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Opinión

El fútbol no da para tanto

Editorial

Somos un país 100% futbolero, de esos que cuando hay un partido de trascendencia o de los llamados en el ambiente “clásicos” paralizan Tiquicia de norte a sur y de este a oeste, pero de la pasión y disfrute no debería pasar.

 

Aquellos días donde los gamberros de las denominadas “barras bravas” hacían lo que les daba la gana parecen poco a poco ir llegando a su fin, y en hora buena pues el fútbol no merece ensuciarse con comportamientos de este tipo.

 

Los equipos de Primera División han librado una lucha incansable contra este tipo de aficionados, que contrario a ser fervientes seguidores del deporte, no son más que cabezas calientes que en un momento de fiebre optan por cometer actos indebidos.

 

Después de todo parece que los profesionales que integran este tipo de organizaciones han entendido que en el fútbol hay tres resultados posibles, ganar, perder o empatar, pero sobre toda las cosas que no siempre se triunfa, ni todos los días se puede festejar.

 

Contra amenazas de todo tipo los máximos jerarcas de Liga Deportiva Alajuelense, Deportivo Saprissa y el Club Sport Herediano terminaron amarrándose los pantalones, al menos para tomar las primeras medidas, que fue prohibir el ingreso de las barras de los equipos visitantes en su estadio.

 

Una disposición que parece dar sus primeros frutos, pues tras superadas las rondas semifinales, los conflictos en los estadios fueron casi nulos si los comparamos con aquellos zafarranchos que se armaban apenas hace menos de un año.

 

Con seguridad reforzada, buenos protocolos de ingreso, más la vigilancia constante de quienes ingresan al reducto son algunos factores clave que demarcan el nuevo ambiente suscitado en los inmuebles ticos.

 

Pero no crean que esto es algo que sucede solo en Costa Rica, típico de nuestra idiosincrasia de copiar “todo lo malo” de afuera, estas costumbres son exportadas de Sudamérica y hasta de Europa, donde a consecuencia de enfrentamientos entre aficionados de equipos archirrivales han terminado hasta personas fallecidas.

 

Insisto, el fútbol no da para tanto pero apenas hace un par de meses muy cerquita de acá, en Honduras, aficionados contrarios al Real España agarraron a balazos el bus donde viajaba el primer equipo. No hubo hechos que lamentar más que la desagradable experiencia.

 

Es claro que los índices de violencia en cada uno de los países centroamericanos varía, pero por eso hay que aplaudir toda medida que vaya contra la violencia en los estadios de fútbol y en el deporte en general.

 

Las autoridades nacionales se han visto obligadas a intervenir, en busca de que al final no solo le brinde una buena seguridad al asistente al espectáculo, sino que también a aquellos que por cosas de la vida pasan por las cercanías donde dichos eventos se realizan.

 

Hablar de resultados puede ser prematuro, hay que esperar mayor tiempo, pero las medidas contrario de bajar la guardia deben solidificarse y buscar alternativas viables para que volvamos a convertir los estadios en lugares apropiados para el disfrute de todas las familias costarricenses.

 

Aún hay vacíos que no terminan llenándose, muchas personas ajenas al fútbol se preguntan ¿por qué a veces se protegen más a estos grupos articulados que a la misma afición? De que tienen razón, la tienen. En ocasiones los más resguardados por la Fuerza Pública o privada son los miembros de las barras mientras que el hincha común y corriente queda al margen de “lo que sobra”.

 

Es de aplaudir el trabajo realizado actualmente por el Ministerio de Seguridad y la Fuerza Pública pero aún falta mucho más. Sin embargo el problema de violencia debe pasar del tema de esos grupos ya mencionados a la misma cultura de todos los aficionados.

 

Es increíble que ahora parece que quienes buscan hacer problemas son los aficionados comunes y corrientes, el miércoles en el juego de Santos y Herediano en Guápiles, viví lo que era un fanático del cuadro caribeño discutir de palabra con una señora florense, a tal punto de insultarla a ella y a su familia. ¿Entonces cómo es?

 

Por favor, para erradicar de una vez por todas la violencia en el fútbol y en el deporte se necesita la colaboración de todos, una denuncia al ver a un aficionado realizar algún acto incorrecto en el estadio ayuda para ir eliminando por completo este tipo de comportamientos.

 

Se viene una final este domingo, la rivalidad entre ambos equipos desborda la pasión por los colores de cada uno de los clubes, sin embargo qué bueno sería disfrutar de una fiesta deportiva entre dos de las principales provincias del país.

 

Los jugadores en la cancha son rivales pero fuera de ella muchos son amigos, salen a comer o al cine, van hasta a la playa juntos, ¿por qué?, porque son colegas, amigos, compañeros de selección o en el pasado en otro equipo lo fueron. Dan todo en la cancha pero luego del pitazo final las revoluciones deben bajar para el diario vivir.

 

Al final de todo es fútbol y solamente fútbol, una derrota, un empate o una victoria más para la estadística. Sea cual sea el resultado, no sé usted pero en mi caso deberé presentarme al trabajo normalmente a realizar lo que me apasiona, de eso se trata, de un disfrute. El fútbol no da para tanto.

 

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Viernes 15 Mayo, 2015

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