Sobre un posible acuerdo nacional
Marvin Herrera Araya*
No es la primera vez que se propone a los costarricenses la necesidad de construir un “Acuerdo Nacional” o un “Pacto Pluripartidario”, ante las cíclicas dificultades vividas por el Estado y nuestra sociedad, con la finalidad de resolver los graves problemas que más afectan el bienestar y progreso de nuestro pueblo y el desarrollo humano integral del país. Sobre este tema particular se han dado varias e interesantes propuestas tiempos atrás, incluso, se conoce que otros países ya han seguido este camino para un tema nacional en particular como la educación, la salud, la economía o sobre varios temas determinantes del mejor progreso nacional.
No obstante el valor que se le pueda atribuir a las distintas iniciativas, las que persiguen el mismo fin, actualmente el tema toma relevancia ante el riesgo de que el país pueda caer en una grave crisis socioeconómica. Personalmente, considero que no es suficiente, aunque sí necesario, que los partidos que compartan la necesidad-compromiso de contribuir, con seriedad y responsabilidad patriótica, a superar nuestros problemas estructurales que paralizan o retrasan los necesitados avances de Costa Rica, asuman el compromiso de poner sus votos para aprobar las leyes que sean pertinentes, a efecto de poner al país en la dirección correcta, requerida, pues parece que se requiera algo más que los votos para lograrlo.
Ante la propuesta de establecer un gabinete compartido, como se ha dicho, habría que examinar si esta idea puede convertirse en un enorme obstáculo para alcanzar lo que realmente interesa y necesita el pueblo costarricense. Tal vez se requiera estructurar un proceso factible y efectivo, menos complicado y, por ello, menos frustrante, para alcanzar la suprema finalidad.
Si los partidos, en representación de sus prosélitos, llegaran a concretar los 5 o 6 temas sustantivos, medulares, que pondrían a nuestra sociedad en la dirección correcta del desarrollo contemporáneo, sin lesionar ni faltar a los “Derechos y Garantías Sociales” ni a los “Derechos y Garantías Individuales”, consagrados en nuestra Constitución Política, es, efectivamente, un paso muy importante, pero no suficiente, para superar realmente los problemas estructurales del Estado costarricense. Si estos temas quedan simplemente indicados y razonados en el posible “Acuerdo”, podría darse que cada administración obre conforme a sus propias prioridades y énfasis, dentro del marco del Acuerdo, porque no habría un norte preciso, una ruta de desarrollo claramente definida, y esto podría incrementar, más aún, la desconfianza y desilusión de un noble pueblo como el nuestro, que no vería las esperadas y reclamadas soluciones a sus angustiantes problemas vitales, en el corto o mediano plazo.
Por lo anterior, convendría darle pensamiento al criterio, el cual comparto, de que esos 5 o 6 temas esenciales deben ser proyectados a 8 o 12 años, con objetivos, metas, intermedias o en tránsito, y con indicadores, por cuatrienio, para que los resultados del “Acuerdo Nacional” puedan alcanzarse en al menos en dos o tres administraciones consecutivas. De esta manera, cada administración asume el compromiso de alcanzar los objetivos y las metas de su respectivo cuatrienio que se especifiquen en dicho Acuerdo y que, en el caso de no alcanzarse a satisfacción, durante el respectivo período de gobierno, estos deberían ser ajustados para el próximo cuatrienio por los especialistas. En otras palabras, en 8 o 12 años, el país tendría el Estado que necesita, con la contribución primordial de cada Asamblea Legislativa y de cada administración. Una manera responsable y visionaria de iniciar los primeros años de un nuevo centenario de vida republicana y democrática de nuestra querida Costa Rica, poniendo en el centro de las decisiones políticas y técnicas a la persona humana, su bienestar, su progreso, su mejor calidad de vida.
Para alcanzar un “Acuerdo Nacional” pluripartidario de estas características, que sea el sustento político y técnico del “Plan Nacional de Desarrollo” de cada administración, será imprescindible que especialistas en los temas acordados y planificadores conviertan las decisiones políticas en los objetivos, las metas escalonadas e indicadores, para que el partido que gane las elecciones nacionales, cada vez, los respete y trabaje para lograrlos y, como se ha dicho, para ello es imprescindible tener el respaldo legislativo, institucional y ciudadano necesario. Ha de entenderse que todo tema nacional, provincial o regional, fuera del núcleo temático acordado, será abordado por cada administración según su propio proyecto político.
En síntesis: 1. Ciertamente, el país necesita la voluntad, la inteligencia y el compromiso de los partidos políticos, de la Asamblea Legislativa, de los gobernantes, de las instituciones, de los ciudadanos, para superar los verdaderos problemas del país, no sólo de los partidos que están representados actualmente en la Asamblea Legislativa; mejor, incluso, los que están inscritos a escala nacional por razones prácticas. 2. Los temas incorporados al núcleo del “Acuerdo Nacional” deben incidir positivamente en el mejor desarrollo humano integral del pueblo costarricense, esencia y razón del anhelado Acuerdo. 3. Tales temas producto de decisiones políticas serían puestos en manos de los especialistas, con el fin de que definan los objetivos, desglosen las metas, intermedias o transitorias, y los indicadores que correspondan a cada administración a partir de la próxima. 4. Pasadas las elecciones del 4 de febrero del 2018, el partido ganador trabajará para cumplir con su lote de responsabilidad y los diputados del período con la suya.
*Exministro de Educación Pública
