Definición, rumbo y determinación
Federico Ruiz W.*
Hace una década, en 2006, iniciamos un gobierno con una vigorosa agenda en materia de comercio exterior y atracción de inversiones. Durante la administración de Óscar Arias, como país tuvimos una clara definición, rumbo y determinación para integrar nuestra economía al mundo.
Gracias a esa ruta establecida por don Óscar, en ese gobierno logramos grandes hitos comerciales como la aprobación del Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica, Estados Unidos y la República Dominicana; las negociaciones del Acuerdo de Asociación entre Centroamérica y la Unión Europea, así como los tratados comerciales con China y Singapur; la negociación y aprobación del Tratado de Libre Comercio con Panamá; o la aprobación de la reforma a la Ley de Zonas Francas, entre otros.
Sin esa definición, rumbo y determinación, no se hubiese obtenido en ese cuatrienio algunos resultados concretos como los siguientes:
Entre el segundo trimestre de 2006 y primer trimestre de 2010, se exportaron 51 mil millones de dólares en bienes y servicios, lo que significó que durante la administración Arias Sánchez se exportó un 47% más que en la anterior.
En ese mismo periodo, se recibieron 7 mil millones de dólares en inversión extranjera, mientras que en el cuatrienio anterior a ese, apenas se había llegado a 3 mil millones. Esto representó un crecimiento del 130%.
Durante 2008, la cantidad de empresas exportadoras de bienes aumentó un 12% con respecto a la cantidad de 2005, año previo al inicio de la administración Arias Sánchez.
Desgraciadamente, hoy carecemos de ese rumbo y esa determinación en la política comercial del país. Iniciamos el 2016 y el gobierno de don Luis Guillermo Solís no ha anunciado una decisión sobre si Costa Rica iniciará o no las negociaciones para ingresar a la Alianza del Pacífico.
Este bloque, inicialmente constituido por México, Colombia, Perú y Chile, es un instrumento de coordinación de políticas públicas, de integración económica y comercial, y de fortalecimiento para aspirar ser parte de otros bloques más grande y ambiciosos. Entre los cuatro países, se acumulan alrededor de dos quintas partes del Producto Interno Bruto de América Latina. Incluso, ya Costa Rica cuenta con tratados comerciales con cada uno de estas naciones (el tratado con Colombia no está vigente, porque en aquel país no se ha finalizado todo el proceso necesario para ello).
Es posible que existan sensibilidades en algunos sectores, como en casi todos los tratados que el país ha negociado. No obstante, la fortaleza ya demostrada por nuestros equipos técnicos negociadores, da la seguridad para que durante las negociaciones se incorporen las herramientas e instrumentos necesarios para atender esas inquietudes. En todo caso, para saber si como país nos conviene o no lo que finalmente se negocie, debemos primero sentarnos a negociar y es ahí donde falla el presente gobierno. No se puede conocer el marcador de un partido de fútbol, sin jugarlo.
Esperemos que este año nos aleje de la indefinición, falta de experiencia e improvisación de la administración Solís, y se apueste por el ingreso de Costa Rica a la Alianza del Pacífico. De lo contrario, será muy difícil lograr las metas de exportación de bienes y servicios establecidas en el Plan Nacional de Desarrollo 2015-2018, de 18.450, 19.900 y 21.100 millones de dólares en los años 2016, 2017 y 2018, respectivamente. De hecho, con la información disponible en este momento, es difícil que se haya cumplido la meta de los 17.200 millones para 2015. Es hora de dejar las vacilaciones para recuperar la senda que se trazó en 2006 de la mano del presidente Arias.
*Politólogo
