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Opinión

¿Otra cédula tonta?

Raúl Alvarado Sibaja*

En la prensa de este jueves 18 de agosto, apareció la noticia de que el Tribunal Supremo de Elecciones, a partir del mes de setiembre, comenzará a entregar las cédulas, usando un nuevo formato y tipo de impresión, con el objetivo de hacerlas más seguras.

Sin embargo, en ninguna parte de la noticia leo lo que me hubiera gustado encontrar: Que no es otra cédula tonta como la que tenemos actualmente, sino que los costarricenses tendremos una cédula inteligente. Pero no, desgraciadamente no es así.

¿Cómo convierto una cédula tonta en una cédula inteligente? Muy sencillo, agréguele un chip como el actualmente traen las nuevas tarjetas de crédito y débito.

Este cambio, sencillo y fácil de convertirlo en realidad, puede tener enormes beneficios, tanto para el mismo TSE, como para las otras instituciones del Estado costarricense y para la empresa privada.

Empecemos por el propio TSE. Como veremos más adelante, la cédula inteligente se volverá sumamente útil, entonces toda la gente se va a preocupar por tener cédula y tenerla al día. 

En los procesos electorales, va ayudar al menos en la confirmación electrónica de que efectivamente la cédula estuvo físicamente presente en el lugar de votación y el conteo real de cuánta gente votó en esa mesa. Esto contribuirá significativamente a disminuir el fraude que ocurre en los sitios de votación alejados, en donde a veces todo queda “en familia”. También, la cédula inteligente es la base tecnológica sobre la cual se puede implementar el voto electrónico.

Antes de seguir adelante, es importante tener claro este concepto: Una tarjeta de crédito o débito, una cédula inteligente, un monedero electrónico y otras por el estilo, son simplemente un pedazo de plástico con un identificador único. Sobre esta base, es perfectamente posible desarrollar software, programas, aplicaciones, para una gran variedad de usos. (Un “plus” sería agregarle un pequeño cuadradito de esos, equivalente al código de barras, pues entonces se podría escanear con un celular y de esta manera la cédula entra a formar parte de “el internet de las cosas”).

El primer uso evidentemente será el de ser cédula de identidad.

Un segundo uso puede ser el de monedero electrónico nacional. Esto permitiría, por ejemplo, que se unifique un solo sistema de cobro electrónico en los autobuses. Esto puede ser de gran interés para el MOPT y el Consejo de Transporte Público. Ojo, esto no perjudica a diferentes empresas que quieran desarrollar software, para el cobro de las tarifas en buses y taxis. Simplemente unifica y pone orden. Algo similar ocurre ahora con los teléfonos celulares, tenemos un número fijo y si queremos cambiamos de operador que nos presta el servicio. A los taxistas rojos les puede servir de punto de partida para desarrollar aplicaciones que puedan competir con Uber. 

En la ruta 27, en la General Cañas y en la ruta 32, se podría pagar con el monedero electrónico, esto ayudaría en las líneas que no sean para “Quick Pass”.

Un tercer uso es el de servir como tarjeta de crédito y/o débito. Es una tarjeta de crédito con foto y con altas medidas de seguridad. Los operadores de tarjetas, Visa, Master Card, American Express, etc., no tienen por qué verse perjudicados, simplemente adaptan sus aplicaciones para utilizar un plástico único. Además, los proveedores de esos servicios podrán seguir emitiendo las tarjetas que actualmente tienen en el mercado. Para los consumidores esto representará una mayor tranquilidad, pues es más difícil que alguien les robe “la tarjeta”, pues lleva la foto del propietario. 

Definitivamente el Ministerio de Hacienda estará muy interesado en esta aplicación.

La cédula inteligente claramente sería el punto de partida para desarrollar el expediente de salud electrónico. La CCSS podría ahorrar muchos millones de dólares.

¿Para qué emitir licencias de conducir? El oficial de tránsito simplemente puede, con su celular, escanear la cédula e inmediatamente sabrá si el conductor del vehículo tiene o no “licencia”, si está vencida o no, si tiene restricciones o no, etc.

La lista de posibles aplicaciones podría seguir creciendo, estoy seguro que los muchachos jóvenes pronto saldrán con otro montón de aplicaciones, pero: ¿qué se puede hacer si ya el asunto va a toda máquina?

Yo le solicitaría, le rogaría al TSE, que posponga por un mes la entrega de las nuevas cédulas y vea la posibilidad de renegociar los contratos con las empresas proveedoras. Creo que básicamente lo que habría que hacer es cambiar el diseño del espacio dentro de la cédula, para que pueda imprimirse en un plástico que ya venga con el chip. Estas empresas no tienen por qué preocuparse por el desarrollo de las aplicaciones, eso lo harían otras empresas. Me parece que la experiencia que ya tiene, por ejemplo, el BNCR, en el diseño e impresión de estas tarjetas, sería de gran utilidad en este caso.

Por favor, dejar pasar esta ventana de oportunidad, seguir con otra cédula tonta, sería una verdadera lástima.

 

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Sábado 27 Agosto, 2016

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