Múnich. (EFE).– Dos momentos determinantes, un penal parado por el esloveno Jan Oblak y un contragolpe culminado por el francés Antoine Griezmann, lanzaron a un irreductible Atlético de Madrid a la final de la Liga de Campeones, con su reacción en el segundo tiempo, con sufrimiento y con una derrota válida (2-1). El valor del gol de visita le dio el pase al Atlético tras haber ganado 1 a 0 en la ida.
Otra gesta del conjunto rojiblanco, que demostró de nuevo mérito y cualidades indiscutibles: compite como nadie; corre más que nadie; no se rinde nunca; es un equipo insistente y potente, muy trabajado, pero también tiene jugadores de un talento individual indudable, como el que demostró su guardameta, Jan Oblak, o sus delanteros Griezmann y Torres en el contragolpe que supuso el 1-1.
PERIODISTA: Redacción Diario Extra
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Miércoles 04 Mayo, 2016
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