La responsabilidad trasciende el género
Editorial
La presidenta del Banco de Costa Rica, la señora Paola Mora Tumminelli, es la máxima autoridad en esa entidad, por ende la responsable primera de dar cuentas, como todo funcionario público, cuando hay asuntos que generan dudas en el quehacer de la dependencia o bien propios y de sus colaboradores a lo largo y ancho del país.
Pero parece que dar explicaciones o ser consultada sobre investigaciones que desarrollan las autoridades sobre el banco no es el fuerte de la señora y eso se entiende porque no todo el mundo tiene destrezas para comunicarse con los medios, para eso hay entrenamientos de voceros que podrían subsanar esas carencias, pues el silencio y la malacrianza nunca serán la fórmula.
Puede pedirle al gobierno que la asignó en ese puesto que le dé una mano para así responder ante cuestionamientos que se le hacen como presidenta de un banco del Estado, denuncias que en contra de la administración hacen los sindicatos de trabajadores, la demanda que ella interpuso contra esta misma institución y la investigación que se derivó en la Procuraduría y el Consejo de Gobierno.
Ahora doña Paola se molesta porque este diario publica una noticia sobre las incesantes notificaciones que el OIJ intentó hacerle para que se presentara a ampliar una denuncia que ella misma interpuso, pues asegura -según documento en poder de DIARIO EXTRA- que le falsificaron la firma, asunto que concordamos es grave, pero que parece ha sido tramitado con el menor de los resguardos, pues hasta un folio en sedes judiciales se perdió por arte de magia.
Que un documento de tal valor para una investigación eche patas es asunto serio que merece ser investigado, lo que en vez de molestar a la presidenta del BCR debería ocuparla porque es su denuncia.
Ha querido Mora Tumminelli hacer pensar que las publicaciones en este medio sobre los allanamientos al ente financiero en investigaciones de lavado de dinero y las imputaciones a funcionarios de su entera confianza son una persecución a su persona, o peor aún, que se trata de un asunto de género.
Qué triste pensar que una jerarca con tales responsabilidades y obligaciones, pero además con atestados profesionales admirables, quiera “defenderse” o eximirse de dar explicaciones diciendo que es mujer y por eso las noticias publicadas.
La responsabilidad no es un asunto de género, no distingue entre mujeres y hombres, así como Mora ha tenido que dar la cara cuando se cuestiona el actuar del banco, así el gerente Mario Barrenechea, quien en múltiples ocasiones ha sido señalado por nombramientos dudosos, falta de atestados y otros aspectos. Y eso no ha ocurrido porque sea hombre. No, eso sucede por el puesto que desempeña.
Nadie dijo que gerenciar fuera fácil, y menos un banco, pero esos son los retos de la administración pública, y si hay denuncias que hagan presumir de un mal manejo, anomalía e irregularidad es indudablemente competencia de un banco que maneja fondos públicos contestar sí o sí a las consultas de los medios de información en aras de la transparencia.
No puede un alto funcionario elegido por el gobierno mandar mensajes de texto a periodistas amedrentando, insinuando o advirtiendo sobre acciones legales si se continúa con publicaciones, pues como han de saber lo entendidos en la materia, a la prensa eso no la impresiona.
Gracias infinitas que el Estado de derecho en Costa Rica da para todos y ha otorgado validez al ejercicio periodístico, pese a los intentos de algunos por acallar o marginar.
Dicen que los papeles hablan y eso es lo que cuenta, como hablan los expedientes de las investigaciones por lavado de dinero en la Fiscalía General, como lo hacen también los documentos de la Procuraduría de la Ética y el Consejo de Gobierno, con sello de recibido y tramitado, y un sinfín de hojas más que se han usado para contar cómo el BCR presuntamente ha recibido dineros de dudosa procedencia y no solo de Latco, como el propio ente denunció.
No importa quién esté en los puestos de gerencia o presidencia de una institución, eso jamás será un tema trascendental porque es sabido que en este país muchas de esas elecciones se hacen por cuotas y argollas, no por méritos, lo cierto es que quien decida asumirlos deberá con entereza hacer frente a tales responsabilidades.
