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Espectáculos

MI ESPOSA ME DICE QUE ME BUSQUE OTRA

Juntos, pero no revueltos

Una situación relativamente frecuente en nuestra sociedad es que ella, después de años de una vida sexual sin deleite ni gratificación, le proponga a la pareja: “sigamos juntos, pero no revueltos”, y de manera explícita le pida hacerse de “otra en la calle”. 

Imagínense cuánta aversión sexual sentirá una mujer para estar dispuesta a tolerar que su marido busque otra mujer, con tal de que él no vuelva a buscarla sexualmente. Muchas frases resumen esa amarga dinámica: “es que ya no quiero que él me moleste”, “me fastidia hasta que me toque”, “hasta lástima me da decirle que no”, “yo sé lo que él necesita, pero no puedo dárselo”.

Por otra parte, el desconcierto y la incertidumbre invaden la mente del varón, quien siente en esta actitud una franca afrenta sexual, matizada de rechazo y desprecio. “Tan mal lo hago”, “será que ya no me quiere”, “cómo me va a decir eso”: estos y otros pensamientos surcan la mente del varón como un remolino de confusiones.

Esta situación no surge de la noche a la mañana. Estas parejas tienen su propia historia cargada de desaciertos sexuales. Es común que ella no haya disfrutado la sexualidad desde los primeros encuentros sexuales. El placer, el orgasmo y la excitación fueron los grandes ausentes de cada encuentro íntimo. Ella mantenía relaciones sexuales en el nombre del amor, no en el nombre del placer. Su anuencia sexual figuraba como una muestra de cariño, no como un deseo genuino. Cada acto sexual era motivado más por complacerlo a él que por complacerse ella. Como se comprenderá, con estos parámetros, la sexualidad pierde su verdadera dimensión y se convierte en una carga, un deber, una faena más por cumplir, que agobia y molesta.

Él, por su parte, no logró darse cuenta de que el deleite no era compartido y algo andaba mal. Probablemente se conformó con su deleite sin advertir que “el amor es un paraguas para dos” y, cuando no lo es, tiene sus días contados. 

Es común que, a lo largo de esa vida sexual caótica, florezcan los conflictos y reproches. Cada negativa detona enfrentamientos y desmanes, y muchas relaciones se tienen “a la brava”, para “apaciguar las aguas”, para “calmar los ánimos”, hasta que un día ella simplemente “tira la toalla”. 

A veces esta retirada ocurre en tres pasos: cuando los hijos están pequeños, ella propicia que estos duerman en la cama marital, para frenar los impulsos varoniles; luego la pareja acuerda dormir en camas separadas, cada uno en su cuarto, para evitar que él se sobrepase en noches o madrugadas; y, por último, el distanciamiento es tal que ella le da el permiso de saciar sus ansias fuera de sus brazos.

Esta inexorable historia ya no tiene razón de ser. Hoy no hay motivo para que una pareja se distancie por razones sexuales. Hoy la mayoría de las alteraciones sexuales femeninas, como los problemas con el deseo, la lubricación o para alcanzar el orgasmo, así como el dolor con las relaciones sexuales, son fácilmente tratables. Hoy, con la ayuda de la ciencia, las parejas pueden encontrar el deleite compartido.

PERIODISTA: Dr. Mauro Fernández

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Lunes 26 Junio, 2017

HORA: 12:00 AM

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