El trabajo y desempleo de nuestras mujeres
Los resultados de la Encuesta Continua de Empleo del primer trimestre del 2015 del Instituto Nacional de Estadística y Censos, si bien dan cuenta de un leve repunte en la empleabilidad, se deben continuar las alertas en la situación de las mujeres, para su inserción y permanencia en el mercado laboral.
Valga reconocer la importancia de que la encuesta esté desagregada por género, solo así se pueden evidenciar brechas. Si bien en el caso concreto de las mujeres, los indicadores son muy similares a los registrados el año pasado, sí ha habido variaciones, una de ellas es que la tasa neta de participación de ellas disminuyó de un periodo a otro, eso significa que menos ingresaron a la fuerza laboral durante ese lapso.
Otro dato que arroja la investigación es que la tasa de desempleo de las mujeres se mantiene igual que la del periodo anterior, sin embargo, es cuatro puntos porcentuales más alta que la de los hombres; esto significa que 12 mujeres que intentan incorporarse a la fuerza de trabajo no logran conseguir empleo, el área más afectada fue la de servicios, que impactó a muchas, mientas que en el caso de los hombres, solo 8 no pueden emplearse.
Por otro lado, algunas cifras muestran el desencanto de las mujeres para la incorporación al medio laboral, ejemplo de ello es el aumento del grupo de “mujeres desalentadas” y el de las “no disponibles para trabajar”. Este comportamiento se debe a que aún las mujeres no han resuelto el tema de los cuidados a través de una oferta de calidad que le brinde este servicio, ello a pesar de los esfuerzos que hacemos desde el Programa de la Red de Cuido, la cual en todo caso tiene una cobertura limitada. Lo que se refuerza con los datos provenientes de la Encuesta de Uso del Tiempo de la Gran Área Metropolitana del 2011 en donde se muestra que las mujeres tienen una mayor carga global de trabajo que los hombres y que destinan el doble del tiempo de estos al trabajo doméstico no remunerado.
Los resultados de esta encuesta dan cuenta de que las mujeres tienen una carga global de trabajo de 72 horas y 56 minutos semanales, mientras que los hombres de 65 horas con 47 minutos, la diferencia es de 7 horas semanales aproximadamente, esto sin importar la edad, nivel educativo, estado conyugal o condición de actividad de las mujeres. Esta investigación también señala que las mujeres destinan cerca de 37 horas semanales a las tareas domésticas, y los hombres solo invierten 15 horas a la semana.
Como Estado tenemos un gran pendiente con esas mujeres costarricenses que aportan su trabajo desde diversos espacios, estas mujeres requieren de un acompañamiento en su proceso de maternidad, deben tener asegurada la cobertura del parto y, por qué no, hasta un subsidio tal como sucede con las mujeres asalariadas; también deberían tener aseguradas una pensión digna para su vejez.
Nuestro sistema de seguro social debe permitir un acompañamiento como un tema de responsabilidad social, donde también reconozca el trabajo que las mujeres hacen al país como reproductoras, cuidadoras de sus hijos e hijas, y de las personas adultas mayores.
Conocedoras de estas realidades, desde el Inamu seguimos trabajando en la promoción de acciones afirmativas como lo son la generación de estímulos para empresas e instituciones para que promuevan la eliminación de prácticas discriminatorias en las relaciones laborales, así como en la creación de nuevas fuentes de empleo femenino en zonas de desventaja social.
Hemos diseñado instrumentos de políticas públicas importantes para mejorar la incorporación de las mujeres al mercado laboral; los programas €mprende -que busca contribuir a una mayor independencia económica de las mujeres de áreas rurales y urbano-marginales que se encuentra en situación de vulnerabilidad económica y tienen potencial empresarial-, así como Fomujeres que es un fondo no reembolsable que se otorga a mujeres que presenten iniciativas productivas y que fomenten la organización en beneficio de sus derechos, además de las Ferias de Empresariedad y el Sistema de Gestión Laboral en Igualdad de Género, Sigeg que desarrollamos desde el Inamu, son algunos de los mecanismos con los que contamos para apoyar a las mujeres en materia de autonomía económica, pues estamos convencidas de que cuando una mujer está bien, el país está mejor.
Asimismo estamos impulsando medidas afirmativas en maternidad, para que las pequeñas pymes puedan tener escalonada o subsidiada estas licencias bajo el principio de corresponsabilidad social del cuido, también impulsamos el fortalecimiento de la inspección laboral y reforzamiento de acciones estratégicas en relación con el cumplimiento patronal del salario mínimo y del salario no discriminatorio de las mujeres en relación con el que perciben los hombres en idénticas posiciones.
Solo con trabajo decente, de calidad, ya sea como empleada o como su propia jefa en emprendedurismo lograremos la autonomía económica de las mujeres que repercuten en los otros niveles de autonomía.
*Ministra de la Condición de la Mujer
Presidenta Ejecutiva Instituto Nacional de las Mujeres
