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Opinión

Elizabeth Odio Benito, jueza internacional por tercera vez

Gloria Bejarano Almada

La conocí hace más de 35 años, su carácter fuerte y decidido contrastaba con su bondad y su fácil trato. No eran muchos los años de diferencia entre ambas, sin embargo su madurez, su seguridad y la autoridad con que defendía su pensamiento eran motivo de admiración y respeto para las mujeres que comenzábamos a involucrarnos en la vida nacional.

 

Cuando ella hablaba todos escuchábamos con atención, su visión en el campo de la política y su vasto conocimiento del Derecho hacían que fuera referente en muchos temas que por aquel entonces comenzaban a ser discutidos con mayor interés como los derechos humanos, el medio ambiente o la violencia en contra de mujeres y niños.

 

Elizabeth Odio Benito ha pasado por la función pública y la academia dejando un nombre que evoca honestidad, valentía, coraje, conocimiento, compasión pero sobre todo compromiso con la Justicia y el respeto a los Derechos Humanos.

 

Ministra de Justicia en dos oportunidades, logró el cierre de las tres prisiones más vergonzosas que tenía el país, entre ellas la Antigua Penitenciaría Central y el Penal de San Lucas. Es fácil mencionarlo, pero en una reciente entrevista que le hicimos como referente obligada en la creación del Museo Histórico Penitenciario de la Antigua Penitenciaría, nos confesó haber llorado después de su primera visita como ministra a la “Peni”.

 

Relató cómo se le encomendó el cierre de esa prisión, el dolor que le causó ver las condiciones infrahumanas en que vivían los reclusos, la angustia que le produjo desalojar y trasladar a cientos de internos, pero sobre todo la responsabilidad de cambiar un sistema penal donde la violación de derechos humanos era una constante y fue entonces, ahí en la cuesta, donde se sentó en media calle y lloró ante la empresa que le esperaba.

 

Su labor y valía como jurista fue reconocida cuando se le pidió integrar el Tribunal Internacional para los Crímenes de la Antigua Yugoslavia. Fueron años en los que escuchó testimonios de los más horrendos crímenes de guerra y las consecuencias que se derivaron de los abusos y violaciones a mujeres, niños y ancianos, y lejos de que se endureciera su corazón, templó su carácter, se sensibilizó aún más ante el dolor y la injusticia y afianzó su convicción de luchar por los derechos de las personas, sin importar la condición en que se encuentren.

 

Regresó al país y ocupó nuevos cargos como vicepresidenta y ministra de Ambiente y Energía, dejando como legado un hermoso parque marítimo que la falta de visión y la mezquindad tienen en abandono. Un parque que, además de ser un espacio recreacional y de aprendizaje, tiene el potencial para desarrollar uno de los centros de investigación marina más importantes de la región.

 

Su buen nombre y prestigio la llevaron a ser considerada como candidata a jueza de la Corte Penal Internacional. Inexplicablemente el presidente Abel Pacheco no respaldó su candidatura y Costa Rica no presentó su nombre. Rafael Ángel Calderón solicitó entonces a doña Mireya Moscoso, presidenta de Panamá, que considerara presentar a doña Elizabeth como candidata de su país y fue gracias a la generosidad panameña que integró la Corte Penal, llegando a ocupar el cargo de vicepresidenta de la misma.

 

A su regreso al país, muchos estábamos en espera de ver qué nuevo reto enfrentaría la incansable jueza, y pronto se comenzó a rumorar la posibilidad de que el país la propusiera como candidata a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. El país tiene algunas deudas con la CIDH y su candidatura enfrentaba dificultades por ello, sin embargo su reputación se impuso y el país, al impulsar su candidatura, ganó una importante batalla internacional y pagó una deuda de honor con ella.

 

No sé si alguien más puede ostentar el honor de haber conformado tres cortes internacionales, lo que sí sé es que doña Elizabeth pronto estará fungiendo como jueza de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, para orgullo de todos los costarricenses y en especial de aquellos que a lo largo de tantos años la hemos visto luchar por sus ideales, alcanzar sus metas e inspirarnos para ser mejores personas, más justas y comprometidas.

 

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Sábado 06 Febrero, 2016

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