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Sucesos

Madre con leucemia desea cárcel para violador de su hija

Abusadores de 3 menores están libres

  • Una niña fue violada 2 veces cuando tenía 12 años

  • Un taxista enfrentará a la justicia por dos abusos contra menores

Hace cinco años empezó la pesadilla para una madre santacruceña que además de lidiar con una leucemia progresiva descubrió una realidad que ha cambiado su vida y la de su hija que hoy tiene 17 abriles.

 

En el 2010, su muchacha tenía 12 años, era una joven que como muchas otras se concentraba en terminar la escuela, era dedicada, feliz, tímida y con metas por cumplir. 

 

Un día de tantos la pequeña iba camino a su casa en un bus de servicio público, el chofer era una persona conocida tanto por ella como por su familia y ella le comentó que tenía que hacer una vuelta cerca del banco y él dijo que con gusto la llevaría. 

 

“Eso era algo normal, porque él a veces nos colaboraba con eso cuando terminaba su jornada laboral y así uno aprovechaba lo que llamamos el ride”, dijo la madre de la menor, quien prefirió proteger su identidad. 

 

PLAN MALÉFICO

 

Una vez en el centro de Santa Cruz, la gente se bajó del bus y el conductor arrancó y se dirigió al banco, pero cuando estaban cerca no se detuvo y por el contrario se encaminó a una de las calles solitarias y empolvadas que conducen hacia pequeños barrios guanacastecos.

 

La niña no comprendía porqué el desvío, pero su inocencia y la confianza hacia esta persona no la llevaron a pensar mal hasta que él se acercó a ella malintencionado y luego de tomarla con fuerza la violó.

 

“Ella en varias ocasiones le pidió que se detuviera, que no hiciera eso y se corría, pero la fuerza de él imposibilitaba que ella se pudiera zafar”, expresó la mamá, quien recuerda como si fuera ayer cada una de las palabras de su hija. “Ella no dijo nada en ese momento, pero durante varias semanas noté un cambio en ella, se volvió más rebelde, dejó de ir a la escuela y hasta tuve que ir a buscarla un día a la casa de una compañera de trabajo de mi esposo”. 

 

NIÑA SE REVELÓ

 

El silencio de ella era incomprensible, según cuenta la madre, porque nadie sabía qué tenía en ese momento, ella dijo que quería irse de la vivienda y su enojo era notable. “Un día tuve que llegar a decirle que había firmado un consentimiento en el PANI para que la próxima vez que se escapara de la casa ellos se la llevaran a un reformatorio”.

 

En ese instante, ella empezó a llorar “y me contó todo lo que le pasó aquella tarde en el bus y yo le dije que teníamos que denunciar y ella estuvo de acuerdo”.

 

POR SEGUNDA VEZ

 

Luego de interponer la denuncia, la madre leyó la declaración de su hija y fue en ese momento en el que descubrió que la menor fue violada en dos ocasiones, la segunda cuando la joven empezaba el colegio. “Él pasó por ella al centro educativo y la obligó a ingresar en el carro bajo supuestas amenazas y fue así cómo la llevó a unas cabinas que están cerca de la casa”.

 

Desde ese momento esta joven, según explicó su progenitora, no es la misma que antes, no sale de la vivienda y menos de su cuarto, que son los únicos lugares en los que se siente segura. 

 

En octubre del año anterior se tenía programado el juicio contra este chofer de bus, pero él no se presentó. El juez envió a buscarlo pero no estaba en las direcciones que dio ante las autoridades judiciales, por lo que se le considera un reo prófugo.

 

“Nosotros no pedimos dinero, lo único que queremos es que él, si es culpable, pague con cárcel el daño físico, moral y emocional que le causó a mi hija y que no ande en la calle donde podría volver a cometer una atrocidad como estas”.

 

Pero agregó que otra de las preocupaciones que tiene es que “él sabe dónde vivimos y hasta el número de teléfono y como él la amenazó con hacernos daño y hasta llevársela, la verdad es que nosotros no podemos ni dormir”. 

 

Esta joven requiere asistencia psicológica constante porque asimilar lo ocurrido no ha sido sencillo, vivir el día a día y tratar de dejar ese capítulo oscuro de lado no se logra con sólo cerrar los ojos, “ella tenía examen de bachillerato semanas después del juicio que no se realizó y perdió la prueba de matemática, ella me dijo que se bloqueó, se le nubló la mente y no sabía qué estaba haciendo”.

 

Su madre está en un estricto tratamiento contra leucemia desde hace cuatro años, “pero en medio de la tormenta Dios nos ha dado la fuerza para mantenernos juntos como familia y luchar día a día”, mencionó la mujer. 

 

Los años han pasado para esta familia como una carga interminable que parece alargarse con el tiempo, ya que fue en el 2011 que un juez decidió tener elementos suficientes para elevar el caso a juicio, pero desde entonces han pasado cuatro años y el momento de enfrentar la verdad no llega.

 

POR 2 ABUSOS

 

La vivencia de esta madre de Santa Cruz la comparten dos mujeres de Hatillo en San José. Una de ellas, inclusive se cambió de casa, ya que su hija no se sentía segura de salir en el barrio donde creció.

 

Al igual que en el caso anterior, el sujeto que abusó de su hija era un conocido de la familia. Él es un taxista formal, quien por lo general les colaboraba cuando requerían realizar algunas vueltas y con el tiempo se ganó la confianza de la madre de la menor y hasta de los vecinos.

 

Pero su cercanía empezó a molestar e incomodar a una joven de 13 años, quien le dijo a su madre que el taxista le decía vulgaridades.

 

“Nunca nos imaginamos algo como esto, jamás, ella me dijo un día que él le decía cosas que la hacían sentir mal. Yo de inmediato bajé y hablé con él, pero nunca me prestaba atención”. Esta mamá recuerda que un día después del trabajo necesitaba un taxi y lo llamaba a él y “cuando me monté él me dijo que mi hija estaba muy bonita pero nunca pensé que tenía alguna intención”.

 

DE DICHOS A HECHOS

 

Pero él, según esta madre, no sólo piropeaba a su hija de una forma que ella considera vulgar, sino que “en varias ocasiones le enseñó sus partes íntimas”.

 

Un día, la menor iba a la pulpería y le pidió a su mamá que la cuidara, “ella bajó y salió por el portón principal y yo venía detrás y escuché todo lo que él le decía y obviamente le reclamé y le pedí que dejara de decirle cochinadas a mi hija, cuando ella regresó subió llorando, me dijo que él le metió la mano por debajo de la enagua rosada que andaba. 

 

Ella era una niña y andaba vestida como tal y la verdad es que él no tenía el derecho de hacer eso, cuando bajé a buscarlo ya no estaba”, acotó. 

 

SU REFUGIO

 

Desde entonces hasta ahora el cuarto es el refugio de esta joven, quien recién cumplió 15 años, pero vive con el temor de salir y encontrarse con el taxista, “a veces se despierta de madrugada porque tiene alguna pesadilla y sus calificaciones han bajado drásticamente al punto de que perdido sexto grado en dos ocasiones.

 

Este proceso ha sido muy duro para todos, como familia, para mí y mis tres hijos, quienes nos pasamos de casa y ha sido como empezar de cero, pero en el caso de mi hija ella se apartó de todos los hombres de la familia, como tíos o primos y cuando hay gente en la casa se encierra en el cuarto”.

 

Incluso, según cuenta esta fémina, la ha tenido que cambiar de centro educativo.

 

AMENAZAS

 

De acuerdo con esta señora, en varias ocasiones el taxista habría amenazado a su hija y la última vez se acercó en su carro rojo a ella, quien iba acompañada por algunos compañeros de la escuela y le dijo que “si yo no quitaba la demanda en su contra nos iba a matar”, porque le impusieron medidas cautelares como no acercarse a las víctimas ni donde viven. 

 

DISFRAZ 

 

Pero su muchacha no habría sido la única víctima de este taxista, según mencionó, la hija de una de sus mejores amigas solía visitar a este señor para jugar con su niña y otras pequeñas del barrio, que al igual que ella tenían 8 años.

 

Pero él se ingenió una manera para estar cerca de las chiquitas y lo que hacía era jugar al león y se tapaba con una sábana mientras las perseguía y capturaba.

 

“Él aprovechaba entonces para manosear a las menores y en ocasiones tapaba bajo de la cobija a las otras niñas y a la que quedaba descubierta la manoseaba”.

 

Al parecer la afectada tenía 8 años cuando sucedió el hecho, ahora cuenta con 11 abriles. 

 

A JUICIO

 

Ambas madres interpusieron la demanda contra el taxista y la audiencia preliminar ya se realizó; el juez luego de escuchar los testimonios y evaluar la prueba consideró que hay evidencia suficiente para llevar este caso a los tribunales por dos supuestos delitos de abuso contra menores.

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Martes 02 Junio, 2015

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