Jueves 18, Abril 2024

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° San José, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Alajuela, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Cartago, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Heredia, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Limón, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Guanacaste, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Puntarenas, CR

Opinión

¡Voltaire y Montesquieu al paredón!

La columna de Jaime Ordóñez

En sentido estricto, el debate más importante hoy en el planeta (y también aquí en América Latina) no es ya entre izquierdas y derechas. El verdadero debate y la verdadera pugna es entre populismo, por un lado, y derechos humanos y democracia liberal por el otro. Es decir, entre formas autoritarias de gobierno (que apelan a abstracciones como el pueblo, la patria. etc.) y la democracia que defiende la separación de poderes, las libertades civiles y políticas y el Estado de derecho. En fin, todo lo que Voltaire y Montesquieu nos heredaron.

 

Del lado de la acera del populismo, están ideas abstractas como Patria Bolivariana o America First, que son dos formas similares (aunque parezcan de signos ideológicos distintos) de apelar al chauvinismo nacionalista, buscando siempre un enemigo externo a quien culpar de los problemas. Nótense las similitudes: los culpables son siempre los de afuera, el imperialismo, el bloqueo, la OEA; o bien -en el segundo caso- el mundo islámico, los terroristas árabes, los mexicanos, China o los europeos. El populismo exacerba siempre los ánimos y genera pasiones, seguidores dispuestos a romper la bandera y las camisas. O las cabezas de otros.

 

De este otro lado de la acera están ideas más sensatas: el respeto a las normas de la democracia, los derechos civiles y políticos, los derechos económicos sociales y culturales, la división entre los tres poderes. Esa gran aventura de la democracia y la libertad que arrancó en el siglo XVIII y después se complementó con el Estado Social de Derecho en el siglo XX. 

 

Y allí está el problema: la democracia es más aburrida. Es sensata y lógica. No genera grandes pasiones. ¿Quién conoce el nombre actual del Primer Ministro de Noruega? ¿O de Islandia?

Por eso es que los populistas quieren enviar a Voltaire y Montesquieu al paredón. 

 

En cambio, figuras rimbombantes que apelan a las emociones como Chávez, Maduro, Trump o Putin (un zar autocrático del siglo XIX, en pleno siglo XXI) generan entusiasmos delirantes e irracionales. Es curioso ver cómo Putin es el ídolo de un sector de los jóvenes yuppies de la Europa actual y capitalista.

 

Pues bien. Allí está la clave para salvar la democracia en los próximos años: volver a tener líderes carismáticos, capaces de encender la imaginación de las gentes, en el bando de la democracia. Como lo fueron Churchill, Adenauer, Olov Palme, Miterrand o Kennedy. Pero no, los populistas están ganando la partida. Hoy la democracia liberal está representada por líderes anodinos que no generan entusiasmo. Lo mejor que hemos tenido últimamente fue Obama. Y no mucho más. 

 

Y es curioso que, dentro de esta grisácea mediocridad, sea una mujer -Angela Merkel- la que asome la cabeza promoviendo las mejores causas: la defensa de los migrantes, el Acuerdo de París sobre el Medio Ambiente, etc. ¡Parece tener más pantalones (o enaguas) y mucho más liderazgo, inteligencia y valentía que la mayoría de varones alrededor!

 

[email protected]

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

EMAIL: [email protected]

Lunes 24 Julio, 2017

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: [email protected]

Enviar noticia por correo electrónico

SIGUIENTE NOTICIA

ÚLTIMA HORA