Importancia de los bosques ribereños tropicales
Luis Diego Arias Campos* / Javier Rodríguez González**
La vigente Ley Forestal No. 7575 actualizada por última vez en 1996, establece que como mínimo un borde de 15 metros en zonas rurales, y 10 en zonas urbanas, sean dedicadas a la conservación a partir de la orilla de ríos o quebradas. Sin embargo muy pocas veces se respetan esas dimensiones y en ocasiones las crecidas del caudal o la topografía son las que establecen hasta donde llegarán las actividades humanas.
Pero esas líneas boscosas a orillas de las cuencas son uno de los recursos más importantes, biodiversos y complejos de los trópicos. Por esa razón a continuación se mencionan solo algunas de sus funciones e importancias:
• Hábitat y corredores biológicos: En ocasiones estos bosques representan los únicos remanentes para las especies que habitan en una zona determinada. Funcionan como vía para el desplazamiento e intercambio genético de especies con otras localidades y con áreas protegidas. Tienen la particularidad de crear microclimas con condiciones aptas de humedad, fertilidad, sustrato, etc., para los animales, vegetales y demás organismos. La importancia de estos bosques aumenta en zonas con alto endemismo o con especies que corren peligro de extinción.
• Disponibilidad de alimento: Los ecosistemas ribereños representan un elemento fundamental para las cadenas alimenticias. En las selvas húmedas y muy húmedas existe mayor cantidad de biomasa (materia orgánica) que en cualquier otro lugar. Esta es una de las razones por la que estos biomas son de los biodiversos, y aún más los que estén cercanos a cuerpos de agua.
• Captura de carbono: Estos bosques tienen un gran protagonismo como sumideros de carbono, tanto en biomasa aérea como en el suelo debido a que tienen un ciclo más rápido de descomposición y crecimiento. Esto los ha posicionado como unos de los principales mitigadores de Gases de Efecto Invernadero (GEI). Sin embargo el creciente cambio de uso y otras amenazas están reduciendo su capacidad de fijación.
• Hidrocoria: La evolución biológica de millones de años ha llevado a que algunas plantas dependan de su cercanía a las cuencas para la dispersión de semillas por medio del agua (hidrocoria). Es por esa razón que algunas especies es más frecuente encontrarlas a orillas de las cuencas, o del todo se restringen a estos ecosistemas.
• Barrera protectora: Las raíces de las plantas funcionan como amarre; disminuyendo la velocidad del agua y evitando erosión ante excesivos aumentos de caudal debido –en parte- a que las aguas de las zonas urbanas están direccionadas hacia los ríos. Además funcionan como amortiguadores de fuertes lluvias y pueden ayudar a evitar fenómenos como deslizamientos.
• Evitan exceso de nutrientes: La lixiviación y uso agroquímicos afectan la composición del agua por la escorrentía superficial de elementos como fósforo, nitrógeno, amonio y sedimentos. Los bosques riparios ayudan a retener esos nutrientes para evitar que la afectación a la vida acuática –también marina- y circundante sea mayor, permitiendo además mayor disponibilidad de nutrientes para las plantas.
Se recomienda cultivar especies vegetales nativas de la zona, en especial aquellas que crezcan a orillas de las cuencas. Además se debe evitar sembrar una sola especie, ya que esto empobrecerá la diversidad genética del ecosistema. Por otro lado es recomendable un uso adecuado y regulado de agroquímicos, darle manejo a las aguas residuales, y utilizar el agua de lluvia.
La complejidad biológica de estos ecosistemas y su importancia para la conservación de las cuencas hidrográficas deben ser parte de las estrategias integrales para el adecuado manejo de estos recursos que son indispensables para la vida. Los ríos sanos es una de las herencias más valiosas que podemos dejar a las futuras generaciones.
* Movimiento Ríos Vivos, Costa Rica
**Escuela de Ciencias Ambientales, Universidad Nacional, Costa Rica
