San Juan de Dios clama por ayuda
Editorial
Hace 170 años se creó el Hospital San Juan de Dios. En aquel momento, 1845, el valor del terreno era de ¢1.500, hoy con el paso del tiempo y una capital desarrollada asciende a $35 millones (unos ¢19 mil millones).
Este centro médico de avanzada atiende a más de 1 millón de personas provenientes de la periferia de San José y otras provincias que requieren tratamientos de salud especializados.
Situado en el corazón josefino, el San Juan de Dios, que nació como una institución para dar ayuda a los costarricenses pobres, es uno de los hospitales más importantes del país, con médicos extraordinarios y tratamientos de vanguardia, que ni siquiera se ven en la región o el continente.
Han sido 17 décadas de atención con vocación, de lucha y trabajo intenso, pues no hay centro de salud que atienda tal cantidad de pacientes.
Pero el paso de los años no ha sido en vano, la infraestructura es insuficiente para la población que atiende, fue necesario levantar en un lote aledaño una torre nueva para recibir pacientes y se planificó la construcción de otra con tecnología médica, sin embargo parece que el proyecto debió detenerse por falta de recursos y en el entendido que es una urgencia.
La situación de la benemérita institución no es del todo halagadora y en medio de las celebraciones de aniversario salen a la luz pública mil necesidades, el San Juan de Dios se queda atrás y requiere mayores inversiones por el bien de los usuarios.
Para nadie es un secreto que los salones están abarrotados y las listas de espera se acrecientan. Los quirófanos aunque nuevos tampoco dan abasto, pues las cirugías son demasiadas y la vida no puede esperar.
Mientras aumentan los usuarios de los servicios, el centro médico más antiguo de Costa Rica se queda corto, igual los especialistas en medicina que deben doblar turnos con tal de atender a quienes lo requieran.
Basta con estar unos minutos en las puertas de emergencias, entran y salen ambulancias, ingresan y egresan pacientes con urgencia de ser atendidos. Aquellos salones de abordaje inmediato están hacinados, pero nada puede hacerse más que encomendarse a Dios y dejar que los profesionales hagan lo suyo.
El Hospital San Juan de Dios clama por ayuda, no ocupa promesas, requiere respuestas prontas porque la salud es un valor innegociable.
Si bien es cierto los asegurados se quejan por mil y una situaciones, no se puede ser ingrato, el servicio se brinda con el pie en el acelerador. El juramento de sus profesionales sigue vigente, pero cuando la cobija no da hay que tomar medidas extremas.
Son miles de citas diarias, con cientos de operaciones programadas, pero siguen siendo los mismos médicos, las mismas enfermeras y el mismo hospital.
Se requiere una intervención inmediata, se necesitan recursos para levantar las torres y abrir espacios. Si bien mucha gente se queja por la pésima atención del Seguro Social en general, debemos reconocer que esa solidaridad nos distingue de países donde la atención médica tiene un precio y quien no puede pagarla debe resignarse.
Pero los asegurados también tienen una responsabilidad. Si bien la seguridad social es atención integral a bajo costo, hay que comprender que perder citas, botar las medicinas y obviar exámenes médicos implican gastos que no se recuperan.
Las cifras revelan que cerca de 70 millones de medicamentos son desechados por los usuarios al año y eso implica una inversión millonaria que debe hacer la Caja Costarricense de Seguro Social.
Hoy deseamos un feliz cumpleaños al hospital pionero del país y hacemos un llamado de atención para que no se descuiden sus servicios, eso compete a los administradores de la Caja, los asegurados y los gobernantes. La salud va más allá de los gobiernos de turno.
