Cosas Veredes
Cuando alguien nos vigila
He aquí una columna rescatada de la ceveteca, como suelo hacer los sábados: ¿Se ha logrado comprobar si el ser humano puede percibir cuando alguien le observa detenidamente, aunque no lo esté viendo directamente?
No sé cuánto se ha estudiado ese fenómeno, pero sí es cierto que la gente tiene la capacidad de percibir cuando es observada fijamente, aunque no lo pueda “ver” en principio.
En realidad no es algo que implique alguna forma de percepción más allá de los sentidos.
Instintivamente, todos los mamíferos tienden a sentir como amenazante que otro individuo los mire fijamente. Por lo general, en estado salvaje, sólo te mira fijamente un depredador dispuesto a convertirte en presa, o un adversario que te está vigilando. El resto del tiempo, los mamíferos tendemos a no ver a nadie directamente.
Entonces, basta que la visión periférica (el rabillo del ojo) detecte de modo fugaz (a veces bastan centésimas de segundo) un par de ojos fijos en uno, para que uno se sienta amenazado… y ponga atención.
En cuanto a la capacidad de percibir si alguien nos mira cuando está nuestras espaldas, en eso ayuda el oído e incluso el olfato. Si bien esos sentidos no están muy desarrollados en nosotros, sí lo están lo suficiente como para detectar pequeñas alteraciones en el entorno, como por ejemplo el más leve movimiento (incluso estando “inmóvil” uno se mueve), y olores sutiles, sensaciones de las cuales uno no es consciente pero bastan para percibir, nuevamente, la amenaza de que alguien te está vigilando.
Pero quisiera permitirme presentar una idea que siempre he tenido al respecto. Todos hemos vivido esa sensación de que alguien se nos acerca sigilosamente por detrás, y justo cuando está cerca, aunque no nos haya tocado, literalmente la sentimos.
Si bien todo lo que he expuesto antes tendría que ver (la vemos aproximarse por el rabillo del ojo, inconscientemente la escuchamos y la olemos al acercarse) yo diría que algo tendría que ver el hecho de que todos producimos un campo eléctrico a nuestro alrededor (algo así como el aura, pero sin interpretaciones místicas), que se altera cuando entra en contacto con el campo eléctrico de otra persona. Podría ser.
