Para verdades, el tiempo
Más temprano que tarde, quienes hoy critican y señalan la inversión que hace la Universidad de Costa Rica (UCR) en sus estudiantes reconocerán que esta es necesaria y, por qué no, tal vez hasta insuficiente y debería aumentar en el futuro.
Menciono lo anterior porque recientemente han abundado artículos de opinión, mensajes en redes sociales y discursos en la Asamblea Legislativa en los que se critica y hasta se distorsiona a piacere el monto invertido por estudiante en la educación superior pública y, particularmente, en la UCR.
Uno de esos artículos apareció en el periódico La República, el pasado lunes 29 de junio.
En él, la rectora de la Ulacit, refiriéndose a un artículo de opinión de mi autoría, publicado en La Nación el pasado 22 de junio, señala que el análisis para obtener el monto que se invierte por estudiante en la UCR está incompleto y que la Contraloría no podrá verificar estos datos.
Antes de ofrecer evidencia contraria a lo dicho por la rectora, quien no ha tenido inhibiciones en aspirar a una fracción del Fondo Especial para la Educación Superior (FEES) para las universidades privadas, o sea también para la que dirige, me gustaría instarla cortésmente a que ofrezca datos que fundamenten no solo el argumento anterior, sino también los que le permiten afirmar que un estudiante de la UCR tarda nueve años en obtener su título de bachillerato. Como tal aserto no encuentra respaldo en nuestros propios estudios, sería una circunstancia bienvenida disponer de pruebas contrastantes que nos posibilitaran mejorar nuestras fuentes de información.
La Rectoría de la UCR ha elaborado un documento denominado “Cálculo del costo por estudiante institucional”.
En él se explica que, tras la petición de la Contraloría General de la República (CGR) al Consejo Nacional de Rectores (Conare) de definir el costo por estudiante en las universidades públicas, desde el 2011 la institución que represento comenzó el desarrollo de un método de cálculo para determinar dicho monto.
Nuestros expertos consideraron una serie amplia de variables estadísticas, agrupadas en las categorías de gastos directos, indirectos y depreciación, y estas variables condujeron a una fórmula matemática que, por compleja y extensa, no adjuntaré a este artículo, pero que pongo a disposición de la señora rectora y de quien desee revisarla. Señalar que “el análisis está incompleto” y que “la Contraloría no podrá verificar las cifras ofrecidas”, sin conocer este documento ni la evaluación que hizo el ente contralor de la información remitida por la UCR, es temerario.
El cálculo matemático permitió establecer que el gasto por estudiante para el año 2014 ascendió a 3.385.450,33 colones, muy por debajo de los 5 y luego 7 millones que mencionó el diputado libertario, Otto Guevara.
Tomando en cuenta que la media para obtener el bachillerato en la UCR es de 4,81 años y la inversión por estudiante es diferente cada año, debido por ejemplo a cambios en el presupuesto de régimen becario o inversiones en infraestructura, la inversión resultante es muy inferior a la cifra que nos comunica la señora rectora de la Ulacit, además de que ella yerra al hacer una multiplicación de un monto constante por número de años.
Nuevamente, invito a la señora Castro y a quien lo tenga a bien, a compartir la metodología que utilizan para determinar la inversión anual por estudiante, con el fin de compararla con la nuestra y así estimular un aprendizaje interinstitucional. A decir verdad, desconozco la existencia de otra herramienta de cálculo para este procedimiento diferente a la que usa nuestra Oficina de Planificación Universitaria, encargada de desarrollar este sistema.
A pesar de las diferencias indicadas, en un tema coincido con la señora rectora sin objeción alguna, a saber que este “asunto definitivamente amerita un análisis serio y sistemático.”
*Rector UCR
