Desempleo y producción
Jorge Arguedas Mora*
Estas dos magnitudes se comportan inversamente, cuando la producción crece el desempleo disminuye y cuando la producción decrece el desempleo aumenta.
En nuestro país se ha dado la curiosa situación de que aun cuando los indicadores de la producción han mostrado crecimiento, el desempleo ha llegado a ser de un 10,1%. En este 2015, medido a setiembre, el desempleo bajó hasta un 9,2%.
Se calcula que en la agricultura el empleo subió en 43.000 puestos de trabajo y en la industria manufacturera en 38.000. En contraste el comercio y el trasporte tuvieron disminuciones apreciables, lo que redujo el crecimiento en un neto de 39.000 puestos.
Aunque esta situación es muy encomiable, aún nos parece insuficiente porque las personas que se encuentran buscando trabajo sin encontrarlo superan las 200.000, y eso significa tal vez 600.000 personas en condición precaria, si estas personas son jefes de familia o hijos mayores en familias de padres mayores.
El desempleo es el peor mal de la sociedad moderna, causante principal de comportamientos indeseables en el campo social, tales como la delincuencia, los suicidios, la drogadicción, la vagancia y a nivel internacional se ha determinado como una causante del terrorismo islamista.
Desempleo es igual a desesperanza, y un ser humano en desesperanza es capaz de muchas cosas, lo mínimo es la depresión y lo máximo el asesinato.
Lo realizado por el gobierno actual para aumentar el empleo está bien, pero tiene un defecto: es insuficiente. Lo último que ha puesto en marcha es el llamado plan impulso, reducir tasa de interés para promover la inversión y el consumo, promover los emprendimientos mediante el crédito a las pequeñas empresas. Sin embargo, la disminución de la tasa de interés y el monto del crédito para el desarrollo son soluciones demasiado pequeñas para afrontar un problema tan grande.
El gobierno no está arriesgando nada, como diría el general Volio, estos dirigentes son unos comehormigas. En cualquier negocio para lograr grandes metas hay que correr grandes riesgos. En este sentido se ha estado desperdiciando una situación propicia ya que el índice de precios ha estado decreciendo (-0,28% en octubre y -0,78% en el último año).
Las sugerencias sobre lo que debe hacerse las dejaré para un próximo artículo, pero por momento me atrevo a sugerir una mayor disminución de la tasa de interés y una cartera de crédito para el desarrollo mucho más amplia, con un acompañamiento estatal en la inversión de mayor significación.
*Diputado del Frente Amplio
