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Opinión

Una cuenca en coma: La penosa cara del PH Reventazón

Jorge Lobo y Mauricio Álvarez*

Hemos visto impresionantes videos y campañas promocionales de la construcción del proyecto más complejo y costoso que se ha construido en nuestro país y Centroamérica, el Proyecto Hidroeléctrico Reventazón. Esta campaña presenta esta obra como un proyecto ejemplar, posiblemente para convertirlo en la carta de presentación del ICE para promocionar la construcción de otro megaproyecto del doble de tamaño y mucho más complejo (el P.H. Diquís), así como otros en que el ICE está participando a nivel centroamericano. 

En el planeamiento, construcción y en etapa de llenado de la enorme represa de este proyecto han ocurrido graves impactos socio-ambientales que han permanecido bastante lejos de la campaña publicitaria del ICE y del actual gobierno. Pero una visita al sitio del proyecto y la revisión de los documentos técnicos (como el E.I.A.) y denuncias ambientales muestran la otra cara de este megaproyecto. 

La megarepresa. El enorme dique del P.H. Reventazón (130 metros de altura y medio kilómetro de largo) producirá un embalse de 9 kms de longitud, 85-105 metros de profundidad en su sitios más profundos, con aproximadamente 7 km2 de espejo de agua. Esta represa inundará (proceso casi completado en este momento) 265.9 has de bosques y 408.8 hectáreas (has) de pastizales arbolados, así como alrededor de 300 has de charrales, plantaciones forestales y cauce original del río.

Será, por su volumen, la represa hidroeléctrica más grande de Centroamérica. Y grandes serán también los impactos ambientales. Comenzando por la putrefacción de toda la vegetación inundada (no retirada por el ICE, contrariando lo prometido en el Estudio de Impacto Ambiental), que generará grandes emisiones de metano, uno de los gases de mayor potencia de efecto invernadero. Este enorme embalse parte a la mitad una región que funciona como corredor biológico que conecta las áreas protegidas de la Cordillera Volcánica Central y el área protectora de Siquirres y la cuenca del Pacuare. 

El llenado del embalse del P.H. Reventazón puede generar inestabilidad y derrumbes en los taludes del río, un peligro para la viabilidad del proyecto y de los ecosistemas remanentes de la obra. Algunos vecinos han documentado, además, la extracción de materiales del fondo del río por parte del ICE sin los debidos permisos de concesión minera. Existe preocupación por la desestabilización de las bases de la montaña que sostiene el Humedal Laguna Lancaster, un importante Humedal Lacustrino (decreto No. 23004-MIRENEM), protegido por laderas que colindan con el futuro embalse. Esta laguna ha servido de refugio para diversas especies de felinos, como puma, yaguarundí y ocelote, según consta en el monitoreo por medio de cámaras que se realiza en las orillas de la laguna. Según los vecinos "en el Estudio de Impacto Ambiental se contemplan las paredes de Lancaster como zonas de alto riesgo de derrumbe, pero en esta montaña en vez de ser construidas paredes de contención se les estuvo socavando las bases". 

La catástrofe ecológica que puede ocurrir en este tipo de represas se puede visualizar en el embalse del PH Angostura, el último gran embalse construido sobre el río Reventazón, a escasos 50 kms aguas arriba del P.H. Reventazón. Buena parte del espejo de agua de este embalse ha sido invadido por lirios acuáticos que, en paralelo a la contaminación del embalse por aguas residuales y agrícolas, ha producido un embalse maloliente y con plagas de zancudos, un apocalipsis para los empresarios y vecinos del embalse, ilusionados con las promesas de lo que sería un atractivo turístico y escénico.

Tal acumulación de lirio acuático, una planta que puede duplicar su biomasa en pocos días, levanta preguntas sobre los costos de mantenimiento de este proyecto y sobre su viabilidad futura. El crecimiento de esta planta invasora ya se puede notar en el embalse en formación del P.H. Reventazón. La putrefacción de sus raíces y la acumulación de lodo contribuyen a la disminución del oxígeno disuelto en el agua, creando un ambiente hostil a otras formas de vida y acelerando las emisiones de gases de efecto invernadero del embalse. El cuestionamiento se hace extensivo para los otros proyectos en conjunto de la cuenca, sobre todo aguas abajo de los proyectos, donde los desembalses y las crecidas generan otras pesadillas para las comunidades caribeñas. 

El ICE, obligado como está por la legislación ambiental nacional y por compromisos con sus fuentes de financiamiento (BID), desarrolla un proyecto de compensación por los daños ambientales del P.H. Reventazón. Este proyecto no se desarrollará en la misma cuenca, sino en la cuenca del río Parismina. Causa extrañeza que este proyecto no se desarrollara en otras cuencas cercanas a la del Reventazón, como las del Chirripó o la del Pacuare, donde se concentran los esfuerzos de conservación de comunidades de la zona.

Cabe recordar que la cuenca del Pacuare está temporalmente protegida de proyectos hidroeléctricos por un plebiscito popular realizado en el año 2005, y por un decreto ejecutivo. ¿Habrá pesado en la decisión del ICE sobre el lugar del área de compensación su interés por desarrollar futuros proyectos hidroeléctricos en esos ríos?

Cuenca sacrificada. La cuenca del Reventazón ha sufrido un profundo deterioro de sus ecosistemas terrestres y acuáticos, en gran parte por la fragmentación de su cauce y de sus bosques con 9 proyectos hidroeléctricos sucesivos en funcionamiento, públicos y privados, y varios más en lista de espera. El río desaparece por kilómetros en tubos y embalses, y casi el 35% de su recorrido transcurre como un río desprovisto del 90% de su caudal (por encontrarse en el trayecto entre represas y casas de máquinas).

El P.H. Reventazón sería el quinto proyecto hidroeléctrico construido directamente sobre su cauce, uniéndose a los proyectos Río Macho, Cachí, La Joya y Angostura. A esto se les unirían en el futuro Torito, Ampliación Cachí y el PH Izarco. En los tributarios de la cuenca están Birrís I y III, Tuis, Barro Morado I y II y Río Lajas. Además para los tributarios del Reventazón se están planeando la modernización de Birrís (Birrís III) y Barro Morado.

En días reciente salió a la luz otro proyecto: La Perla, de 17 MW, un proyecto que el ICE está tratando de impulsar frente a la Contraloría, pero el refrendo del contrato ha sido rechazado en 3 ocasiones, pues no ha podido garantizar que dicha represa será independiente del PH La Joya, perteneciente a la empresa Unión Fenosa(Diario Extra, 22-3-2016). En resumen, el futuro del río Reventazón es convertirse en algo parecido a un canal artificial, ya que sería atravesado por 17 proyectos hidroeléctricos en total.

Puede constatarse que el Reventazón ha sido sacrificado en los altares de la producción hidroeléctrica, después de ser uno de los ríos con mayor diversidad de especies y de ecosistemas del país. Su condición se asemeja a la del Río San Carlos, con alrededor de 21 proyectos operando y 10 en trámite. Son los “sitios de sacrificio”, como se dice en la jerga de las industrias extractivas, los sitios que una vez iniciada su explotación intensiva, pierden valor y pueden ser más sacrificados gracias a su deterioro intencional. 

Después de una visita a la zona, y considerando las opiniones de los afectados por las expropiaciones del P.H. Reventazón, sale a flote la existencia de coerciones para facilitar expropiaciones, la realización de avalúos injustos por el ICE y otros abusos que no son nuevos. Son la otra cara del ICE, que insiste en presentar este proyecto como emblema de gestión socio-ambiental (ver artículo en La Nación del 25 de abril, 2016 ). 

Desde el inicio de la construcción de la represa del PH Reventazón han habido problemas que incluyen tanto denuncias ambientales como violaciones laborales (Era verde, Reportaje - PH Reventazón: ¿a costa de qué se produce la energía? ,31/10/2011). Además, durante el 2012 la construcción del proyecto enfrentó bloqueos y protestas de contratistas que alquilaron maquinaria y trabajaron durante la construcción, además de la ocurrencia de un gran deslizamiento en abril y noviembre del 2012 y pérdidas por más de $10 millones por un fuerte temporal. 

Impactos. No existe hasta el momento una evaluación de los impactos acumulativos por la proliferación de grandes desembalses y otros proyectos, del ICE y privados, a lo largo de la cuenca del Reventazón. Cada proyecto ha sido justificado por su Estudio de Impacto Ambiental particular, sin que se haya realizado un ensayo serio y técnicamente fundamentado de las consecuencias de todos los proyectos. Por ejemplo, ¿que ocurrirá con la dinámica del río cuando se encadenan las descargas de sedimentos de todos los proyectos? ¿Cuáles son los efectos sobre la fauna acuática del desecamiento del río en buena parte de su recorrido? ?Cuál será el impacto acumulativo de todos los proyectos sobre la dinámica de los canales en el sistema de humedales en la desembocadura del Reventazón? ¿Cuál será el impacto final de la pérdida total de la conectividad entre la cuenca alta y la cuenca baja del río? 

Por el momento, el impacto de la sobreexplotación del Reventazón por embalses hidroeléctricos ha tenido una víctima clara: la extinción de los peces migratorios de este río. Tanto empresarios turísticos como la Asociación Costarricense de Acuarismo para la Conservación de los Ecosistemas Dulceacuáticos (ACACED) han denunciado el mal estado del río y del embalse, así como la desaparición en la cuenca alta y media del Reventazón y de otros ríos, de especies de peces como el pez bobo, además del tepemichín y la machaca (http://acaced.org/).

En vez de estos peces, los embalses están llenos de tilapia y de una especie de langostino invasor, que contribuyen a la extinción de especies nativas. Es tal el coma que sufre la cuenca del Reventazón en este aspecto, que esta la ACACED ha decidido enfocar su esfuerzo en salvar el bobo en otra cuenca, la del Pacuare, impulsado la primera moratoria a la pesca durante los meses de apareamiento. Es triste esta realidad, especialmente si se constata que en el pasado buena parte de las especies de peces de agua dulce de Costa Rica podían encontrarse en la cuenca del Reventazón. 

Estos son sólo algunos de los pecados del proyecto hidroeléctrico más grande de Centroamérica. Pésimos precedentes para el Diquís. Y nos da lecciones y razones claras para enfrentar la intensión de transnacionalizar el ICE hacia otros proyectos hidroeléctricos igualmente polémicos en Centroamérica.

Creemos que esta institución, que ha jugado un papel tan importante en el desarrollo nacional, sometida como está a una campaña de desprestigio y minado por parte de sectores que desean apropiarse de sus recursos, debe entender que la política energética no puede basarse más en la construcción de megaproyectos hidroeléctricos bajo la excusa de la generación sin límites de energía "limpia". Nuestros ríos no aguantan más y el cambio climático augura pocas posibilidades a esta estrategia. La conservación de la energía, y el desarrollo de otras fuentes alternativas (eólica y solar) deben ser las bases fundamentales de las políticas energéticas del país para los próximos años.

 

*Profesores UCR.

 

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