Editorial
A tocarse el corazón
El lamentable episodio sucedido en el Proyecto Goal con una niña que tenía ganas de conocer al portero nacional y del Real Madrid Keylor Navas es simplemente doloroso, penoso y otros calificativos que no podrían resumir la indignación de los costarricenses.
Lo peor de todo es que nos hace cuestionarnos por qué nos estamos volviendo tan duros de corazón, en especial con los más pequeños de los hogares que son quienes deberían ser chineados y amados para que en unos años sea esto mismo lo que le devuelvan a la humanidad.
No malas caras, enojos y regaños, que es lo que muchos reciben; no hay que ir muy lejos para darse cuenta de esto, tan solo salga a darse una vuelta por un mall o parque para ver la poca paciencia que les tienen algunos padres a sus hijos, que a veces andan a punta de pellizcos y gritos.
Lo ocurrido no se prestaba para el gran alboroto que se armó por parte de quien administra este lugar, que hizo una tormenta en una vaso de agua tan solo porque la pequeña pasó por el zacate en vez de transitar por una acera; lo peor es que si hoy vamos hasta ese sitio el césped está como si nada, el andar de la menor no produjo una hecatombe imposible de resolver.
¿Qué tiene esto de malo?, pues aún no lo hemos encontrado, en especial porque la niña no es cualquier chiquita sino una súper heroína que hace pocos meses superó una leucemia, que al año le roba la vida no solo a muchos pequeños sino a miles de personas adultas alrededor del mundo.
Además Sofía Escalante es un ser digno de admirar, ya que a pesar de su enfermedad siempre anda con una sonrisa, la cual no le niega a nadie y puede cambiar el día a quienes comparten con ella.
En especial si se piensa cómo muchas veces renegamos y nos agüevamos, como dicen los ticos, por mínimas cosas, pero esta valiente mujercita le pone el pecho a las balas y no baja la cabeza, más bien con todas las ganas sale adelante.
Pero esto no es todo. A sus 10 años tiene más consciencia y amor al prójimo que muchos adultos; ella más que nadie sabe por lo que pasan otros pacientes en el Hospital Nacional de Niños, por lo que hace un tiempo se puso la mano en el corazón y junto con su familia hizo pulseras que comercializó a través de las redes sociales.
Sin embargo, este acto no fue con el fin de recoger dinero para comprarse juguetes, ni ropa, ni mucho menos para irse de paseo, sino que toda la plata recaudada la usaron para comprar 5 monitores de signos vitales para este nosocomio, que la ha visto luchar contra la tediosa enfermedad.
Todos estos cuestionamientos los hacemos precisamente en un momento cuando deberíamos de estar poniéndonos con Dios y buscando el perdón por los actos que no están acordes con los designios del Señor.
Bien lo decía el papa Juan Pablo II, quien a menudo usaba la frase: “Dios se deja conquistar por el humilde y rechaza la arrogancia del orgulloso”, esto es precisamente lo que pasa con el pueblo costarricense y todo el apoyo que le están dando a la pequeña Sofía.
Aprovechemos estos días no solo para pasear e irnos de fiesta sino para vivir la Semana Santa como debe de ser, acerquémonos al Señor, dejemos de lado los resentimientos y lo más importante: perdonemos para ser perdonados.
Ninguno de nosotros en algún momento se portó mal e hizo cosas que no están dentro de los buenos caminos, lo importante es saber reconocerlo y arrepentirse.
Una manera de recordar el sacrificio que hizo Jesús al entregarse por nosotros es no consumir carne, pues empiezan los momentos de ayuno y abstinencia; sin embargo, si somos de los que piensan que esto no nos va a afectar, escojamos algo que realmente signifique una renuncia para demostrar que también trabajamos en pro de la salvación de nuestra alma.
Oremos mucho por nuestros semejantes y pidamos porque estos días que se aproximan sean de cambio para ellos, también de apertura en su corazón, pero sobre todo de muchas bendiciones.
Convirtamos nuestro corazón, dejemos de lado los resentimientos y vivamos en plenitud este periodo, busquemos el perdón de Dios por algunas de nuestras acciones que no han estado acorde con los mandamientos que desde pequeños nos han inculcado.
