Recope y el empobrecimiento del pueblo
Felipe Guadamuz Flores
Los aumentos desmedidos en los precios de los combustibles solicitados por Recope y la complacencia con que la Aresep se los otorga ponen de manifiesto la imperante necesidad de abrir el monopolio de los hidrocarburos en Costa Rica.
Con el timo de la “empresa de todos los costarricenses”, Recope, la refinadora que no refina pero ni una gota de petróleo, tiene una de las nóminas más caras del país y de la región. Si Costa Rica es un lugar caro para vivir, como muy acertadamente lo describió Juan Carlos Hidalgo, del Instituto Cato, donde realizó un análisis muy certero de los disparadores del alto costo de vida, Recope contribuye de manera indiscutible al aumento de la pobreza.
El monopolio sobre los combustibles y los precios elevadísimos pagados por los consumidores por un producto de pésima calidad y vendido a precio de oro que en definitiva no vale lo cobrado, encarece la luz, el pan, el alquiler, la leche, el arroz, los frijoles y los pasajes del bus.
En la convención colectiva de esa institución no se protegen derechos, se protegen abusos, mismos cuyo silencio se ha mantenido sepulcral por parte de la refinadora, hasta el punto de no querer divulgar información referente a la negociación de la convención colectiva, aun con el recurso de amparo interpuesto ante la Sala Constitucional por una abogada para la entrega de esos datos y cuya respuesta por parte de Recope ha sido negativa y dice que es una violación de los derechos de privacidad de los sindicalistas y eso entorpece las negociaciones. Lo que pasa es que no quieren que el pueblo sepa los abusos existentes en esas convenciones, porque si lo supiera, pediría que se las quiten de inmediato.
Los recopianos pretenden que seamos los consumidores, sí, usted y yo, jamás ellos, quienes paguemos las gollerías de la convención colectiva en el precio de los combustibles, lo cual llevó al antiguo regulador a decirles no a los abusos de la refinadora y a la no inclusión en el precio final pagado por los hidrocarburos comercializados donde se incluyera el monto de la convención colectiva.
La refinadora demandó sin reparo ni vergüenza a la Aresep porque quiere seguir viviendo a las anchas con el sudor de todos los costarricenses y pretende que seamos los consumidores quienes paguemos por los meses de vacaciones, meses, no días, tres comidas diarias y recreación de los recopianos, las cuales no forman parte de su salario ordinario sino de privilegios abusivos simplemente por ser emplanillados de esa institución, y así, por medio de la inclusión del monto de la convención colectiva en el precio final de los combustibles, ellos viven como ricos y usted y yo nos empobrecemos.
¿Empresa de todos los costarricenses? ¡Completamente! Pero solo cuando hay que pagar, pues mientras ellos viven como reyes, usted y yo trabajamos como esclavos y las ganancias y la opulencia del monopolio de los hidrocarburos jamás las disfrutaremos pero ni en un céntimo, lo que sí nos tocará es pagar más por la gasolina, el alquiler, el pan, el arroz y la leche, para que otros coman caviar, tomen vino y viajen a Europa todos los años.
