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Sucesos

Cazador gringo viola y explota tica e hijos

Costarricense sufre calvario atrapada en Estados Unidos

  • La pareja se casó en 2013, pero 2 años después la situación es muy diferente

  • Pese a que tiene una denuncia por abuso sexual contra su hija, Reynolds sube fotos a su cuenta de Facebook con la niña, en las que describe una “linda relación” entre ellos

  • Esta es una las fotos más recientes de Ruiz con sus dos hijos en uno de los hoteles donde estuvieron mientras encontraban una solución a su problema

  • Kathia Ruiz ha implorado por ayuda en su perfil de Facebook, además de narrar a poquitos su historia

Más que una pesadilla, lo que vive la costarricense Kathia Ruiz es una historia de terror en un país desconocido para ella, no es para menos, pues llegar a Estados Unidos bajo engaño, sufrir agresiones, violaciones y saber que aparentemente su hija fue abusada sexualmente por su esposo es algo que nadie merece vivir.

Ruiz, vecina de Montes de Oca, pero residente de Jacó en sus últimos años en Costa Rica, contactó a DIARIO EXTRA para externar su drama y pedir ayuda a las autoridades costarricenses, a quienes clama que la saquen de Estados Unidos a como dé lugar.

Esta tica debió escapar de la casa donde vivía con su esposo, angustiada por la vida tan desastrosa que jamás esperó llevar, pues viajó al norte con muchas ilusiones y decenas de sueños por cumplir junto a su amado, hombre que terminó convirtiéndose en un “monstruo”, como ella misma lo llama.

 

SE CONOCIERON
EN COSTA RICA

 

Kathia trabajaba en nuestro país en una empresa dedicada a instalar gringos en suelo nacional, ya fuera para vivir o ayudarlos a montar una empresa, eso le ayudó a llevar un buen estilo de vida junto a sus dos hijos de 19 y 6 años, en aquel momento.

Todo marchaba excelente hasta que en el 2008 conoció a un estadounidense de apellido Reynolds, oriundo de Shelton, Connecticut, Estados Unidos, un hombre entrado en años con el cual hizo negocios para venderle una propiedad en Jacó.

La relación entre ambos sobrepasó los negocios y decidieron darse la oportunidad de conocerse, pues sentían que tenían algo que los conectaba.

“Él se enamoró de mí, me pidió que fuéramos novios y así pasó, nos sentíamos muy bien juntos. Después me propuso que me fuera a vivir a esa propiedad en Jacó, todo estaba muy bien”, recordó Ruiz.

Los meses pasaron y como todo era tan llevadero, tomaron la decisión de vivir juntos con planes de matrimonio y hasta hablaban de ser padres, ambos estaban muy claros con lo que querían.

“Me dijo que quería casarse conmigo y pensaba en un hijo, acepté solo el embarazo, tuvimos una niña, él la reconoció y le dio la ciudadanía estadounidense. Estuve trabajando en la propiedad durante varios años y después las cosas empezaron a cambiar. Me decía que no podía seguir mandando dinero, la propiedad no daba lo suficiente para seguir manteniéndola y a él no le gustaba que trabajara, entonces me presionó para que me fuera a vivir a Estados Unidos, donde me prometió estaríamos como una familia, accedí pese a que nuestros planes siempre fueron establecernos en Jacó”, destacó la tica.

 

EMPEZÓ EL CALVARIO

 

El padre de Reynolds murió poco antes del viaje de Ruiz, por lo que su madre sufrió una fuerte depresión y necesitaba de cuido permanente, por lo que el gringo le dijo que él no podía venirse a Costa Rica, ya que se encargaría de velar por su salud.

De hecho en EE.UU. el gobierno paga una pensión a quien cuide al adulto mayor, dinero que según Ruiz su esposo recibía cada mes.

La mujer se marchó a Shelton con sus dos hijos menores hace casi dos años y allá se encontró con otra realidad, su vida cambió por completo y para siempre.

“Cuando llegamos a la casa de él tenía un rifle guindando en cada puerta, porque es un cazador, tiene 38 armas inscritas legalmente y otro montón que no registró, decía que simplemente las tenía por precaución de algún animal que pasara cerca de la casa, había todo tipo de animales grandes disecados en la casa guindando, desde cabezas hasta pieles”, dijo la costarricense.

Pero eso no fue lo que atormentó a esta josefina, sino lo que pasaría luego, pues ella se vio forzada a cuidar a su suegra sin ningún tipo de remuneración, pese a que su esposo recibía dinero todos los meses, además a su hijo lo obligaba a trabajos forzados, de los cuales prefirió no dar mucho detalle.

“Lo peor del caso es que empezó a golpearme, me humillaba y para él eso era lo más normal, cada día las agresiones eran peores, mis hijos y yo vivíamos bajo un régimen de tortura de la cual no podíamos escapar porque estábamos amenazados, además decenas de veces fui a poner denuncia por violencia doméstica y nunca me dieron trámite. Cuando la policía llegó a la casa decían que si no tenía moretones o sangre entonces no había agresión”, relató.

 

FETICHISMO SEXUAL
DE PEDÓFILO

 

Más allá de las agresiones se vino una situación aún más complicada para Kathia, era el tema sexual con su esposo, pues tenía un fetichismo que ella no podía entender y al que nunca le dio pelota, lo cual le ocasionó problemas peores.

“Tenía una situación sexual terrible, el tipo empezó a pedirme que actuara como una niña de 9 años cada vez que teníamos intimidad y que le dijera 'papito', al no responderle de esa forma empezaron los pleitos de todos los días. Yo solo pensaba en mi hija y que su pensamiento fuera direccionado a otra cosa”, explicó bastante afectada.

Su vida continuó entre explotación laboral y constantes agresiones, sumado al miedo de ver aquel armamento por toda la casa ante algún acto de locura de su esposo.

Como si fuera poco el sufrimiento no acabaría allí, pues ante las constantes negativas a tener relaciones sexuales, las agresiones pasaron a otro nivel que fueron las violaciones.

“Me abusó sexualmente varias veces, me obligó a muchas cosas terribles. La primera vez me hizo metida en un lote donde había una construcción cerca de la casa y me obligó a la intimidad, la segunda vez la tengo muy presente porque justo mañana (hoy) se celebra el Día de Acción de Gracias y fue para esa fecha del año pasado cuando pasé por una situación similar en un hotel; la última fue para el 14 de febrero de este año, fue tan violento que la cama terminó llena de sangre”, recordó la mujer. 

 

DOS FUGAS PARA SER “LIBRES”

 

La situación era agobiante, ya no aguantaba más vivir así, fue por eso que el 26 de diciembre decidió escaparse junto a sus dos hijos de la casa arriesgando lo que fuera, sin saber que esa decisión la llevaría a pasar algo peor.

“Caímos en manos de un pastor gringo, le explicamos lo que habíamos pasado pero resultó que era muy amigo de mi esposo y yo no lo sabía, entonces fue cuando las cosas se pusieron como nunca. Nos llevaron de vuelta a casa, nos quitó los teléfonos, el Internet, llaves del carro, escondió el pasaporte de la niña y nos quitó cualquier comunicación con el exterior, estábamos encerrados con la mamá de él todo el día”, expuso la tica.

Las cosas no cambiaban, las agresiones domésticas y sexuales continuaban y su único deseo era salir de esa casa, por eso aprovechó que el 10 de marzo debían llevar a su suegra a un chequeo médico para concretar su segunda fuga.

“Ese día le dije a mi hijo que se hiciera el enfermo para que no fuera a la escuela, fuimos a la cita médica y de camino nos conectamos a una red inalámbrica con un teléfono que mi hijo había guardado, hablamos con nuestros familiares y ellos contactaron a una asociación llamada 'Umbrella', que es para proteger a la mujer, ellos me contactaron y me dijeron que me iban a ayudar a salir”.

En la conversación le pidieron que recogiera todo lo que necesitaba en 5 bolsas de basura grandes porque una patrulla pasaría a recogerlos en 15 minutos y así fue, pero entre sus cosas faltaba algo muy importante: el pasaporte de la chiquita y el certificado de nacimiento, documentos indispensables para su objetivo de salir del país.

“Nos trasladaron a Hartford, también de Connecticut. La idea era protegernos, nos llevaron a un refugio donde estuvimos 3 meses. En ese tiempo llamé a la Embajada de Costa Rica para pedirle ayuda, porque yo no tenía dinero ni el pasaporte de la niña. Me pidieron llenar un formulario con una carta explicando lo del pasaporte y que quería regresar a mi país para conseguir un salvoconducto que nos diera la libertad, pero no tenía ni una computadora para llenar esa documentación”, dijo indignada.

 

LA PESADILLA NO ACABABA

 

Al parecer, Reynolds tenía todo bien planeado, pues según Ruiz, logró ubicarlos por una aplicación de ubicación que tenía el celular que ellos andaban y fue así como lograron notificarla de la Corte, donde le indicaron que debía presentarse pues tenía dos causas en proceso.

“Cuando fui me dijeron que había un pleito legal por el divorcio y otro por la custodia de la niña, eso fue fatal porque ya con solo tener esas causas no podía salir del país”, expresó.

A partir de ese momento empezó a recibir ayuda por parte de la Embajada de Costa Rica, pero le explicaron que hasta no resolverse su situación con la justicia no podían ofrecerle algún tipo de beneficio para sacarla de ese país.

El Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto confirmó a DIARIO EXTRA que efectivamente conocen el caso de la señora Ruiz y lo elevaron a otras instancias para brindarle algún apoyo.

Sin embargo, a la fecha ella sigue varada en Connecticut, pese a las constantes comunicaciones vía correo electrónico con la sede diplomática, de las cuales El Periódico de Más Venta en Costa Rica tiene copia.

“Le puedo confirmar que desde hace nueve meses, la señora ha recibido orientación, acompañamiento y guía de parte del equipo diplomático que trabaja en el Consulado de Costa Rica en Nueva York. Me informan que han sido ellos quienes pusieron en contacto a la señora con varios albergues donde estuviera segura y se elevó el caso al Inamu para que le brindarán la asesoría que necesita, por lo tanto el Inamu también le ha dado seguimiento al caso”, dijo Melissa Durán, directora de Comunicación de la Cancillería, mediante un correo electrónico tras ser consultada por este medio.

 

ABUSOS CONTRA
LA CHIQUITA

 

La peor parte de la historia aún no llegaba, pues la niña, que ahora tiene 6 años en un grado de confianza en el refugio confesó a su madre algo que ella temía pero que jamás se atrevió a pensar, aquel fetichismo pedófilo era más que solo algo con ella en la intimidad.

“Mi hija confesó que él la había abusado sexualmente, ella se sentía a salvo en el refugio y fue cuando nos lo dijo. La llevamos a hacer una evaluación con psicólogos, médicos especialistas y trabajadoras sociales y ahí confirmaron mediante un dictamen que hubo un abuso sexual”, manifestó.

De inmediato Ruiz fue a la policía para interponer la denuncia y se abrió un proceso contra Reynolds, a quien detuvieron la semana pasada, es decir 7 meses después de interpuesta la declaración en la policía, pues la orden de arresto salió desde abril.

“Se suponía que debían arrestarlo y con eso se acortaba el proceso legal que tenemos para así poder salir hacia Costa Rica. Le pusieron fianza de $100 mil, pero consiguió un 'fiancero' (personas que prestan dinero para pagar fianzas, a las que se les devuelve en tractos), entonces nunca tocó la cárcel”, declaró.

 

SITUACIÓN MIGRATORIA LA COMPLICÓ

 

Ruiz está atrapada en Estados Unidos, no puede salir pero tampoco tiene a dónde ir, pese a que ha recibido cierta ayuda de algunas instituciones.

Ella ingresó con visa de turista y pese a que está casada con Reynolds desde el 2013, el hombre nunca quiso llevarla a migración para poner en orden su documentación y así cambiar su estatus, por lo que ella se mantiene en condición irregular.

“Las últimas veces que me vio, tomándome del cuello me decía que si no le hacía caso a lo que me pedía llamaba a migración para que me deportaran junto a mi hijo y él se dejaría a la niña porque tiene la ciudadanía y podía quedarse, mi temor era perderla y peor aún que se quedará con él. Migración tomó mi caso, porque el mismo refugio por medio de una agencia de tráfico de personas pusieron una investigación contra él por tráfico de personas porque nos trajo engañados”, mencionó.

Desde entonces vive en hoteles o donde las fundaciones que de vez en cuando le ayudan le ofrezcan un espacio, su problema además de no tener dinero es no poder trabajar, pues no tiene un permiso para hacerlo en ese país.

“No puedo mantener a mis hijos porque si me agarran trabajando sin un permiso es peor para mí, porque tengo causas pendientes en la Corte y eso iría en mi contra en los procesos, estoy atada de manos. Si yo rompo la ley acá tengo las de perder por los casos de divorcio y la custodia porque me quitan a la niña”.

La mujer finalizó diciendo que “a ninguna costarricense se le ocurra venir a este país si no tiene sus papeles en orden, nos ven como un número, por más grande que sea la necesidad. Aquí no existe protección para los niños, mi niña dio un testimonio ante un policía, dos psicólogos, dos trabajadores, una doctora, y ellos determinaron que la niña sí fue abusada por su padre y aun así no lo arrestaron ni nos ayudaron; aquí no protegen a los niños ni a la mujer, este país es una vergüenza en ese tema y justo hoy (ayer) que se celebra el Día Contra la No Violencia a la Mujer sigo pasando por esto tan terrible”.

Pese a que la Cancillería confirmó que el Inamu maneja el caso en Costa Rica, en esa institución indicaron que sería hasta hoy cuando podrían referirse al caso, pues la oficina que lo atiende ya estaba cerrada cuando se hizo la consulta.

PERIODISTA: Carlos Castro Gamboa

EMAIL: [email protected]

Jueves 26 Noviembre, 2015

HORA: 12:00 AM

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