Solo sueños quizá jamás realidades
Edwin Flores Moya / [email protected]
Que los políticos de turno visiten los barrios pobres y a los llamados peligrosos también; para que se percaten de una realidad. La pobreza extrema los abraza. Allí vive gente buena, en su mayoría y una parte contaminada con maldad, con rencores y odios y con la presencia total de todas las necesidades elementales. Todas son personas pobres y muy pobres. Que saben lo que es pasar hambre y vivir dentro del constante desánimo y dolor. Se amanece y sin nada que desayunar o comer. Los niñitos piden lo imposible “algo qué comer”. En los llamados barrios marginados, las personas están llenas de necesidades. Muy poca comida y ropa y las mayores incomodidades de vivienda. Carecen de lo mínimo. Sufriendo día y noche y de lunes a domingo. Nuestros políticos, en forma general, disfrutan de enormes salarios, de privilegios a granel; además hacen “movidas” que les producen excelentes dividendos. Entre estos políticos están los funcionarios de los tres poderes, y otros, además sus familiares y sus amigazos y todos actúan como verdaderos magos; hacen aparecer en sus bolsillos dineros que no les corresponden. La felicidad es total para estos que tienen de todo y de todo les sobra. Para aquellos que no tienen nada y todo les falta; la tristeza, el dolor y el sufrimiento los abraza y de ellos no se despegan.
Es injusto aquí y en la conchinchina que a un exdiputado se le pague pensión por lo mucho o poquito que hizo durante los cuatro años. Como se sabe, algunos exdiputados han hecho y hacen el ridículo; además de los conocidos “mordiscos” que se llevan a cabo debajo del escritorio. Un diputado ocasiona enormes gastos. Uno o dos escritorios, una o dos secretarias, papel, aparatos de oficina, agua, corriente eléctrica, servicio de teléfono, asesores (que casi siempre son familiares), gasolina, etc., etc. Además el salario es demasiado alto. La consigna sería “No pago de pensión a exdiputados” o hacerles un reconocimiento mensual por una suma inferior al millón de colones. Preferible sería que cada diputado se proponga a realizar su función de la mejor manera y que se retire orgulloso porque cumplió con su misión. Que no estafó al pueblo de Costa Rica.
--- Que sean vigilantes de la situación del pueblo y no permitan injusticias en contra de la gente humilde.
--- Que el gobierno se organice de la mejor manera para que controle las ayudas que se dan al pueblo. Ciertamente los controles que se usan son cortos y permiten fugas de dinero, que se extravían, y van a parar a otros bolsillos. Además se sabe que personas que realmente necesitan ayuda no la reciben por las “trabas” y otras formas raras.
--- Que toda la droga que sea decomisada, sea quemada de verdad y señalar el lugar, el día y hora para que asistan representantes de los medios de comunicación. Y que jamás sea compartida esa droga con autoridades del Gobierno de EE.UU.
--- Que los programas de T.V. sean supervisados. Son demasiados los programas con la más terrible violencia y que son nocivos para todos. Preferiblemente implementar programas culturales u otros que sirvan de ayuda para mejorar la raza humana.
--- Que se promuevan campañas y eficientes controles para favorecer a nuestros niños y jóvenes librándoles del consumo de drogas. Nuestros niños y adolescentes están demostrando su adicción a estas. Se pueden crear comités de vigilancia en comunión con los padres de familia y vecinos para ejercer un mejor control. Esos comités podrían desarrollar una significativa e incansable lucha en contra del uso y del abuso de las drogas.
--- Que se promueva, también, una lucha en contra de todos los actos de corrupción. Que los corruptos sean denunciados públicamente, que sean juzgados en forma pronta y cumplida, y que reciban el castigo que merecen.
En fin, la lista de “sueños quizá jamás realidades” sería interminable, pero que cada uno comprenda que la sociedad humana se nos derrumba y es un deber ayudar. Con nuestros aportes, pocos o muchos, algo bueno hacemos. Mañana será demasiado tarde. Cada uno debe proponerse a actuar correctamente con honorabilidad aquí y allá, en todo lugar y en todo momento; así estaremos contribuyendo a mejorar nuestra sociedad, donde vivimos y en donde moriremos.
