Jóvenes y consumo de drogas por moda
Editorial
El consumo de drogas se ha convertido en una moda. No hablamos solo de las sustancias tradicionales como marihuana o cocaína sino de las llamadas drogas de diseño, que elaboran en laboratorios para potenciar sus efectos.
Datos del Hospital Nacional de Niños revelan que entre 16 y 20 de cada 100 colegiales consumen algún tipo de droga y tras ser consultados sobre los efectos se muestran conocedores de los riesgos y las consecuencias, pero esto nos les inhibe.
Un estudio hecho por esa dependencia médica señaló que de una muestra de 3.373 adolescentes, 506 se declararon consumidores activos, de esos el 79% dijo tener preferencia por la marihuana.
Las cifras se elevan conforme pasan los años, pero lo más preocupante es que el consumo comienza a edades tempranas, al extremo que datos de las autoridades demuestran que desde la etapa escolar hay compradores y vendedores.
Fumar marihuana es hoy un elemento de aceptación social si se quiere. El interés de algunos sectores por introducir la droga ha generado que los jóvenes consideren este vicio como parte del proceso de desarrollo y hasta de recreación, sin considerar las consecuencias para la salud que se derivan de los excesos.
De acuerdo con los expertos, se pretende hacer creer a los consumidores jóvenes que la marihuana no causa efectos en su salud, situación que a todas luces es incorrecta, pero está comprobado el daño en el crecimiento, y peor aún, en el desarrollo mental.
No puede ser posible que estemos dando la batalla contra el narco y haya comercios que abiertamente venden productos de uso cotidiano como esencias, inciensos, aceites, cremas, labiales y confites que contienen tetrahidrocannabinol (principal constituyente psicoactivo del cannabis), que introducen con personajes de dibujos animados para atraer consumidores cada vez más jóvenes.
Como vemos, las redes de crimen organizado encontraron en la población menor de edad el nicho perfecto para el consumo y además la comercialización.
Las organizaciones dedicadas al narcotráfico hallaron un atractivo mercado en las poblaciones colegiales, tanto así que en muchas instituciones educativas de todo el país existe una estructura que promueve fiestas entre adolescentes donde venden licor y drogas como marihuana, cocaína y sintéticas, que tan de moda están por la facilidad de consumo.
Estas redes persuaden a sus víctimas con facilidad porque su principal objetivo es mantener el mercado activo, aun cuando ello implique destrozar vidas, colapsar familias y operar al margen de la ley.
El uso de la marihuana es el comienzo, dicen quienes han estado inmersos en el mundo de las drogas, de lo que podría ser una vida de adicciones.
Cannabis sativa es el nombre científico de la planta que causa daños irreparables en el organismo humano, más cuando apenas se está en la etapa de crecimiento.
Los médicos aseguran un impacto en el aprendizaje y la atención, además puede desencadenar ataques de pánico, ansiedad, angustia, depresión y hasta esquizofrenia.
Siempre es el momento oportuno de tomar medidas, de unir esfuerzos con los encargados de la educación, con el sistema de seguridad nacional, con salud y otros entes rectores para generar planes y campañas de concienciación dirigidos a adolescentes y padres de familia.
Jóvenes bien informados de las consecuencias nefastas, no solo para la salud, del uso de las drogas y su comercialización podrían ser personas empoderadas para decir no, para resistirse a la tentadora oferta que hoy lanza el crimen organizado. Pero falta mucho más, pues esas corrientes que la presentan como alternativa, novedosa y de tendencia están ganando terreno.
El abordaje de este tema es integral, deben idearse las estrategias para contrarrestar este golpe tan fuerte contra nuestros jóvenes, urge reforzar los programas educativos, volver a las aulas con propuestas llamativas, convincentes y que rebasen el potencial de los narcos a generar más mercados.
