Igual que la expresidenta Laura Chinchilla, Luis Guillermo Solís ha llegado al punto donde se da cuenta de la importancia de la comunicación en la Presidencia de la República y lo que desde esa cartera se transmite.
Después del primer año, Chinchilla nombró a Roberto Gallardo para que se ocupara de crear una línea, no solo entre los medios de comunicación, también entre los jerarcas, sin embargo ya las vías estaban deterioradas.
En los primeros 8 meses del gobierno, el mandatario perdió un 27% de la simpatía de sus gobernados, así lo registró la encuestadora CID Gallup en un estudio para DIARIO EXTRA; los expertos en política consideran que aunque es parte del proceso de asumir un país entre grandes expectativas de cambio y no cumplir con las demandas en los primeros meses, se ha visto afectado por las deficiencias en las trasmisión de ideas.
Los grandes tropiezos del hombre que empezó a caminar entre la burocracia y la inexperiencia se han agravado ante la falta de respuestas precisas e inmediatas a la oposición, a los sectores, a la población y los medios de prensa colectiva.
“Tenemos un intento de ejercicio sin esta figura, el Ejecutivo ya perdió un año y no ha podido gerenciar el mandato del pueblo, el exministro de la Presidencia fue nefasto para la comunicación”, comentó Vanessa Calvo, politóloga.
De este entorno es que se hace necesario lo que el Presidente anunciará, según lo confirmó el recién nombrado ministro de la Presidencia Sergio Alfaro, la llegada de un ministro de Comunicación que resuelva esas necesidades.
Gallardo opina que es importante que se nombre una persona con ese rango porque la comunicación es relevante y prioritaria, el hecho de que el funcionario tenga puesto de ministro permite unificar y articular el mensaje de la estrategia.
“Las funciones del ministro de Comunicación restan importancia al ministro de la Presidencia, pero está claro que el de Presidencia es el coordinador y portavoz, mientras que el de Comunicación debe seguir los contenidos y mensajes de los ministros, ambos deben de trabajar de cerca”, advierte Gallardo.
FRACASO
A inicios de la gestión, Solís nombró a su amigo y exministro de la Presidencia, Melvin Jiménez, para que este fuera el vocero del gobierno, cumpliendo así ambas funciones, pero Jiménez no pudo responder a esa obligación, desde entonces inició un declive que dejó expuesto al Ejecutivo.
Jiménez aumentó las tensiones al declarar erróneamente la salida de operaciones del Banco City y el correspondiente despido de empleados, un tema sensible para la percepción de los ticos; otro problema surgió con los precios de la electricidad, causando incertidumbre y desdiciendo a Solís, además la Presidencia se vio afectada por el ofrecimiento de embajadas que nunca se esclareció.
Fue hasta octubre del año pasado cuando el mandatario empezó a considerar la idea de crear un Ministerio de la Comunicación y en noviembre mientras firmaba la Ley de Banca para el Desarrollo reconoció en una conferencia de prensa que el Gobierno tenía problemas de comunicación y estaba fallando en transmitirle ideas a la gente.
Carlos Roverssi, el último jerarca que ocupó esa cartera durante la administración Chinchilla, dijo que con el nuevo modelo de comunicación que tiene la ciudadanía se vuelve necesario crear un ministerio, que sea un enlace rápido para impedir tergiversaciones.
“Siempre hay decisiones que golpean, hay grupos que se sienten más golpeados y atacan, siempre hay sectores que creen que hay chorizo, aunque no lo haya, el titular de comunicación debe saber interpretar, en este gobierno quien se opuso desde el inicio a hacer el nombramiento fue Melvin (Jiménez) porque le quitaba poder”, sentenció Roverssi.
El desgaste y las presiones obligaron a Solís a hacer renunciar a su amigo, lugar que fue ocupado inmediatamente (menos de 24 horas) por el aún jerarca del Instituto Nacional de Seguros (INS).
SIN NOMBRES
A pesar de las reiteradas consultas, el Presidente ha evadido referirse a la persona que ocupará este puesto, aunque fuentes cercanas a DIARIO EXTRA afirman que será Bayardo Arce, exdipuado del PAC, para que asuma esa tarea.
Para Gallardo, Arce es como “un asesor en la sombra cuyo nombramiento tendría un costo político muy grande”.
La politóloga Calvo, por su parte, señaló el desempeño de Arce cuando fue legislador y llama la atención sobre la actitud beligerante y altamente controversial del exdiputado para plantear sus decisiones.
“Un ministro de Comunicación debe tener un perfil facilitador, a él no lo veo así, además el hecho que dejara el PAC y se cambiara al Movimiento Libertario se convierte en un elemento de descrédito”, manifestó.
