un espacio reducido. Además, la presencia y, por ende, la vigilancia del personal a bordo coarta muchas de las iniciativas sexuales. Asimismo, la mayoría de los vuelos son de carácter familiar, por lo cual no se dan las condiciones para un encuentro furtivo.
La mítica escena de hacerlo en el baño es prácticamente imposible hoy por hoy, salvo que sea entre contorsionistas, debido a lo pequeño del área. Ante estas circunstancias, muchos optan por tocamientos ocultos que pasan inadvertidos a los ojos de los demás. Ahí es donde algunos sienten que la experiencia se aquilata, por cuanto disfrutan con el temor a ser sorprendidos. Claro está, otras personas más bien se inhiben ante el riesgo que implica.
PERIODISTA: Redacción Diario Extra
CRÉDITOS: Dr. Mauro Férnandez • Sexólogo
EMAIL: [email protected]
Jueves 17 Agosto, 2017
HORA: 12:00 AM
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