Miércoles 24, Abril 2024

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° San José, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Alajuela, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Cartago, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Heredia, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Limón, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Guanacaste, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Puntarenas, CR

Opinión

Elecciones 2018: Más banderas que alternativas

Franklin Carvajal B*

Más por la cantidad de banderas que por diferencias sustanciales de naturaleza político-ideológica, el panorama electoral que concluirá el primer domingo de febrero 2018 pinta multifacético.

Se estima que cerca de diez partidos podrían entrar en la confrontación por la Presidencia de la República, y una lista todavía interminable pujaría por alcanzar al menos una pequeña parcela de poder, aunque sea por un escuálido subcociente, por razones de subsistencia. Así se ha deteriorado nuestro sistema electoral, en un contexto multipartidista en donde crear una organización y lograr al menos una curul para garantizarse el pan de cada día no es asunto de extrañar.

Liberación arrancó con su cronograma de procesos internos eligiendo a Antonio Álvarez como su candidato a la Presidencia de la República. Tanto por sus definiciones, trayectoria, posiciones y posesiones, como por los sectores que dentro y fuera del liberacionismo acuerparon su candidatura, Antonio cabalgará a lomos de la derecha buscando arribar a Zapote en febrero, lo que implica consolidarse en su propio partido y lanzarse a la caza de los votos necesarios para vencer, porque los propios no alcanzan.

Pareciera que quienes todavía no hace mucho tiempo en el PLN hablaban de socialdemocracia, y de levantar las banderas fundacionales del Partido y sus principios, concebidos por el Caudillo, perdieron la batalla y también las energías.

Con una hábil distribución de cuotas, Álvarez Desanti puede consolidar su poder, sofocar cualquier amago de insurrección, e influir de manera determinante en la escogencia de quienes pretendan una curul en el parlamento. El PLN definió su fisonomía ideológica, por lo menos para los próximos cuatro años.

¿Ortiz o Piza?, esas son las opciones electorales que la Unidad Social Cristiana, autoproclamada como partido “de centro”, levanta para su convención de junio. El primero enfatiza en sus principios socialcristianos, y en el legado histórico de Rafael Ángel Calderón Guardia, como los fundamentos de su ideario político, mientras que Piza, sin renegar de esa herencia, le apuesta más a los temas relacionados con la globalización y las aperturas, al tiempo que subraya su acercamiento con la Iglesia Católica y sus prédicas, pero no las del Papa Francisco, sino de la jerarquía costarricense, bastante distantes del pensamiento del Papa argentino. La presencia de un cura en la inauguración de su club, muy destacada por la prensa, resulta simbólica en la dirección que comentamos.

Pero además, este tema no es nuevo. Desde meses atrás, parte de la bancada parlamentaria del PUSC, precisamente la que lo apoya, mantuvo lazos muy estrechos con el clero nacional, llegando incluso a convertirse en la práctica en el brazo político de las sotanas, sobre todo en temas sensibles como la fecundación in vitro, los matrimonios del mismo sexo, el aborto y otros que forman parte de la agenda mundial de los Derechos Humanos.

Las confrontaciones públicas entre Piza y Ortiz no han arrancado, pero sí son francas sus diferencias, que se verán más claramente reflejadas en los debates y en la convención de junio. Mientras Ortiz se muestra más tirado al centro, Piza subraya sus posiciones de derecha.

El PUSC ha venido en un continuado ascenso, después de la “noche triste” que involucró a dos de sus expresidentes, figura en las encuestas como segunda fuerza después del PLN y, ante la eventualidad de una segunda ronda electoral, podría resultar opción de poder. Tiene temas muy sustantivos que resolver, sobre todo de estrategia electoral que le permita consolidar una imagen propia, y ganar el favor del electorado, particularmente quienes no han formado parte de la votación socialcristiana.

Mientras tanto, el Movimiento Libertario se niega a morir. Con una fuerza bastante diezmada, problemas económicos importantes, Otto Guevara busca una vez más erigirse como cabeza de ese movimiento y lanzarse al ruedo electoral. La novedad en esta ocasión es que Guevara ya anunció que dirigirá sus baterías prioritariamente hacia los “tiemperos”, expresión que cobija a todos los que hacen negocio con el azahar y que actúan al margen de la ley, aunque a plena luz pública.

En la campaña pasada, fueron los porteadores la fuerza motriz que le permitió al Movimiento Libertario no desaparecer, pero ya las acciones de Guevara no se cotizan bien en ese sector, que casi le “roban” el partido, de ahí que, siempre buscando nichos que se muevan en la informalidad, Otto le apunta hoy a los tiemperos. Natalia Díaz, diputada libertaria, anunció su aspiración a disputarle la candidatura a Guevara, en un proceso interno del que no se tienen mayores noticias, y que podría ser incierto. 

Interrogante. En mayo del 2012 se publicó en la prensa una fotografía de Ottón Solís en una asamblea del PAC, “detrás del mecate”; es decir, lejos del poder en el partido que fundó, sin derecho a voz ni a voto. Se abrió entonces un proceso de luchas internas en el PAC entre el fundador y los nuevos sectores que tras su caída han estado conduciendo los destinos del partido. En ese contexto partidario, se dio el triunfo electoral del 2014, y la nueva realidad de la organización como partido gobernante.

En estos tres años, el PAC se ha desdibujado mucho en el panorama político nacional, incluso en el panorama legislativo, explicable en el primer escenario pero no en el segundo. Indudablemente que la juventud del partido, y la poca experiencia política de los miembros de su bancada han conspirado en contra de la beligerancia que se espera de una fracción de gobierno.

A estas alturas, la confrontación en torno a Ottón pareciera un asunto del pasado, y aunque su herencia y seguidores todavía gravitan, el PAC tiene puestas sus miras en el próximo proceso electoral y en lograr los mejores réditos de esa contienda nacional.

Las últimas encuestas apuntan a que el Ejecutivo mejora su imagen ante la ciudadanía, y resta todavía un año en el que tradicionalmente los gobiernos aprovechan para hacer obra pública, y eso tiene ganancias electorales. 

A 17 años de su fundación, la gran interrogante está en la posibilidad o imposibilidad de ese partido de repetirse en el poder, mantenerse como fuerza importante en el parlamento, o quedar reducido como expresión testimonial de lo que pudo haber sido y no fue. 

El Frente Amplio en los pasados comicios no sólo alcanzó una importante representación parlamentaria, sino que se proyectó como fuerza capaz de disputar la Presidencia de la República.

El reto del FA hoy en día es consolidar lo logrado en el 2014 y avanzar, en un contexto latinoamericano y mundial adverso para la izquierda. Las fuerzas conservadoras están empoderadas, sobre todo a partir del triunfo de Donald Trump.

Tanto acá como en otras partes, hay quienes hoy en día levantan como tarea inmediata de la izquierda la lucha por la revolución proletaria, mientras que otros plantean la necesidad de impulsar reformas sustanciales de carácter económico y social, pero en el marco del orden vigente, en un contexto multicolor de posturas.

Esta confrontación de posiciones tiene como uno de sus puntos fundamentales de definición, la caracterización del Gobierno de Luis Guillermo Solís.

Para algunos sectores de izquierda, incluyendo militancia del FA, este gobierno es reaccionario, retardatario, enemigo de los trabajadores, y en consecuencia, la primera tarea es combatirlo, mientras que otros lo ven como de avanzada y progresista, trabajan por apoyarlo y tender líneas de coincidencia.

Este es un dilema difícil de resolver, a riesgo de generar mayores divisiones y enfrentamientos, pero al mismo tiempo, su no definición crea parálisis y continuas fricciones.

¿Cómo será el resultado electoral del FA de cara a las urnas el próximo febrero? Difícil de predecir. Lo que sí está claro es que la situación de la izquierda a nivel mundial y latinoamericano, la ausencia de consensos estratégicos con relación al gobierno de Solís Rivera, y los conflictos internos plantean retos de gran significación para el Frente Amplio, que no se pueden obviar, y de cuya resolución depende en mucho que lo acontecido en el 2014 no resulte “un paso adelante, y dos pasos atrás”, para mencionar la conocida obra de Vladimir Lenin.

En el contexto nacional, aunque no como opción de triunfo electoral, se mueven corrientes religioso-políticas, que intencionadamente manipulan temas sociales, de naturaleza muy privada, pero que requieren definición legal, para darles cobertura dogmática-religiosa con el propósito de impactar la voluntad de los creyentes. La maniobra es retrasar o enterrar definiciones del cuerpo legislativo, o hacer chantaje político en búsqueda de prebendas propias.

Estos movimientos han tomado asiento en el parlamento, tienen voz, gozan de todos los atributos que el reglamento legislativo otorga para posponer o enterrar debates, y reciben aplausos de sectores del catolicismo y de otras sectas religiosas.

Hay temas de gran trascendencia para el país como la resolución de la crisis fiscal, el futuro de nuestra agenda energética, el justo ordenamiento del empleo público, el futuro de nuestro sistema de pensiones, entre otros, que exigen definiciones claras y contundentes de los aspirantes a la Presidencia de la República. Hasta ahora, nada o muy poco ha habido en esa dirección.

 

 * Periodista

 

PERIODISTA:

EMAIL:

Martes 25 Abril, 2017

HORA: 12:00 AM

Enviar noticia por correo electrónico

SIGUIENTE NOTICIA

ÚLTIMA HORA