Editorial
Lo importante es seguir educando
Lejos de si el INBioparque era un ente privado o público, lo que ninguno puede negar es que muchos de nosotros aprendimos acerca de la naturaleza y la conservación de las especies en este lugar.
Por este motivo toda la población costarricense ve con buenos ojos que finalmente decidieran no cerrarlo, así servirá para que las futuras generaciones también tengan la oportunidad de compartir con animales que no pueden mantener dentro de sus hogares.
Pero lo más importante es que tendrán la posibilidad de aprender acerca de la naturaleza, divirtiéndose e interactuando con toda la familia para que este sea un aprendizaje colectivo.
Lo que no sabemos es por qué las autoridades esperaron hasta el último minuto para tomar la decisión de no cerrar sus puertas y permitir que siga cumpliendo sus objetivos a cabalidad. Esto no debe resultar extraño porque los ticos dejamos todo para última hora.
Otra de las situaciones que no entendemos es por qué razón esperar hasta tener una manifestación preparada para decidir escuchar a la población. Estos cuestionamientos vienen a raíz de que la venta de este lugar no se produjo ayer.
Esta se llevó a cabo desde el gobierno anterior, por eso no entendemos por qué llegar al límite del tiempo para tomar la decisión que iba a permanecer abierto. Por eso después todo se hace a la carrera y en algunas ocasiones lastimosamente mal hecho.
Ojalá todo transcurra con normalidad y las autoridades no empiecen a tirarse la pelota unas a otras hasta que la situación se vuelva insostenible. A pesar de todos los meses que tuvieron, hasta ahora se les ocurrió contactar al director de este centro para que siga administrándolo.
Esperamos de corazón que las autoridades recuerden que la responsabilidad económica de seguir manteniendo este lugar en buen estado es de todos y no de un solo ministerio para que en unas semanas no empiecen a quitarse el tiro y poner de excusa que no tienen dinero.
Los salarios no se pagan solos, el mantenimiento no se hace por obra y gracia del Espíritu Santo y los animales que viven en este lugar no se alimentan de aire, por lo que todo esto requiere recursos que esperamos no empiecen a escasear con el paso de los días.
Ahora lo que corresponde es poner las cosas en orden, recordando que los papelitos hablan, por eso es necesario definir cuanto antes qué va a pasar con los empleados de este lugar, para de esta manera evitar que engruesen la lista de desempleados del país, que cuantos más pasan los días, más aumenta, sin que alguien aporte una solución.
Nos alegramos mucho también por los animales que no van a tener que abandonar su hogar y podrán permanecer en el INBio sin tener que ser trasladados a refugios con la esperanza de que lograran adaptarse.
Lo que ya no está en el inmueble de Santo Domingo de Heredia son las colecciones, las cuales fueron cedidas al Museo Nacional, donde esperamos que las cuiden y las aprovechen para fomentar el aprendizaje.
Estas incluyen plantas, hongos, líquenes, briófitos, insectos, arácnidos, miriápodos, láminas fijas, onicóforos, entre otros especímenes, recolectados a lo largo de 25 años.
Ahora queda en manos de todos nosotros que el INBioparque siga siendo un éxito, que quienes pelearon para que no lo cerraran lo sigan visitando porque el dinero de las entradas será un rubro importante entre los ingresos del lugar.
Ojalá las autoridades pongan las barbas en remojo y se muevan para que no pasen los tres meses que dieron y todo siga igual, pues la idea es darlo en concesión, pero este proceso no se hace solo.
