Seguir conquistando las cumbres más altas del mundo y demostrar que cuando se quiere se puede es el objetivo del escalador nacional Warner Rojas, quien se prepara con el fin de volver a escalar el monte Everest.
Rojas viajó el pasado lunes a Argentina, donde buscará conquistar la cumbre del volcán nevado de Incahuasti, una de las metas pendientes del tico, ya que no ha podido alcanzar la cima en sus dos intentos anteriores.
Este escazuceño conversó con El Periódico de Más Venta en Costa Rica sobre lo que ha sido su carrera en una disciplina poco conocida en el país. Asegura que al principio mucha gente pensó que su deporte era una vagabundería, pero poco a poco fue ganándose el apoyo y el respeto de las personas.
¿Sigue preparándose pensando en volver a conquistar el Everest?
- Después de lo que ha pasado en Nepal, yo no regresaría al Everest en dos años porque el primer terremoto de 7,9 mató un montón de gente en el campamento base y para mí quedaron muchas cosas inestables. Después hubo otro terremoto más cerca de la montaña de 7,3 y ahí no se sabe qué pasó, entonces no me animaría a estar ahí hasta que se estabilice el hielo, hasta que caigan las avalanchas que tienen que caer y así tener un panorama más claro. Lo que sí quiero hacer es escalar otra montaña de 8 mil metros el próximo año en setiembre u octubre, la cual va a ser Manaslu, que está en los Himalaya, cerca de Nepal.
Cualquier persona diría que después del alcanzar la cima del Everest lo logró todo. ¿Qué lo mueve a seguir conquistando cumbres?
- Yo siempre me preparé para subir montañas, no solo el Everest, que es el punto más alto del mundo, pero hay otras cosas como los 10 volcanes más altos. Entonces es un aliciente hacer un proyecto nuevo que nadie ha hecho, abrir rutas o caminos que nadie ha hecho antes y todo eso es motivación. La otra cosa que me encanta es que hay montañas de 8 mil metros -el Everest lo han subido muchas personas-, está por ejemplo el K2, que es una de las montañas más peligrosas del mundo y nadie de Centroamérica la ha escalado, por lo que me gustaría hacerlo en unos dos o tres años.
¿Cuán difícil ha sido abrirse campo en el alpinismo en un país en el que la gente no está acostumbrada a este tipo de deporte extremo?
- Bastante complicado porque ha sido romper estereotipos, romper formas de pensar porque mucha gente desconoce lo que es el frío extremo, no tenemos nieve y mucha gente piensa “este mae va a vaguear”. Para subir montañas hay que tener un entrenamiento muy fuerte, son días de jornadas de cuatro o cinco horas caminando que en otros deportes no se ven, el gasto calórico y en fin son muchas mediciones que se hacen. A nivel de entrenamiento es difícil porque no tenés las condiciones de altura, de hielo para la escalada y eso complica la preparación.
¿Cómo es un entrenamiento para escalar montañas de gran altura?
- Yo por semana y dependiendo del momento en el que esté entreno más de 25 horas. Por ejemplo voy a una caminata en la que son por lo menos 12 horas de recorrido, con una mochila que puede pesar unos 15 y 20 kilos caminando a diferentes altitudes, diferentes pulsaciones. Hago trabajos de bicicleta, tanto de ruta como de montaña, cuando lo hago me voy tres o cuatro horas que es facilito, pero cuando hago fondo a veces recorro 150 o 160 kilómetros. También voy al gimnasio a entrenarme en espalda y hombros con pesas por unas tres o cuatro horas.
¿Le ha acostado recibir apoyo para una disciplina que no es muy conocida en el país?
- Ha sido difícil, pero hay un antes y un después del Everest. Antes del Everest fue muy difícil porque había que generar confianza en la gente que no creía que se pudiera hacer y una vez que se logra se ve totalmente diferente. Ahora por la situación política y económica que vive el país hay poca inversión hacia los deportes no tan tradicionales. En la próxima expedición voy a invertir $2 mil, que es lo básico en una expedición. Mucha gente piensa que es caro, pero si lo comparamos con una planilla de equipos de fútbol no es tanto.
