60% de ticos decide voto en último momento
Editorial
Según el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) 60 de cada 100 personas que se presentan a votar, toman la decisión a último momento.
Por su parte, 40 de cada 100 electores al ser consultados sobre su partido político de preferencia aducen no tener alguno.
Lo anterior es un panorama complejo, pero cada vez más frecuente, que se convierte en el verdadero reto de los políticos que desean la silla presidencial.
Los costarricenses estamos preocupados por lo que sucede con el país, pero como ocurre en otras latitudes, no damos un centavo por la política nacional y sus figuras, al extremo que, en cada periodo electoral, sea este presidencial o municipal, la cifra de abstencionismo permanece muy elevada.
Pero parece que esto no les preocupa a las agrupaciones, hay un extraño comportamiento en ellas, y pese a que desean votos por doquier, parecen no estar interesadas o hacen poco en revertir tal efecto.
Como ya casi están definidos los candidatos que van a las nacionales, los partidos hacen ajustes para presentarse ante el Tribunal Supremo de Elecciones con todos los requisitos y así dar el banderazo inicial a sus pretensiones de poder.
Están para estos tiempos en las dichosas asambleas para elegir los puestos a diputados, aquellos que a decir verdad tienen con mal sabor de boca al electorado y no de ahora, pues de tiempo atrás hay un desencanto total.
Pero los partidos no se detienen, por el contrario, engrasan la maquinaria para figurar en las papeletas de febrero del 2018.
El próximo proceso electoral está debilitado, no es para menos, pues la actual administración ha estado cargada de desaciertos y lo peor, de ceguera social. En medio de tanto amargor, los ciudadanos estamos esperando respuestas, soluciones viables, postulados íntegros.
En el panorama político se ven muchas caras conocidas, poco fresco, liderazgos nuevos lo mínimo.
No hemos visto a las agrupaciones promover en sus filas caras nuevas, mentes frescas y jóvenes, gente con visión de progreso y transparencia. Siguen las benditas herencias de puestos políticos.
Los ticos estamos esperando cambios radicales en la forma de hacer política, no más de lo mismo.
No es bien visto que el primo, el hermano, la hija o el hijo, la bisabuela y hasta la nana de uno que otro señor y señora padre de la Patria sigan pegados a los puestos, ya hay nombres y apellidos en algunas tendencias.
Los electores, aunque ponemos el dedo en la papeleta, asambleas adentro las cosas están decididas.
No se trata de meter a la argolla y de ocupar los espacios de la Asamblea Legislativa; cada periodo requiere transparentar los procesos y limpiar la casa tras cada gobernación, no darles rienda suelta a aspiraciones poco sanas.
Los costarricenses estamos embotados de ver las mismas caras, de escuchar los trillados discursos de décadas de politiquería barata y de sentir que nos toman el pelo con el descaro del mundo.
No, por favor, no necesitamos a los parientes de los actuales diputados y diputadas, no queremos ver a los mismos ministros del PLN, PUSC y ahora del PAC para mencionar a los partidos que ya hicieron gobierno.
Nadie dice que no sean buenas personas, honestas y profesionales, pero insistimos con mucho de lo mismo y Costa Rica merece opciones de calidad, no repeticiones sin mayores incidentes.
Las reuniones de los grupos políticos carecen de misiones específicas, se convierten a puerta cerrada en un foro de disputa interna, en el escenario de pujas de poder añejas.
Estos espacios parecieran perder con facilidad el norte deseado y aspirado, pues de ser así los dirigentes políticos sabrían con más ciencia y detalle, pero sobre todo con mayor tino, elegir a los adecuados y presentar ante los votantes alternativas de peso.
Por favor líderes políticos, están a tiempo de hacer cambios, generar propuestas importantes, quedan siete meses para definir al nuevo gobierno, sumen a la política nacional, no resten.
Los electores estamos a la espera de liderazgos nuevos, de caras frescas, hay muchos profesionales que quisieran representar al país de forma seria. No ensucien el nuevo proceso con las malas mañas de siempre.
