¿Un presupuesto austero?
Sandra Piszk Feinzilber* / Piskas cotidianas
Tal como lo dispone la Constitución Política, cada primero de setiembre el Gobierno de la República debe presentar ante la Asamblea Legislativa el proyecto de presupuesto para el año siguiente. A partir de ese momento se inicia un proceso de análisis por parte de los diputados que componen la Comisión de Hacendarios para pasar posteriormente al Plenario en donde debe ser aprobado o improbado a más tardar el 29 de noviembre.
Como el país recordará, el trámite del presupuesto 2015 generó una fuerte oposición de diputados de varias bancadas incluyendo algunos del partido de Gobierno en razón del incremento, nunca antes visto, de un 19% respecto del presupuesto 2014. Se alegaron preocupaciones en torno a consecuencias poco deseables para la economía nacional, entre las que destacaban el crecimiento del déficit fiscal y lo que ello podría significar, especialmente en términos de generación de empleo. A pesar de todo ello, y de un manejo reglamentario cuestionado incluso por la Sala Constitucional, el presupuesto se aprobó con ese incremento.
Un año después, el Gobierno de la República anuncia que para el 2016 se harán fuertes recortes y que solamente se incrementara en un 0,54%, respecto del anterior. Lo que no dice el Gobierno es que esa pequeña disminución se hace con relación a un presupuesto abultado en forma exagerada. Una comparación que induce a la equivocación por no decir a un engaño. Es como si en un hogar se gastara en demasía un año y al año entrante se hicieran algunas rebajas para pretender, mediante una comparación errónea, que se están haciendo ahorros. Las matemáticas no funcionan así y la gente no es ingenua y mucho menos ignorante. El presupuesto 2016 sin mucho rodeo es simple y sencillamente 0,54% más alto que el presupuesto más alto de los últimos años, de manera que es una falacia decir que se trata de un presupuesto austero.
Pero si a ello agregamos lo que ha sido la ejecución de los 7,9 billones de colones que el Gobierno pidió el año pasado, las cosas se ponen aún más espesas. Una revisión de la ejecución presupuestaria del 2015 nos muestra la gravísima ineficiencia con que han funcionado las instituciones. De acuerdo con información del Ministerio de Hacienda, a julio de este año, los ministerios han sido incapaces de invertir o satisfacer las necesidades de la población en menos del 50% y algunos casos son realmente insólitos. El Ministerio de Vivienda, por ejemplo, solo ha ejecutado un 16,8% mientras tanto el déficit de viviendas y el hacinamiento se multiplican. Mientras los caminos y las carreteras están peor cada día, el Ministerio de Transportes solo ha ejecutado un 41%. Mientras el problema de la trata de personas crece, el Ministerio de Gobernación y Policía solo ha ejecutado un 34,6% y si de inseguridad ciudadana se habla, el ministerio a cargo, Seguridad Pública, solo ha invertido 46,7%.
Ello solo para poner unos ejemplos y para recordar las palabras del señor Presidente cuando dijo el 24 de noviembre pasado: “Voy a girar mañana una directriz pidiéndoles a los ministros y presidentes ejecutivos que ejecuten el dinero que se les dé como presupuesto del próximo año y que quiero ver un reporte específico de ese gasto antes del 1° de mayo. Los que no hayan cumplido con la expectativa de gestión se van el 1° de mayo”.
Ahora bien, aunque en la presentación del presupuesto se indica a que el aumento en el presupuesto es inferior a la inflación, la cual se encuentra alrededor del 4% y que parece existir cierta voluntad en recortar en partidas de publicidad, viáticos al exterior, transporte al extranjero, horas extra y consultorías; el Gobierno también omite algunas consideraciones importantes.
En primer lugar, omite señalar que no ha existido la voluntad necesaria para enviar a la Asamblea Legislativa proyectos relacionados con las pensiones de lujo que significan una enorme erogación para el Estado y que solo favorecen a unas cuantas personas privilegiadas. Es de mencionar que desde hace más de un año el PLN ha impulsado iniciativas en esta dirección sin que hayan tenido eco en el Gobierno.
También omite señalar que no ha existido disposición alguna para impulsar proyectos de ordenamiento de los llamados pluses salariales cuya repercusión en el presupuesto es aún mayor que la de los salarios mismos. Es interesante verificar cómo, incluso la Universidad de Costa Rica, ha tenido que reconocer que de continuar el ritmo de crecimiento de las anualidades, en un corto plazo dicho centro educativo no podrá continuar operando normalmente. El Gobierno sin embargo se resiste a actuar en esa dirección a pesar de las advertencias de la Contraloría.
Dentro de ese panorama, se insiste en promover mayores impuestos, aun cuando el mismo Ministerio de Hacienda ha reconocido incapacidad para mejorar la recaudación de los ya existentes. Como bien lo advierte la Contraloría, la situación fiscal del Gobierno Central ha venido presentando un gasto sin amortización que se ha expandido a tasas anuales superiores a la del PIB, mientras los ingresos escasamente han alcanzado el ritmo de la economía nacional.
Como consecuencia, la insostenibilidad de la deuda hace necesario ejecutar medidas de impacto adicionales, de carácter estructural, para el control del crecimiento del gasto. Se debe prestar especial atención al gasto por concepto de remuneraciones así como aumentar la recaudación tributaria.
Finalmente, hago un llamado a la prudencia, para la estabilidad de esta nave en la que viajamos todos, con el fin de asumir la discusión del Presupuesto Nacional con la responsabilidad, la seriedad y la mesura que se requiere para un actuar prudente.
*Diputada
Partido Liberación Nacional
