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Opinión

Acción individual y convivencia escolar

La acción individual y el compromiso personal no están desvinculados de los intereses colectivos. La educación desde edades tempranas debe preparar a la niñez a actuar en esferas colectivas que le permitan desarrollar de manera intensa el espíritu solidario y común con sus compañeros de clase y de convivencia escolar.


Tanto en la escuela como en la familia tiene que estar presente la fuerza de comunidad; la educación dada en ambos ambientes es parte del proceso de socialización donde se aprende a pensar, sentir y actuar en un continuo proceso de integración social; partiendo de una realidad individual, social y de acuerdo a un modo común, es que se adquieren normas para convivir con sus iguales en un ambiente social armónico.


El individualismo, el desmoronamiento social pueden afectar a la niñez y a la juventud si no encuentran respuestas adecuadas en la sociedad por medio de sus adultos significantes: padres, madres, docentes, orientadores y otros quienes son co-responsables de la construcción de la identidad y del ser persona.


La vinculación de lo individual se comprueba en la transmisión a lo social, y esto no se limita a la atmósfera escolar, sino a la vida misma de todo el grupo de actores involucrados en la formación y educación de infantes, adolescentes, y adultos jóvenes.


Es aquí donde el profesional de Orientación cumple un papel fundamental al enlazar la familia, sus hijos, sus afectos, sus relaciones individuales e interpersonales en la colectividad del entorno institucional.


Las personas llevan conductas y emociones aprendidas en la familia a los grupos y esperan repetir ahí las formas de relacionarse con sus otros para obtener, beneficio o maltrato conocidos, de ahí que existe co-responsabilidad en la formación individual para la convivencia grupal armoniosa, los adultos deben ser ejemplos multiplicadores de acciones y relaciones positivas.


Un grupo escolar en un aula conforma una comunidad interdependiente, no son una aglomeración de personas independientes, es en esa pequeña sociedad en la que se producen diversos fenómenos que se deben enfrentar, conciliar y resolver, y es de eso que se aprende a convivir.


Ese medio escolar se convierte en un eficaz apoyo en el que debe basarse la acción docente, aprovechar y saber discernir qué es utilizable de lo originado, para prevenir o combatir aspectos de la formación social de los miembros del aula.


Claro está que tener éxito y aprender a convivir en el mundo globalizado no es exclusivo y único para el estudiantado, el grupo de actores socioeducativos incluyendo a los orientadores precisan desarrollar las habilidades y el poder social que está en sí mismos, pues el cuidado de sí es su responsabilidad, para poder transmitir a sus educandos la convivencia solidaria.


Las instituciones educativas disponen de planes de acción preventivos y de atención que son ejecutados por equipos humanos con idoneidad para favorecer la formación de personas capaces de convivir adecuadamente, no obstante deben revisarse continuamente para combatir aquellas conductas negativas e impropias.


Frente a la convulsionada y compleja sociedad, la orientación contribuye en lo posible a exaltar virtudes, formar en valores y fortalecer acciones morales y conductas que conduzcan hacia una vida independiente, libre y pacífica en el seno de la comunidad de la que cada persona se siente incorporada.

 

*Vicepresidenta Colegio de Profesionales en Orientación

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Lunes 02 Marzo, 2015

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Por: Zoilarosa Vargas

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