En estos días, conocí a una muchacha con la que rápidamente tuve química. Cuando íbamos a tener la tercera relación sexual, estábamos bailando y me comenzó a morder.
A mí me pareció excitante. Sin embargo, el resto de los días, al momento de la relación pasaba mordiéndome por todo lado: la espalda, el cuello y hasta los pezones. Mordía muy duro, yo me aguanté, pero no me gustó.
-La boca en su totalidad es órgano altamente sexual: con la lengua y los labios se besa, se succiona, se chupa y se lame, actos muy excitantes, esta sensibilidad a veces se extiende a los dientes.
El beso mordelón es bastante popular y en ocasiones genera ciertas ansias de morder como expresión de alguna caricia energética, pero a la vez sensual.
Algunas veces las parejas inexpertas, o ante tanto frenesí, olvidan que lo grato para ellos a la vez puede resultar doloroso para la pareja.
Además, ciertas áreas del cuerpo, como los genitales y los pezones, por sus características permite el contacto con labios y boca, pero el contacto con los dientes es de por sí peligroso, sobre todo si son mordiscos fuertes.
La mayoría de las parejas que experimentan estas ansias por morder cesan de su intento con solo conversarlo o si se deja un dejo de dolor justo en el momento íntimo.
Recordemos que el dolor suele inhibir las ansias sexuales, al punto de convertirse en auténtico “matapasiones”
DR. Mauro Fernández. Sexólogo
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