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Opinión

Acusación por crímenes de lesa humanidad

Omar Babbar Amighetti*

Ante el análisis de hechos muy graves y las denuncias que a escala planetaria han salido a la luz por parte de científicos y por parte de laboratorios independientes, principalmente, la apabullante realidad de los efectos sobre la salud y la vida que tienen los venenos presentes en el agua y en los alimentos de los costarricenses, he presentado una denuncia ante el OIJ, No. Único: 15-014108-0042-PE, No. de denuncia: 000-15-014781 y ante la Defensoría de los Habitantes por el crimen de genocidio del pueblo de Costa Rica.

La misma relaciona determinadas actividades legales, profesiones y prácticas profesionales e industriales con el fenómeno de la intoxicación intencional de los habitantes, en virtud de los procesos de refinamiento, aditivos-adictivos, conservantes y colorantes artificiales, así como la presencia de veneno de ratas, flúor, “bueno para los dientes”, que es desecho tóxico de la industria de petrofertilizantes en el agua, y otros peligrosísimos químicos tóxicos, como el cianuro, el cloro, los petroquímicos por filtración a los mantos acuíferos, y créalo usted o no por ley de la República; también la sal, como el azúcar y la harina “refinada”, tóxica, adictiva e inductora de adicciones, y en el caso de la sal y la harina por empobrecerlas alimentariamente por refinado y agregarle yodo en la sal, bromuro y otros blanqueadores en la harina - en general en la antialimentación de carácter industrial, transnacional.

Todos los venenos denunciados son de carácter eugenésico, es decir diseñados ex profeso por agencias de los imperios y trasnacionales beneficiarias de la venta de los mismos, para ser utilizados como poderosos agentes inductores de enfermedades, invalidez, vejez y muerte prematura, con fines de orden estratégico, pecuniario y eugenésico, como también revela la denuncia. Nos vamos en la tira izquierdas y derechas unidas, fariseos, tirios y troyanos, hombres, mujeres y niños, los racistas eugenésicos no tienen más ideología que sus intereses mezquinos de dominación mundial.

¿Es necesario asumir la inocencia de los envenenadores y distribuidores locales de tóxicos letales, atribuirlo a su falta de conciencia de los hechos? Les tocará a los tribunales y legisladores invitarlos a que se aparten de su clara complicidad, del crimen de lesa humanidad, del genocidio en contra de nuestro pueblo, motivado por el lucro y la codicia o enfrentar un “Núremberg” tico. 

Los cambios que exige nuestro pueblo para que se nos deje de exterminar como ratas no vendrán ni de la aristocracia obrera nacional, ni de la academia o mandos medios comprados y sobornados por los propios agentes de los envenenadores del nuevo orden mundial que requiere el genocidio para su consolidación en todas las sociedades del mundo.

Las élites plutocráticas, aristocráticas que propician la eugenesia y la financian en nuestro país con mucha más razón y motivación, realizan su perversa labor por medio de sus poderosas fundaciones, agencias publicitarias y lobbies, que a través de numerosos gobiernos trabajan a largo plazo imponiendo modelos de desarrollo, prácticas, sistemas, y persiguiendo los medios alternativos de curación o de producción de alimentos autóctonos basados en la sabiduría de los pueblos y de la naturaleza misma, para privilegiar sus industrias monopólicas o canales de distribución local de sus venenos.

Todo ello nos ha reducido a todos en víctimas pasivas, luchando por el pan nuestro tóxico de cada día, en lo que constituye un verdadero holocausto por crimen de genocidio lento por bioacumulación, pero seguro, en cuanto a sus efectos eugenésicos programados. Transforman así, intencional y científico-tecnológicamente, lo sano y lo natural en poderosos tóxicos de consumo obligatorio (agua, sal, azúcar) o masivo. 

El carácter masivo de la producción garantiza el carácter monopólico y poco acceso de la población a cualquier alternativa saludable, rindiéndolas prohibitivas en precio, o físicamente inaccesibles - incidiendo en la quiebra del sector productivo nacional. Como lo profetizan los evangelios “Lo bueno será malo y lo malo será bueno”, una clara alusión bíblica al control mental que nos convierte a todos en ciegos, sordos y mudos, incapaces de defendernos.

Los envenenadores acusados son: a) La Industria Alimentaria de Costa Rica. b) Acueductos y Alcantarillados – c) El Colegio de Médicos y d) CCSS, e) El Colegio de Odontólogos y Dentistas, f) El Ministerio de Salud Pública, g) El Ministerio de Agricultura y Ganadería.

La eugenesia aristocrática de origen europeo, el genocidio que representó la Conquista de América - por ejemplo que acabó con el 90% de la población originaria, ha suscitado una conmovedora disculpa del papa Francisco, por la participación de la Iglesia en esos hechos.

“Solo si sois como niños, entraréis al reino de los cielos”. En Proverbios es claro que “yo” es la sabiduría, es el camino de la verdad, es la salud y la vida. El del “pueblo elegido por la vida” o Yahvé en arameo no es una élite que compró la inmortalidad con clonación y transbiología, sino el pueblo que ejerce su libre albedrío y escoge la vida misma.

Es debido a que la estafa real, objetiva, concreta y material en contra de la economía del pueblo, su institucionalidad, democracia y soberanía, así como su salud de carácter transgénico, transnacional, transbiológico, transcultural, está dirigida principalmente al control mental de las mujeres por su papel pivotal de los hogares, por lo tanto en todo el tejido social, que es importante recordar a las grandes mujeres profetas y líderes de los pueblos que han tenido el valor y la visión de erguirse altivas en la defensa de la vida, tanto en los tiempos bíblicos hasta nuestra era.

La transgénesis y la eugenesia intenta robarnos esa biodiversidad para beneficio de las transnacionales farmacológicas, el último bastión por cierto contra el imperialismo transnacional que impone su oncofármaco estafa político-financiera, a nuestro pueblo. 

No es por medio de la enemistad entre las categorías sociales, como “mujeres”, “diversos”, “crueles”, como podremos lograr una sociedad libre de venenos físicos, químicos, neurológicos y psicológicos, de control mental y manipulación del pueblo. Todos somos iguales, todos somos uno.

No le rindamos tributo e idolatría al consumo irracional de porquerías, desechos tóxicos de la sociedad del descarte. Ni les entreguemos a nuestros hijos a la maquinaria de los imperios de la guerra y de la dominación mundial, del gobierno mundial, que los convierte en zombis al servicio del consumo irracional. 

 

* Traductor e intérprete – Escritor

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Sábado 30 Enero, 2016

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