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Opinión

¡Alerta! Bosques guapileños en peligro

Los bosques colindantes con los parques nacionales Irazú, Turrialba y Braulio Carrillo, con extensiones localizadas en jurisdicción del cantón de Pococí, están sufriendo un serio deterioro por la acción irresponsable de algunas personas que ingresan a cortar palmito.

Para quienes disfrutamos la práctica del senderismo nos gusta adentrarnos en estos bosques que cuentan con una intrincada red de trillos que permiten hacer recorridos desde los volcanes Irazú y Turrialba hasta Guápiles.

Son caminatas que se pueden realizar en uno o dos días, saliendo desde San Gerardo de Irazú o La Pastora de Turrialba hasta caer a los ríos Blanco o Elia, aunque también se pueden hacer en sentido inverso. 

Se trata de un trayecto que inicia a casi 3.300 metros de altura sobre una extensión de páramos para irse internando paulatinamente en un denso bosque primario donde difícilmente penetra el sol. 

Es una zona bastante húmeda, aún en pleno verano, en que el caminante no escapa de batir barro. 

Las jornadas requieren un importante esfuerzo físico, el cual se compensa con el disfrute pleno de la naturaleza. 

Entre las especies vegetales más comunes en la zona están el palmito y la súrtuba, muy apetecidos en la cocina costarricense, en especial durante la Semana Santa. 

Estas variedades silvestres son más codiciadas pues muchos aseguran que tienen mejor sabor que las provenientes de cultivos industrializados. 

Por ello, al acercarse la Semana Mayor muchos acostumbran incursionar en estas montañas para extraer las palmas de ambas variedades. 

Unos lo hacen para consumo familiar mientras otros van con afán de cortar una buena cantidad para la venta. 

Dicha práctica es prohibida pues cada palmito que se corta significa una palmera menos, las cuales han requerido más de veinte años para desarrollarse. 

Sin embargo, en cuestión de segundos los afilados machetes las hacen caer, dañando además la vegetación del entorno. 

El problema se ha agravado ya que en los últimos años se ha incrementado el ingreso de grupos para sustraer verdaderas cargas con fines comerciales, por lo que dejan “peladas” extensiones cada vez mayores.

Para quienes apreciamos la naturaleza en todo su esplendor, resulta chocante encontrarse de pronto con decenas de palmeras caídas, que sin duda significan una grave herida para estos bosques.

Más grave aún resulta el hecho que los grupos que ingresan a la montaña hacen campamentos donde quedan dispersos toda clase de objetos contaminantes, entre ellos botellas plásticas y de vidrio (muchas de licor), empaques, latas y en general material no biodegradable.

Aunque en ocasiones hemos realizado jornadas para recolectar este material contaminante, en la siguiente incursión vuelven a aparecer estos desechos a lo largo de los trillos.

Considero que las autoridades municipales y grupos ambientales del cantón deberían emprender alguna acción para proteger estos bosques que brindan aire puro y gran parte del agua que se consume en Pococí. 

Sería recomendable organizar brigadas de vigilancia y limpieza para detener estas acciones vandálicas antes que sea demasiado tarde. 

Principalmente acercándose la Semana Santa, las autoridades del Minae, Fuerza Pública y grupos de ambientalistas locales en conjunto con instituciones del cantón podrían conjuntar voluntades para proteger este recurso, ya que algunos ingresan hasta con caballos por el sector conocido como La Trocha, para transportar cargas cada vez mayores.

Precisamente en una reciente caminata por la zona nos topamos con un grupo de caballistas que pretendía cruzar hasta el Irazú, (lo cual por cierto no es posible por la estrechez de los trillos) causando un gran deterioro a los senderos por el peso y el herraje de los caballos, dichosamente no pudieron avanzar mucho y desistieron de la idea. 

Sin embargo, no sería extraño que lo intentaran de nuevo, tal como ocurrió hace algún tiempo con unos jinetes sancarleños que en plan de aventura se internaron al cerro Urán (en el Parque Nacional Chirripó) y con sierras abrieron paso para los animales en un verdadero atentado contra la montaña. 

No esperemos que esto suceda, es hora de proceder con las acciones preventivas necesarias para conservar este tesoro natural que con su verde manto cobija a gran parte del cantón de Pococí. 

Como bien reza la canción: “aún es tiempo de heredar al hombre del futuro, un sorbo de agua fresca, un manojo de esperanza...”

 

*Periodista

 

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Viernes 13 Marzo, 2015

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Lic. Ricardo Arias Martínez *

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