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Opinión

La gente está harta de los pleitillos políticos

Mario Redondo*

La Asamblea Legislativa inició su tercera legislatura, se encuentra a mitad de camino y le restan poco más de 700 días para trascender, para comprender que la gente está harta de los pleitillos políticos que no conducen a nada.

Los 57 diputados quedamos con el enorme desafío de demostrar si somos capaces de dejar huella y abandonar las reyertas partidarias, los pleitillos que no tienen mayor impacto sobre la realidad de la gente.

Urge que la Asamblea Legislativa aproveche este segundo tiempo para actuar en grande, pensar en grande y, para ello, se deben dejar los cálculos electorales, con el fin de concentrarse en la gente, esa que, al fin de cuentas, recibe las consecuencias de las omisiones o de las acciones legislativas.

A la gente de a pie poco le importan las izquierdas y las derechas, poco entiende de los pleitillos legislativos. Lamentablemente esos pleitillos terminan por abstraer al Congreso de lo verdaderamente importante.

 

URGIDOS DE CAMBIOS

 

El costarricense está a la espera de un Estado y de una clase política que le responda con urgencia, que logre acuerdos importantes. Si en la Asamblea Legislativa no se cambia la mentalidad, terminará la gestión con más pena que gloria.

El país vive momentos extraños: apostó al cambio, pero ahora reclama, con justa razón, que este no se evidencia en ninguna transformación que pudiese catalogarse de fundamental.

Costa Rica no avanza en infraestructura, sufre golpes en seguridad, mantiene un nivel altísimo de endeudamiento, paga una burocracia cara, sectores de la población de mantienen marginados mientras otros viven como reyezuelos, se despilfarran recursos en créditos internacionales que no se ejecutan con celeridad y en privilegios al amparo de convenciones colectivas que no se modifican.

Es como mirarnos en un espejo detallado en pocas líneas. Así de mal estamos, pero no queremos aceptarlo. Resulta más relevante y trascendente el resultado de un partido de fútbol que el informe del Estado de la Nación. Probablemente, en los próximos días será más importante estar más pendiente del próximo campeón nacional de fútbol que de la realidad del país y los cambios urgentes que ni siquiera asoman su rostro.

Como costarricenses estamos distraídos, desenfocados, atendiendo asuntos sin importancia. Esta distracción peligrosa se ve reflejada en el tratamiento que le da Casa Presidencial a ciertos temas y aún en la propia Asamblea Legislativa, que se desgasta día a día, semana tras semana, mes tras mes, año tras año, en las discusiones circulares alrededor de temas que no son determinantes para el desarrollo nacional. 

Eso lo único que genera es postergar el alcance de soluciones transcendentes, importantes, necesarias o imprescindibles para la población costarricense.

 

PÉRDIDA DE CREDIBILIDAD

 

En el momento en el que el ciudadano empieza a perder la credibilidad en la clase política y en los partidos políticos y en la democracia como instrumento para solventar sus problemas, en ese momento esta nación tiene un problema serio y aquí ya se viene evidenciando. Ya hace algunos años el Latinobarómetro indicaba a Costa Rica junto con Venezuela como uno de los países donde la población se pronunciaba cada vez más a favor de un régimen político capaz de resolverle los problemas por sobre la democracia.

Es hora de que hagamos un alto y que nos ubiquemos en el análisis de las grandes transformaciones que este país está necesitando, que revisemos ese contrato social y dejemos se estar estancados en los asuntos insignificantes.

Sin embargo, hay que llenarse de mucho valor, pues cuando se trata de romper esta inercia, esta desidia, cuando se trata de enfrentar las condiciones que nos permiten tener un Estado perezoso y gastón, chocamos de frente con una realidad que nos debe doler en el alma nacional: a pocos les interesa y otros prefieren que todo siga como está.

 

¿HACIA DÓNDE VAMOS?

 

Sería ilógico suponer que haya fuerzas dispuestas a torpedear por hacer daño al país, sería como dispararse en el pie. El problema está en los mecanismos de articulación, en la falta autocrítica, en la falta de la humildad necesaria para tender los puentes que nos permitan alcanzar esos acuerdos, está en la capacidad de trascender a los pleitos que nos han llevado a enfrentamientos entre unos y otros, mientras el país se estanca. 

Pero las fracciones y los partidos deben comprender que la gente se cansó de la política tradicional, de que la gente ya no quiere una Asamblea de pleititos, de que la gente ya está harta de este tipo de política.

Si en la Asamblea Legislativa no se comprende eso, los efectos sobre la democracia se agravarán. Le corresponde a los diputados trascender para que el pueblo costarricense esté mejor, existan mayores oportunidades de trabajo, una mejor calidad de vida.

Creemos que habrá la madurez suficiente para encontrar el camino costarricense, con el fin de alcanzar esos grandes acuerdos. Quedan más de 700 días para hacer diferencia en la Asamblea Legislativa.

 

*Diputado

 

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Viernes 27 Mayo, 2016

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