¡Sí! Queremos desarrollo
Felipe Guadamuz Flores / ANFE
Si queremos desarrollo, debemos alinear nuestras prácticas comerciales con las del resto del mundo.
En estos momentos se encuentra para el conocimiento del Plenario Legislativo, el proyecto de ley número 18.121, para la aprobación y ratificación de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Contratos de Compraventa Internacional de Mercaderías, conocida también como la Convención de Viena de 1980.
Nuestro país se ha estancado en el tema del comercio internacional, en la actualidad utilizamos como referencia un Código de Comercio que es tan viejo, que para que se tenga una idea de su antigüedad, pensemos en que ni siquiera se había inventado el computador personal (PC) cuando se promulgó este Código.
No es de extrañar entonces que siendo un Código tan viejo, las reglas que se aplican sean para los tiempos cuando los costarricenses apenas y comenzábamos a desarrollarnos. En tanto que el resto del mundo se moderniza con sistemas jurídicos que les permitan a los países competir y realizar operaciones comerciales en un mundo cibernético y de cambio constante, aquí seguimos con leyes que deberían ocupar un lugar en un museo por representar un momento histórico que ya pasó y no ser leyes vigentes que sirven para entorpecer el flujo y el avance del comercio.
El modelo de desarrollo que se ha adoptado busca generar empleados y no empresarios; los países desarrollados emigran hacia modelos de desarrollo donde sus poblaciones ahorren e inviertan en sus propios negocios, es decir, más empresarios y más fuentes de empleo. Los modelos de inversión extranjera directa en maquilas telefónicas y similares han llevado a que la población deba emplearse en trabajos poco sofisticados, porque el país destruye las posibilidades de las personas para emprender y establecer su propio negocio.
El verdadero desarrollo de Costa Rica está en permitirles a los emprendedores, sin importar la edad a la que deseen emprender, sistemas laborales flexibles, con pocos impuestos para que haya mucha iniciativa y ganas de emprender y fuentes de empleo para todos, y no como pretende el gobierno en mantener el empleo público, cuando es clara la correlación que existe entre el alto número de funcionarios públicos y el costo elevado de vida que hace que todo se encarezca.
No es posible que en nuestro país se sigan aplicando modelos legales para dirimir asuntos comerciales, con reglas prehistóricas que no reflejan la realidad del mundo actual. Si queremos competir, debemos de promover la iniciativa de los emprendedores costarricenses, y una de las formas para hacerlo es a través de la ratificación de la Convención de Viena de 1980, que nos permitiría equipararnos un poco con el resto del mundo, caso contrario, estamos condenados a seguir perdiendo inversión y a que nuestros vecinos en Centroamérica se nos adelanten y que quedemos rezagados en la búsqueda del desarrollo del país.
