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Opinión

De Dilma Rousseff a Luis Guillermo Solís

Luis Fernando Salazar R*

Soy un periodista siempre interesado en la política tanto nacional como internacional, por ende, he seguido de muy cerca lo que ocurre en Venezuela, lo que pasa en Argentina y lo que ha sucedido en Brasil. Hace días quería referirme al tema de Brasil y la metida de pata de nuestro Presidente me ha dado la oportunidad de abordarlo hasta donde mis limitadas capacidades me lo permiten.

Para comenzar, hay que decir que la destitución de la señora Rousseff se dio bajo una situación política muy difícil. Primero, una economía en total recesión. Segundo, un país carcomido por una corrupción generalizada. Tercero, es destituida por un Parlamento cuestionado casi en su totalidad por actos de corrupción. Cuarto, un alto nivel de desempleo y pobreza, etc. Si bien estoy de acuerdo en que su destitución no se dio por errores gravísimos, estos sí alcanzaron para procesarla a la luz de la Constitución y conducirla al Mont Faucon para ser decapitada. Ahora, desde el punto de vista político, la señora Rousseff construyó su propio patíbulo y es culpable de su propia desgracia. Primero, apareció el caso “lava jato” y toda la corrupción de Petrobras, iniciada en el Gobierno de Lula y alimentada en el de la señora Rousseff; luego, se gestó una enorme inconformidad social por el crecimiento del desempleo y la pobreza; tan así es que cuando Lula inició su primer mandato había en ese país 36 millones de pobres y hoy, cuando la señora Rousseff deja el poder, también deja los mismos 36 millones de pobres; es decir, su cacareada política de inclusión social no solucionó el problema de la pobreza. Esto es muy dado en estos regímenes demagogos de izquierda, que, para mantener su clientelismo político se inclinan por subvencionar la pobreza y no erradicarla y obviamente no hay economía que aguante semejante disparate, eso le pasa a Brasil. Estos vividores de la pobreza, también se instalaron en Venezuela y era lo que tenía instaurado la expresidenta Cristina Fernández en Argentina. En el caso de Brasil hay que agregarle que, después de más de tres lustros en el poder del Partido de los Trabajadores, sus dirigentes, y en este caso la señora Rousseff, se volvió una mandataria prepotente y arrogante, cometiendo el grave error político de convertir a sus adversarios políticos en sus enemigos políticos, lo que creó el caldo de cultivo que provocó el desenlace constitucional que ya de todos conocemos. Como se ve, en todo este intríngulis político no hay nada que justifique el bochornoso espectáculo que dio nuestro Presidente en la ONU.

Si bien es cierto, las relaciones internacionales las manejan el Señor Presidente y su Canciller, también lo es que esta conducción no debe estar divorciada de los valores democráticos y de las tradiciones civilistas de nuestro país. El espectáculo farandulero ofrecido por nuestro señor Presidente en la ONU, alcanza el grado de gravísimo al constituirse el mismo en una ofensa a un país amigo y al desnudar con este la incongruencia del Gobierno en el manejo de nuestra política exterior. Porque no es posible que, mientras el señor Presidente abandona el salón de sesiones de la ONU, para mostrar ante el Presidente Temer su desacuerdo por la destitución de la señora Rousseff, él y sus diputados asuman una actitud pusilánime y complaciente con los dictadorzuelos venezolanos, manteniendo en este tema un concubinato vergonzoso con los izquierdistas del Frente Amplio. Señor Presidente, eso no se vale, eso no es lo que queremos el 99,99% de los costarricenses, ahora para completar su espectáculo Señor Presidente, solo nos falta verlo aplaudiendo a Maduro y a Ortega en las Naciones Unidas y que viva la Pepa.

Señor Presidente, el abandonar el salón de la ONU en compañía de sus amigos del ALBA es un hecho imperdonable, pues no es creíble que todo fue una mera coincidencia, recuerde que la mujer de César no solo debe ser honesta sino aparentarlo y ahí no hay apariencia que lo salve. El manejo de la política exterior en este caso es penosa y ofensiva para Costa Rica y constituye una grave falta de respeto, para el pueblo que lo eligió presidente. Quienes tienen posiciones de mando no deben olvidar que cuando el que manda pierde la razón, el que obedece pierde el respeto y en política eso es desastroso.

 

*Periodista

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Sábado 01 Octubre, 2016

HORA: 12:00 AM

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