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Nacionales

“Roce de alcaldes con vicealcaldesas es a muerte”

Maureen Clarke sobre violencia política contra las mujeres:

  • Es como un acoso laboral. Tienen que oír las cosas que les dicen, las groserías en el día a día. Lo que terminan diciendo las mujeres es: 'Yo no necesito esto, mejor me voy para mi casa'. No es un jue

  • Maureen Clarke, exministra de la Mujer, en conversación con Iary Gómez, gerente de Medios del Grupo Extra, y Paola Hernández, directora de DIARIO EXTRA

  • Hay alcaldías donde el roce es a muerte porque los alcaldes utilizaron el liderazgo de esas mujeres, a veces mayor que el de ellos, para llegar, pero cuando quedaban electos y veían que tenían que com

La diputada limonense Maureen Clarke denuncia la violencia política de la que son víctimas las mujeres en el país mediante actos de humillación, acoso y hasta masacre.

La exministra de Condición de la Mujer insiste en la urgencia de normar el acoso político -sobre el cual hace fila un proyecto de ley en la Asamblea Legislativa- y poner un alto a las agresiones que violentan la participación femenina. 

Para Clarke un escenario claro de esos ataques se vive en los gobiernos locales, donde las vicealcaldesas experimentan todo tipo de transgresiones, que incluso se evidencian desde el proceso interno de los partidos para elegir postulantes. 

En su defensa por los derechos ha tomado la batuta, garantizando una participación femenina que lidere las papeletas de elección popular, y no solo como las segundas a bordo, lo que se evidenciará en 2018.

Conversó con DIARIO EXTRA sobre los tipos de violencia y las reformas urgentes para acabar con las transgresiones.

¿Qué tipo de agresión están experimentando las mujeres en política? 

- Por ejemplo los procesos que se dan dentro de las asambleas de los partidos políticos para elegir candidatos, tanto en las distritales como en las cantonales, ahí es a muerte, donde usted ve los arreglos y las negociaciones in situ con toda la fuerza y las armas habidas y por haber, como estrategias de guerra, donde muchas veces las mujeres o no quieren ser parte porque es demasiado crudo, o si se meten salen humilladas. He visto mujeres masacradas -en sentido figurado- porque es como una pelea de gallos, no hay un director de orquesta. El problema es que en ese momento no hay un jefe dentro de los partidos para decir “esto no lo pueden hacer”.

Hay denuncias de vicealcaldesas maltratadas. Usted ocupó ese puesto, ¿sufrió ataques?

- Yo te puedo decir que los tuve, no con el alcalde pero sí con sus asesores porque en primer lugar no respetan el hecho de que una mujer tenga autoridad, y a la par del alcalde con el que yo estaba, que era muy fuerte políticamente, se acostumbraba rodear de hombres y no aceptaban a otra persona con ese nivel de poder, menos una mujer. Sienten que les quitan poder. El puesto unipersonal que había en la alcaldía se vio mermado por la exigencia de la terna, entonces ahora hay dos personas más que venían a quitarles espacio a esos que estaban revoloteando antes. Si además usted le pone que una es mujer, o dos, peor, en primer lugar porque el machismo no suelta el poder, menos en esos niveles de asesoría. Hay alcaldías donde el roce es a muerte porque los alcaldes utilizaron el liderazgo de esas mujeres, a veces mayor que él de ellos, para llegar, pero cuando quedaban electos y veían que tenían que compartir el poder, ya no les gustaba porque la comunidad seguía buscando a la mujer. Estamos hablando de una pugna de poder.

¿Como expresidenta del Inamu tomaron acciones para defender a mujeres en esos cargos? 

- Cuando estaba en el Inamu presentamos una coadyuvancia al Tribunal Supremo de Elecciones, un amparo electoral ayudando a la vicealcaldesa, que el alcalde la tenía revisando la entrada de los funcionarios, es decir pasando lista. Había casos donde decían: “No voy a aguantar, voy a renunciar”, y yo les decía: “¡Por Dios, no renuncien. Estos espacios son de ustedes!”. A algunas las obligaban a dar la mitad de su salario al segundo vicealcalde. Así le puedo contar historias, eso es violencia política en el ejercicio total.

Usted presentó un acción para garantizar que las mujeres no queden relegadas en segundos planos...

- La acción de inconstitucionalidad contra las resoluciones del Tribunal Supremo de Elecciones porque el Código establece la paridad horizontal, solo que el Tribunal decía que quedaba bajo la potestad de los partidos el asegurarse que eso se dé, por su puesto que si usted lo deja voluntariamente no se va a dar. ¿Qué ha implicado las cuotas? Que más mujeres lleguen a puestos elegibles que no llegaban antes. Con la paridad horizontal estoy buscando que estén en el primer lugar, no en segundo, como siempre se ha estilado; pretendemos la verdadera paridad, que es la trascendencia de ese fallo. No es un asunto meramente electoral, no, estamos hablando del ejercicio de un derecho político, constitucional, el que yo pueda por derecho encabezar una papeleta. Yo diría: “Un momento. ¿A dónde las cuotas?”, porque lo más visible es en la Asamblea Legislativa. Analicemos los demás puestos de elección, analicemos las regidurías -que por cierto siempre se ha dicho donde más han estado las mujeres-, pero no se visualizan porque con mucho costo llegan a la presidencia del concejo. Ahí en el concejo se da una guerra que no se imaginan cómo maltratan a las mujeres. Me acuerdo las de San José, que yo les decía: “No se dejen, no se dejen. Ustedes tiene lo mejor, que es el voto. Úsenlo”. 

¿En qué acciones se ven reflejados los ataques? 

- La violencia política es de todo tipo: no le dan la palabra, si levanta la mano como que no la ven, no le hacen caso, le roban las ideas, no le ponen atención. Ellos llegan con los acuerdos negociados. ¿Dónde los negocian? En la esquina, en la cantina, en el juego, en el golf, en el fútbol; mientras las mujeres con agendas triples, de la sesión del concejo por ejemplo salen corriendo porque no pueden quedarse, incluso ponen reuniones en horarios que saben que las mujeres no pueden quedarse. ¿Qué hemos avanzado? Yo soy muy crítica en eso porque hay un doble discurso. En materia de género no debería haber banderas políticas. Hay mujeres que han muerto por la violencia política en Bolivia, en México se han dado casos de hombres que se inscriben con nombres que pueden ser de mujer o de hombre.

¿Por qué hay políticas que lo están tolerando?

- Es como un acoso laboral. Tienen que oír las cosas que les dicen, las groserías en el día a día. Lo que terminan diciendo las mujeres es: “Yo no necesito esto, mejor me voy para mi casa”. No es un juego limpio, hay muchas que en silencio tienen que tragarse muchas cosas.

¿Las mujeres electas en el reciente proceso municipal dónde pueden reclamar?

- El reclamo puede ser un amparo electoral, pero no hay norma; el acoso político no existe como norma. Cuando lo presenté a los miembros del Tribunal tratando de buscar una respuesta lo que les decía es que primero no hay una normativa, vamos a ver los casos en función de otra normativa.

¿Las mujeres pecan de enajenarse de esta situación?

- Una cosa es lo formal, la normativa. Nuestro país es experto en tener leyes, de todo lo que se le ocurra, va a haber vacíos y ahí es donde los legisladores tenemos que estar un paso adelante para generar normativas como esta. Segundo conocimiento, las mujeres tienen que estar, sobre todo las que están en la arena política, conocer cuáles son las normas que existen y exigir el cumplimiento, no dejarse, y estos juegos denunciarlos. Por ejemplo, presenté una reforma al Reglamento para que las atribuciones del Directorio de poder dirigir el debate y poder quitarle la palabra a un diputado que le falte el respeto a otro, pero no solo quitarle la palabra sino que le hablen con respeto. Cómo es eso de “Señora presidenta, ¡qué linda que se ve!”, “¡Princesa...!”. ¿Acaso le va a decir eso a un hombre, que qué lindo que se ve, que se peinó? Esa es una forma de minimizarte. Cada vez va a haber más mujeres, acostúmbrense a tratar a las mujeres porque en la arena sus juegos los entienden, pero nosotras no tenemos por qué entenderlos. La cultura política tiene cambiar. 

Usted impulsa una nueva legislación para sancionar el acoso político. ¿Por qué no avanza?

- Hay un proyecto de ley, no lo presenté yo, que viene desde la legislación pasada, pero ahí está y no avanza, ni siquiera ha salido de la comisión por cuestiones políticas.

 

PERIODISTA:

CRÉDITOS: Fotos: Isaac Villalta

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Miércoles 10 Febrero, 2016

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