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Opinión

Abuso infantil

Luis Alejandro Madrigal

Según un análisis estadístico del Poder Judicial, a casi un tercio de los condenados por abusar sexualmente de menores de edad (¡más de 800 criminales!) entre el 2010 y el 2015, se les concedió el beneficio de ejecución condicional de la pena, es decir, “váyase para la casa, pórtese bien, continúe su vida tranquila y reposadamente que aquí no ha pasado nada…”. 

Hace poco más de un año, uno de esos engendros (con ejecución condicional) violó a una mujer que tenía menos de una semana de haber dado a luz. En aquel entonces, consultado sobre ese suceso, don Luis Solís (el presidente) dijo una de sus frases más desdichadas y tristemente célebres de su administración, “una golondrina no hace verano…”.

Un poco más atrás, hace unos ocho años, la efímera Ministra de Seguridad de la (segunda) administración Arias Sánchez, Janina del Vecchio, afirmó que el asunto de la inseguridad en nuestro país no era tan alarmante y que aquello era apenas un asunto de “percepción” (ella misma, en el 2016, fue víctima del hampa cuando sufrió el robo de su vehículo mediante un bajonazo).

Existe, desgraciadamente, un amplio glosario de ilícitos en los que el ser humano puede incurrir, dañinos en su absoluta mayoría, pero me quiero referir al que, por mucho, puede ser de los peores, porque atenta contra los miembros más vulnerables de la sociedad, nuestros niños y niñas.

Sé que es horrible, pero le invito a que, por un momento, haga un repugnante ejercicio, cierre sus ojos e imagine la mirada de terror de un niño o una niña mientras un depravado abusa de su indefensión e inocencia. Esto no es un asunto de precepción, ¡con un carajo, estas no son golondrinas! estos son monstros a los que hay que eliminar de las calles; son ¿personas? que no pueden andar por la libre en nuestras comunidades como si este fuera el país ¡del pase adelante y sírvase!

Lo peor es que muchos de estos malvivientes son viejos conocidos de nuestras autoridades, que han pasado infinidad de veces por los juzgados y que tienen expedientes de varios volúmenes, llenos de acusaciones cuyos nombres técnico-legales, se incluyen en gran parte de la jerga judicial conocida, y siguen en libertad…

No se puede tolerar tanta alcahuetería y condescendencia; no se puede fraternizar con este tipo de lacras que atentan directamente contra la niñez, el estado más puro del ser humano. No es moral aplicar beneficios a quienes asesinan la inocencia de una criatura indefensa; no es moral que el estado y sus leyes sean benevolentes con quienes perturbaron de una manera irremisible la salud mental y física de personas que tenía toda la vida por delante y que ahora son pacientes de siquiatras y habituales inquilinos de instituciones mentales, mientras ellos viven sus vidas como si aquello fuera nada.

La intolerancia debería aplicarse para todo tipo de criminal, pero en especial para los cobardes que abusan de los niños y las niñas; que paguen por sus actos en el infierno penitencial que les espera a quienes comenten ese tipo de delitos. Es tiempo de terminar con la transigencia y aplicar (aunque tan liviano sea) todo el peso de nuestras leyes a quienes ultrajan a nuestra niñez.

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Viernes 16 Junio, 2017

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