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Opinión

Hay que empezar por ordenar la casa

Editorial

Sabemos que dentro y fuera de las familias hay problemas, unos más fáciles de resolver que otros, por ende en los ministerios, empresas e instituciones del país pasa lo mismo; sin embargo, la consigna en todos estos casos debe ser primero resolver lo que pasa internamente y después lo externo. 

Tal es el caso del Ministerio de Justicia, que tiene el problema del hacinamiento en las cárceles, por lo que actualmente hace hasta lo imposible por solucionarlo, aunque haya que sacar reos a diestra y siniestra, y muchos de ellos estén saliendo a delinquir nuevamente. 

Se suma a la gran molestia que esto ha significado para la mayoría de los costarricenses, que nos sentimos inseguros con esa política que en lugar de arreglar el problema, al parecer lo pone peor. 

Pero el asunto no solamente radica en esto de los reos, pues no son los únicos que están hacinados, los policías penitenciarios también viven situaciones similares y al parecer a nadie le importa; de hecho, tienen muchos años de estar denunciando y la tendencia ha sido hacerse de oídos sordos. 

A esto se le debe sumar que se sienten desautorizados por la propia Ministra, ya que cuando llega a ver a los reclusos les dice que con solo que los policías les hablen o los vuelvan a ver feo, le avisen. Eso no es más que una actitud de niños: andar dando quejas. 

Además, muchas de las personas que están en las cárceles no llegaron ahí por ser excelentes, honorables e intachables ciudadanos, por lo que ya parece que le piden mucho a la vida, ser tratados como reyes y premiados por sus malos actos. 

Entonces ante este panorama los policías ya no solo se sienten desprotegidos sino también desautorizados, cualquier acción para evitar desórdenes y altercados dentro de la cárcel se puede tomar a mal, teniendo ellos consecuencias que van desde las suspensiones, investigaciones y hasta los despidos en algunos casos. 

Aquí aplica aquel dicho de que los patos les tiran a las escopetas; al parecer los reos tienen más privilegios y concesiones que los trabajadores de las cárceles. 

Para los policías el hacinamiento no es el único problema: muchos aseguran que deben trabajar con zapatos dañados, uniformes viejos, duermen en colchones sucios y además laboran más horas de la cuenta. 

Asimismo los presos están enfuerzados gracias a la gran pelota que les han dado las autoridades; no es para menos, si en lugar de tenerlos a mecate corto la encargada de esta cartera les habla de “mis chiquitos”, como si se tratara de niños de kínder. 

Tanto es así que ya pueden hacer lo que les da la gana dentro de los centros penales. En días pasados se descubrió que con el aguadulce que les estaban dando para quitarles el frío, preparaban nada más y nada menos que chicha. 

Por querer hacer una gracia y tenerlos chineaditos, más bien terminaron fabricando una sustancia para emborracharse y enfiestarse, al parecer muchos de ellos no se han dado cuenta que cometieron un error y deben de pagarlo. 

No pueden seguir teniendo privilegios y cuidados como si estuvieran en sus casas, donde sus mamás, hermanas, esposas, novias o amantes los chineaban y les hacían cositas especiales. 

Hacemos un llamado a las autoridades de Justicia para que primero solucionen los problemas que tienen en casa con las malas condiciones de los policías y que luego analicen si vale la pena seguir soltando reos para volver a recibirlos pocas semanas después, porque estos vuelven a delinquir.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

EMAIL: [email protected]

Lunes 13 Junio, 2016

HORA: 12:00 AM

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