¿Cuál es el rumbo de este país?
Editorial
Bien lo dijo Aristóteles, el filósofo griego (384 AC-322 AC.), “No hace falta un gobierno perfecto; se necesita uno que sea práctico.”
Cuando un país deja de tener oportunidades para sus ciudadanos y se convierte en un lugar poco confiable, la situación no parece halagadora.
Eso es lo que sucede en Costa Rica según el último estudio de Cid Gallup, dado a conocer por este medio de comunicación en la edición de hoy, el cual revela que uno de cada tres costarricenses quiere irse de la Patria.
Es un dato preocupante, más si se toma en cuenta que quienes muestran un interés en buscar oportunidades afuera, tienen edades que van desde los 23 hasta los 39 años, en palabras sencillas, es la población económicamente activa.
A ello hay que sumar, que se trata de jóvenes profesionales y preparados académicamente en su mayoría, los que vislumbran un futuro difícil y consideran que los mercados extranjeros son una opción para superarse.
Hasta ahora Costa Rica no figuraba en las listas de naciones con altos volúmenes de emigración, pero los datos arrojados por esta encuesta visibilizan que la tendencia sería que cada vez más ciudadanos busquen rumbos exteriores y como sucede en el resto del área, envíen remesas para sus familias.
Cid Gallup destaca que tres motivos en especial catapultan a salir del país: el alto costo de la vida, el desempleo, los salarios bajos e insuficientes para hacer frente a las obligaciones y la inseguridad ciudadana, aspectos que en los últimos tiempos han venido en franco deterioro.
Surgen entonces las preguntas del millón: ¿Qué rumbo lleva el país de cara a las medidas tan extremas que piensan tomar muchos de sus ciudadanos? ¿Será que estamos frente a una oleada de fuga de talentos? ¿Por qué no puede Costa Rica ofrecer más y mejores opciones a sus jóvenes? ¿Qué hace el actual gobierno para buscar opciones? ¿Qué lleva a una nación como esta con altos índices de desarrollo social a deteriorase de tal forma? ¿Cómo es que los ciudadanos no tienen confianza en sus administradores y se muestran desesperanzados?
Irse, suena descabellado, pero será la realidad para muchos profesionales que por más intentos no logran colocarse en puestos de trabajo serios y formales.
Esa es una alternativa que cualquiera valoraría con solo analizar que la vida es “recara” en Tiquicia. También que no somos tan felices como dicen los estudios internacionales, cuando la pobreza mantienen sus índices, las empresas cierran operaciones y disminuyen las plazas. Además cuando hay una fuerte percepción de inseguridad por la penetración tan agresiva del narcotráfico.
Se entiende que la gente desee buscar nuevos rumbos para mejorar su calidad de vida, pues en dos años gran cantidad de empresas han cerrado sus puertas y miles de costarricenses quedaron al garete. Asusta cuando el gobierno insiste en que somos competitivos, situación que a todas luces no es tan real.
Las salidas más recientes fueron de las empresas Mondelez y Mabe, pero hay que sumar las micro, pequeñas y medianas empresas nacionales que dejaron de operar por la coyuntura actual.
“Costa Rica se encuentra en arenas movedizas, esta es una espiral, nos pasa las del pantano, impenetrables”. Esa es solo una de las expresiones que los sectores sociales y económicos se dejan decir ante un panorama sombrío y decepcionante. Muchos consideran que no hay mayores avances, que la economía parece un espejismo la cual trata a poquitos de expulsar a los más capacitados hacia otros destinos que sí son competitivos.
Salir en busca de nuevas opciones, producir y generar desarrollo para otros países pareciera paradójico, más si se toma en cuenta que es por fuerza mayor.
Costa Rica quiere avanzar, los profesionales aspiran a buenos trabajos ojalá en su propia tierra. Los que están al poder deben analizar este elemento de la encuesta de Cid Gallup y buscar la forma de destrabar el progreso, el desarrollo y el bienestar.
