Con tan solo 10 años, Francisca Ruiz Haack comenzó a interesarse por los talleres de pintura clásica, carbón, pastel y óleo clásico, algo que descubrió pintando natural y espontáneamente gracias al estímulo que recibió de una profesora que marcó sus inicios artísticos en su natal Chile, tanto así que las exposiciones y la crítica eran parte de su vida desde niña.
Posteriormente su vida dio un giro inesperado cuando la biología la atrapó por completo, por lo que decidió estudiar bioquímica y hacer una carrera científica, aunque el arte nunca la abandonó porque continuó realizando cuadros y pinturas como un pasatiempo, lo que finalmente terminó por consumirla, ya que dejó de lado su profesión para dedicarse a su gran amor.
“Yo llegué a Costa Rica hace siete años y unos tres años antes había decidido abandonar por completo la ciencia, por el trabajo de mi esposo nos vinimos con toda la familia y me encanta el país. La verdad me gusta mucho estar acá y a nivel artístico ha sido importante para mí porque encontré un lugar donde desarrollarme, la naturaleza que ustedes tienen es una inspiración total”, declaró.
Con respecto a su línea de trabajo, Francisca desarrolla tres aspectos fundamentales, la temática abstracta, las esculturas, los árboles y la naturaleza. Los elementos mágicos están presentes en sus últimas obras.
IDENTIDAD
ENCONTRADA
Su estancia en el territorio nacional le ha permitido demostrar su arte, conocer colegas y también por medio de la exuberancia, pureza y diferentes formas definir una identidad, algo que ha podido plasmar en sus lienzos y esculturas.
“Aquí tengo una fuente de inspiración que me ha permitido dedicarme por completo al arte, como extranjera puedo decir que en Costa Rica se aprecia mucho y ustedes combinan bastante con el arte. Es un país que tiene un excelente nexo con las artes en general y están al alcance de las personas, aquí hay un sello propio que lo hace enriquecedor y eso es excelente”, agregó.
Sus primeros estudios en Chile le permitieron aplicar esos conocimientos en suelo patrio, pero eso sí, su búsqueda constante por mejorar la hacen aprender algo nuevo y distinto todos los días, por lo que observación y aprendizaje de nuevas técnicas van de la mano en su realidad cotidiana, lo que le ayuda a crecer por su curiosidad.
Toda esta experiencia acumulada a lo largo de los años le ha permitido llevar a cabo más de 30 exposiciones individuales, colectivas y permanentes, tanto en Chile como en Costa Rica, lo que espera seguir haciendo muchos años más.