Oda a la mediocridad
Adid Soto Araya
Hace poco, cientos de jóvenes a nivel nacional presentaron las conocidas pruebas de bachillerato, el último requisito para superar su etapa colegial y subir un peldaño más en su formación educativa, permitiéndoles incluirse en la vida universitaria.
Si bien es cierto, muchos de los jóvenes terminan sus estudios en bachillerato y deciden emprender su camino en busca de un empleo, otros deciden continuar con sus estudios universitarios, eligiendo entre la gran cantidad de opciones que se presentan en nuestro país con el objetivo de alcanzar una profesión, un técnico o alguna especialidad que les permita encarar con las mejores herramientas la búsqueda de superarse en sus vidas.
Las temidas pruebas de bachillerato no son otra cosa que un mecanismo que permite a todos los estudiantes prepararse para encarar la realidad existente fuera de las aulas, de los liceos; quienes deciden continuar con una profesión, deben comprender que a lo largo de la carrera elegida se enfrentarán a múltiples pruebas y procesos que les permitirán formar su carácter.
Sin embargo, una gran cantidad del estudiantado no logra culminar con éxito las pruebas de bachillerato, esto por una gran cantidad de razones, que van desde desidia hasta una terrible apatía por estudiar y prepararse para realizar las pruebas.
El diputado del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) alega (absurdamente) que estas violan el derecho de igualdad y gratuidad, mas esto es una falacia, dado que todos los estudiantes reciben la misma oportunidad para presentar y realizar las pruebas, en ningún momento se viola el derecho de igualdad, y menos aún el de gratuidad debido a la ausencia de pago para realizar los exámenes.
Eliminar estas pruebas no es otra cosa que una “oda a la mediocridad”, fomentando un lastre para la población estudiantil y causándoles un daño. ¿Por qué un daño? Porque se les enseñaría a los jóvenes que, cuando no pueden enfrentarse y salir victoriosos de un problema, la salida es eliminarlo alegando violación de derechos constitucionales y no esforzarse en busca de soluciones.
Es una realidad que las pruebas de quinto año tienen errores, sin embargo, son una gran herramienta que permite a quienes desean caminar una milla más, dar ese último esfuerzo en pos de obtener una victoria.
El señor diputado Luis Vásquez, en lugar de desarmar a la población estudiantil, debería enfocar su voz en brindar al estudiantado las “armas” para mejorar como profesionales y trabajar de forma vehemente por aprobar la educación dual en nuestro país, algo que sin lugar a duda vendría a vigorizar la educación, dando un giro importante en un campo que no solo prepara a los futuros profesionales, sino que permite a nuestro país ser aún más competitivo.
Países como Alemania cuentan con la educación dual, la cual ha generado grandes réditos al sector empresarial e industrial. Señor Vásquez, si realmente desea ayudar a los jóvenes, evitar la violación de la igualdad, fomente la formación de carácter, de lucha, de buscar soluciones, amalgame los estudios con esto y nuestro país estará preparando una generación con voz, capaz de enfrentar con templanza, y de buscar su espacio en la historia del país.
Enfoque sus fuerzas en otras trincheras y no pretenda orquestar la mediocridad, el desinterés ni el detrimento de la educación en nuestro país.
Bien lo decía Nelson Mandela: “La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”, demos esta arma a nuestro pueblo y seamos capaces de cambiar el mundo un peldaño a la vez.
