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Opinión

Ante cualquier sospecha lo mejor es denunciar

Editorial

El tema de la niña de San Miguel de Desamparados y su presunto agresor tiene a más de uno con la sangre que le hierve y le desean las peores cosas al sospechoso, pues no se entiende cómo a un adulto le puede dar placer estar con una menor.

Versiones van y vienen, entre más datos salen a luz, más cólera da saber que la pequeña tenía más de tres años de vivir este calvario y que nadie a su alrededor pudo hacer nada por rescatarla, en especial sus padres. 

No comprendemos cómo es posible que no le vieran un cambio significativo en su modo de actuar, alguna variación en su parte física, pues resultado de estos abusos la menor tuvo que haber sufrido algún sangrado y secuelas producto de las relaciones sexuales. ¿O es que nadie ni siquiera se tomaba la molestia de revisarla? La pregunta surge en especial por ser una niña tan pequeñita. 

Pero lo que llena de frustración y rabia es escuchar a los vecinos que denuncian que ellos muchas veces le dijeron a su madre de los actos anómalos que el hombre cometía con la niña y ella respondía que era normal, porque se trataba del tío de la pequeña, cuando este en realidad no tenía ningún vínculo sanguíneo con la menor.

También deja un mal sabor de boca que no hay una justificación para que un hombre tocara a una niña de manera morbosa ni mucho menos que actuara como si ambos fueran dos personas adultas. De igual modo, es vital saber que la mayoría de los casos de abuso los realizan familiares cercanos. 

Recordemos, padres, que, por más cercanos que sean los adultos a nuestros hijos, no tienen por qué verlos de manera morbosa, ni mucho menos manosearlos, pues si eso les hacen en público, qué no les harán en lo privado; además, uno como responsable no puede hacerse de la vista gorda por unas cuantas monedas, porque ante este escenario no se sabe si alguien recibía algún pago de lo que el hombre obtenía por los videos. 

Es curioso que el sujeto no tuviera trabajo y nadie viera sospechoso que consiguiera dinero, cuando estas cosas pasan, claramente es una señal de alerta de que posiblemente esta persona esté haciendo algo anómalo. 

Lo que no comprendemos todavía es cómo, si los vecinos vieron que la madre se hacía de la vista gorda, nadie tuvo la valentía para ir hasta el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) a denunciar a este hombre y tal vez de esta manera hubieran terminado con el tormento de la víctima hace mucho tiempo. 

Si es cierta una de las hipótesis de las autoridades, acerca de que la madre era permisiva con este actuar, ella también debería de ir a la cárcel, pues se supone que los progenitores deben velar por el bienestar de los pequeños y no “hacerse los locos” con tal de tener un amante.

Una vez más, no sabemos qué pasa por la cabeza de ciertas personas, quienes prefieren que sus parejas golpeen, abusen y maltraten a sus hijos con tal de que no se vayan: ¿es más importante tener una jareta a la par que el bienestar de los pequeños?

¿Cómo una persona se va a sentir en paz a sabiendas de que un ser sin escrúpulos le está haciendo daño a una niña que debería de estar preocupada por jugar y salir bien en la escuela y no pensando en que cualquier momento debe mantener relaciones con un ser morboso y cochino?

Ahora el cuido de los niños es cada vez más complicado, pues la situación económica del país no permite que en una familia solo uno de los adultos trabaje, para más o menos ir saliendo con los gastos, deben trabajar ambos padres, es ahí cuando se entra en el dilema de con quién dejarlos pues los niños no se pueden quedar bajo la supervisión de cualquiera. 

Pelemos los ojos y, ante cualquier señal de alerta, ya sea de nuestros hijos o de los de alguien más, actuemos de manera proactiva, y ayudemos a que menos niños terminen traumatizados, pues exponerse a situaciones como esta lo único que logra es crear potenciales agresores sexuales que van repitiendo el patrón al que fueron sometidos. 

Ante este escenario de la venta de videos pornográficos, esperamos que entre el material que encuentren no hallen más víctimas, porque si ya es duro pensar en lo que pasó a esta pequeña, no queremos saber qué le pudo hacer al resto. 

Hacemos un llamado a todos los habitantes de este pequeño país para que denuncien, no seamos cómplices de estos abusos. Nosotros, como adultos, tenemos el deber de velar por los niños que van a ser el futuro de Costa Rica.

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Viernes 26 Mayo, 2017

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